A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
Solo poesía
Yo vengo de otros tiempos donde al niño
los padres le enseñaban el respeto,
a todos dando muestras de cariño
que incluso era mal visto hacer un guiño
y luego el esconderse tras de un seto.
Ya sé. Que te conozco. Eres la envidia.
No puedes disfrazarte ni ocultarlo.
Se nota por tu rictus al jurarlo,
rodeado como estás siempre de insidia
y no podrás negarlo.
Me dicen que soy viejo,
de arriba abajo miran,
la cara es el espejo
y el rictus el reflejo
de los que a nada aspiran.
Conviene recordar, si es que el recuerdo
aflora sin desprecio a la memoria,
seguir dándole vueltas a la noria,
sin agua, el ejercicio será lerdo
cuando acceder se aspire hasta la gloria.
Matar para comer, no es de recibo,
matar para comer, qué mal ejemplo,
matar para comer a otro ser vivo
haciendo previamente sea cautivo
no puede benecirse en ningún templo.
Una tarde cuando el sol se pierde en la lejanía
yo cruzaba la Gran Vía de Madrid, con mi galbana
a cuestas, y mi alegría, mi presencia casquivana,
cartuchos en mi canana, de ojeo en la travesía.
Por qué hoy yo me pregunto, por qué tu te preguntas,
si vienen todas juntas me han de tocar a mi,
si nunca di motivos y hoy hieres y me apuntas
con tantas marabuntas, con tanto frenesí.
Hay veces, amigos míos,
que a esa hora de comprar
debiéramos descartar
los señuelos que hay baldíos.
Sólo tratan de llenar
Discutir y algo endeble defender,
y atacar sin que exista un argumento
es morir sin dudar en el intento,
más valiera decir hasta más ver,
se lo ha llevado el viento.
La torre de la iglesia, las campanas,
desnudas de cintura para abajo,
no pueden presumir ya de badajo,
parece de tocar no tengan ganas
al ver que el cura aflige cabizbajo.
Clamé al cielo y no me oyó
Líbrame de este calvario
¿Por qué no me escuchas, dios,
o de mi te has olvidado?
Lo sé, siempre lo supe a pie juntillas
que existen los fantasmas,
mi madre me ponía cataplasmas,
las cosas son más lindas si sencillas,
el ruido a veces hace maravillas,
si no te abrigas bien pues que te pasmas.
Hubo una vez que quise huir del mundo
yo era joven, tenía veinte años,
mi isla no encontré. Y mis redaños
sufrieron por aquel hedor profundo
del agua putrefacta de unos caños.
Cual mago que se extrae de la chistera
un verso que él escribe cada día,
un texto que se exprime en su mollera,
un tema, una falacia, una quimera
un tren que descarrila en otra vía.
Hola, yo soy Donaciano, y tú?
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