LOS ÁNGELES CAÍDOS [Mi poema]
José Corredor-Matheos [Poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

No me pidas que mire hacia otro lado,
ni incites a taparme los oídos,
ni quieras que aunque sean desconocidos
me olvide de pensar que, acongojado,
no sufra por los ángeles caídos.

No me pidas que sea complaciente
con quien sangre no lleva en las entrañas,
que blanden en el aire sus guadañas
y lanzan sin dudar sobre la gente
plagados sus ojos de telarañas.

No me pidan, les ruego no me pidan,
que sea ni pacato ni indulgente
con aguas putrefactas de esa fuente
que del arte de amor siempre se olvidan
y lanzan la piedad por la pendiente.

Que vine a condenar aquí las penas
que causan a inocentes, mal nacidos,
no puedo soportar más los ladridos
de esos perros rabiosos y de hienas
y menos sus malditos alaridos.

Y hoy me siento indigente, desvalido,
¡líbrame ya señor de esta condena!
pues no puedo entender por qué haya sido
por qué todo en el mundo está podrido,
quiero huir de París. Tirarme al Sena.
©donaciano bueno.

Al escribir estos versos estoy pensando en el último atentado en la Sala Bataclan, París, en los que matan en nombre de Dios, los que lo hacen por placer, en los sensibles insensibles, en los que se apiadan ante el sufrimiento de un animal y hacen la vista gorda al ser humano, en los fariseos, en los presos de sus obsesiones, en los que se creen predestinados, superiores, en los prepotentes, en los que odian, que desprecian, que van dejando cadáveres por el camino, sátrapas, malajes, pendencieros, de lágrima floja pero de corazón de piedra, egoístas de salón, en los que no tienen cerebro o, si lo tienen, está lleno de gusanos, y, en definitiva, de los que vienen a este mundo a joder a los demás. (Incluyo aquí a políticos de medio pelo, a falsos predicadores que lo hacen a beneficio de inventario)

MI POETA SUGERIDO:  José Corredor-Matheos

De Ahora mismo (1953)

Los pájaros ya vuelven
con la ceniza en las alas,
pero el aire te oculta,
sin abrazos ni cárceles.
Te endureces de pronto
como una torre sola
en la quietud del campo.
Y escuchas en silencio
una voz sin sonido
que rueda por la arena,
como señal o nombre
o puñado de sombras
donde se acabe el tiempo.

De Poema para un nuevo libro (1960-61)

Ya comienza a llover.
Llega, por mi ventana
el secreto mensaje
de la lluvia.
Demasiadas promesas
para morir ahora.

– – –

Qué maravilla
la de haber nacido.
Qué maravilla, sí:
haber nacido ciegos.

– – –

Esta noche, velemos.
Realidad o sueño,
todo vale, esta noche.
La mano está segura.
El alma tiembla.

******

Meditemos ahora
en torno a este silencio:
nuestra callada patria.

– – –
Amigos:
esta vida
nos oculta algo.

De Libro provisional (1961-64):

Algo no se resigna
a morir como todo.
Ahora estás a mi lado.
Contemplas: ¿qué contemplas?
Algo no se resigna
a vivir como todo.

De Pequeña anábasis (1962-1964):

MONTSERRAT

Con esta paz
¿se olvida lo que importa?
Se oye crecer la hierba,
si se afina el oído.
Algo, acaso olvidado,
vuelve a crecer también
y a echar raíces.
Sólo una voz se oye.
Todo olvida su nombre.
Un árbol habla.

– – –

Cuando encuentre el silencio
y la palabra
callaré para siempre.
(Quizás entonces hable
lo que hoy calla)
He de callar,
si encuentro una palabra
que baste no decir.

– – –

Voy a marcharme
lejos.
Algo
ya ha madurado.
Voy a marcharme
lejos:
donde se cumplan
todas las promesas.

De La patria que buscábamos (1965-1971):

Todo está solo,
y todo no está solo.
Todo está muerto,
y todo no está muerto,
Todo está lejos,
todo, si lo toco.
Todo perdido, todo,
si lo encuentro.

– – –

Yo me vuelvo a mi verso
Y dejo este triste
campo sin nada, yermo,
las espigas sin grano,
estos ríos sin agua,
palabras sin sentido.
Vuelvo al trabajo solo
del huerto solitario
poblado de cizaña,
con los dos pies hundidos
y las manos vacías.

– – –
Pasan trigos;
luego un hombre.
¿Hacia dónde?

De Ahora mismo (1953)

Los pájaros ya vuelven
con la ceniza en las alas,
pero el aire te oculta,
sin abrazos ni cárceles.
Te endureces de pronto
como una torre sola
en la quietud del campo.
Y escuchas en silencio
una voz sin sonido
que rueda por la arena,
como señal o nombre
o puñado de sombras
donde se acabe el tiempo.

De Poema para un nuevo libro (1960-61)

Ya comienza a llover.
Llega, por mi ventana
el secreto mensaje
de la lluvia.
Demasiadas promesas
para morir ahora.

– – –

Qué maravilla
la de haber nacido.
Qué maravilla, sí:
haber nacido ciegos.

– – –

Esta noche, velemos.
Realidad o sueño,
todo vale, esta noche.
La mano está segura.
El alma tiembla.

– – –

Meditemos ahora
en torno a este silencio:
nuestra callada patria.

– – –
Amigos:
esta vida
nos oculta algo.

De Libro provisional (1961-64):

Algo no se resigna
a morir como todo.
Ahora estás a mi lado.
Contemplas: ¿qué contemplas?
Algo no se resigna
a vivir como todo.

De Pequeña anábasis (1962-1964):

MONTSERRAT

Con esta paz
¿se olvida lo que importa?
Se oye crecer la hierba,
si se afina el oído.
Algo, acaso olvidado,
vuelve a crecer también
y a echar raíces.
Sólo una voz se oye.
Todo olvida su nombre.
Un árbol habla.

– – –

Cuando encuentre el silencio
y la palabra
callaré para siempre.
(Quizás entonces hable
lo que hoy calla)
He de callar,
si encuentro una palabra
que baste no decir.

– – –

Voy a marcharme
lejos.
Algo
ya ha madurado.
Voy a marcharme
lejos:
donde se cumplan
todas las promesas.

De La patria que buscábamos (1965-1971):

Todo está solo,
y todo no está solo.
Todo está muerto,
y todo no está muerto,
Todo está lejos,
todo, si lo toco.
Todo perdido, todo,
si lo encuentro.

– – –

Yo me vuelvo a mi verso
Y dejo este triste
campo sin nada, yermo,
las espigas sin grano,
estos ríos sin agua,
palabras sin sentido.
Vuelvo al trabajo solo
del huerto solitario
poblado de cizaña,
con los dos pies hundidos
y las manos vacías.

– – –
Pasan trigos;
luego un hombre.
¿Hacia dónde?

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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