A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
LA CASA DE LA ABUELA [Mi poema]
María José Marrodán Gironés [Poeta sugerido]
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MI POEMA ...de medio pelo
La casa de la abuela ya está en venta
pues ella imaginaba y se moría.
No digan que marchara muy contenta.
La casa huele a sal y a la pimienta
la misma que en su aspecto desprendía.
Con ella se marcharon los abrazos,
las risas, cuchufletas y los mimos,
los tiempos tan alegres que vivimos
las trampas, las peleas, los codazos
de todos los sobrinos y los primos.
La abuela iba pintando en las paredes
las pugnas y sudores de ese sueño
que tuvo que pagar, los sinsabores,
consciente que las obras son amores
luchando sin morir en el empeño.
La casa de la abuela hoy fallecida
reprocha a la familia el menosprecio,
previendo habrá un cartel poniendo el precio
a aquella su ilusión que fue en la vida,
y al gratis recibir no hacer aprecio.
La casa, hay que decir que ella murió,
exacto el mismo día que la abuela.
Pues raudo la sacaron de la hijuela
partiendo lo que alguno les pagó
llegándola a enterrar junto a la esquela.
©donaciano bueno.
El esfuerzo de una vida dilapidado en un segundo... Share on X
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: María José Marrodán Gironés
Azul
como el cielo que queremos nos acoja.
Como el corazon inflamado de amistad.
Como el cabello de Elsa
sl cruzar el ecuador de la vida.
Como la mirada admirada de un niño.
Como ese banco invitando
a ejercer el derecho
a un tedio vanidoso.
Como el paisaje de una ilusión.
Como tus manos en mi cintura.
Como tu nombre en mi boca.
Azul.
ÁNGELES y DEMONIOS
En el fondo de ti hay un ángel que te guarda
y un demonio que te empuja.
Pretendes desterrar el lado oscuro
y aseveras quedarte en el correcto.
Lo afirmas al errar como el mayor de los valientes
o al perder la fortuna de tu nombre.
Pero entonces te sorprendes al saber
que todo demonio conoce el paraíso
y en cada ángel habita
un ascua del infierno.
SIGNOS DE EXCLAMACIÓN
Hoy llegue tarde al trabajo,
también ayer y antes de ayer.
Lo hice sin premeditación,
pero fue alevosa
la forma en que escribí
los puntos suspensivos de los besos
y todas las interrogaciones
y esos signos de exclamación que son
tu boca bordeando mi cintura.
mis labios en tu piel.
EN VOZ BAJA
Que nadie alce la voz con sus riquezas,
no muestre en público su dicha,
no se vanaglorie del sosiego, que,
entre rayo y rayo, le conceden los dioses.
La calma es un bien muy susceptible,
y la vida un reloj que anda atrasando
los segundos del reposo.
Por eso conviene que a la hora de hablar,
de ondear por bandera la alegría,
de sonreír en voz alta,
de sacar pecho ante la gloria,
o la esperanza, el amor,
lo hagamos en voz baja y a hurtadillas,
mientras el día no vigila nuestro exceso,
mientras la vida especula en otra frente.
ECLIPSE DE UN POEMA
Ocurre que el tiempo se detiene en una sombra
y obliga al intruso a vagar por ella, a vivir en ella,
a permanecer en sus entrañas.
Entonces sucede que la luz se traslada
de segundo y de mañana, de continente,
de planeta, de miradas, y, somos
un verso apócrifo, una materia
impenitente en medio de la casa
en que vivimos, del sueño que tenemos,
de aquella infancia lejana,
de ese futuro por llegar.
Ocurre que el tiempo de detiene en una sombra
y sólo somos el eclipse de un poema.
LAS FRACTURAS DE LA VIDA
Del mismo modo que el mercurio al derramarse
de su cáliz se rompe en mil pedazos,
y, cada uno,
se vuelve a dividir bajo la huella,
febril, de nuestros dedos, así son
las fracturas de la vida.
Componerlo luego es cosa inútil,
reunir las gotas, agrupar fragmentos,
para después …difícil…
reencontrarnos con aquel utensilio,
—aquellos brazos, sonrisa, circunstancia—
que un gesto antes estaba incorrupto,
impecable. Ahora es un puzzle, un mosaico
que irremediablemente perdió la lozanía,
su entidad, su magia, su futuro.
SI OLVIDA LA MEMORIA SU LUGAR
A quienes perdieron su nombre en la memoria transida de sus seres queridos.
No es por la tristeza, amor,
ni por el trazo gris que pone el sol sobre los sueños,
ni porque arranque el viento la esperanza,
ni porque se hacen yermos ciertos territorios
como el de los días y el de las promesas.
No es por la tristeza, amor,
No son las gaviotas del olvido,
ni las alamedas de la duda,
ni por la lluvia derramada en una sílaba,
ni por la cosecha recogida e inválida
de un agosto cualquiera en el granero.
Ni porque sufran las olas mal de amores,
ni porque esté cada vez más lejano el horizonte.
Es, amor, porque la playa no trajo los nombres
y al ocaso le va faltando cielo
y unas manos mueren sobre un escritorio
y aquella mujer que tanto conocimos
y que tan bien nos conocía,
a la que tanto amamos en las cuatro letras
de su maternal nombre,
apagó las luces y cerró la casa
y regresó febril a sus infancias.
Es, amor, porque cerraron
de pronto el paraíso.