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OBSESOS [Mi poema]
Claudia Capel [Poeta sugerido]

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MI POEMA... de medio pelo

 

No me gustan, lo siento, me disgustan
la personas que sufren obsesiones
e intentan trasladarles sus pulsiones
a quienes de sus platos no degustan.

Las hay de todos tipos y tamaños,
políticas, sociales, religiosas,
buscando de inventar distintas fosas
recurriendo para ello a los amaños.

Neuróticos, su cielo obnubilado,
de propios sus delirios, son posesos,
-intentan convencerte dando besos-
y hacerte ver el sol si está nublado.

Dedican sus esfuerzos, sus ideas,
sus manos a meter en tus bolsillos
haciéndole un encaje de bolillos,
cuidando y con sigilo no les veas.

Y es a eso que dedicarán su vida
y es con esa misma obsesión que mueren,
ni siquiera conocen lo que quieren,
perdidos al final de la partida.

¿Y a partir de ahora qué? El burro muerto,
las reliquias irán a un relicario,
los huesos pudrirán en un osario
o a abonar las patatas de algún huerto.
©donaciano bueno.

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Comentario del autor sobre el poema: El problema de los neuróticos o aquellas personas que sufren obsesiones es que tratan de trasladárselas a los demás existiendo un riesgo de contagio.

MI POETA SUGERIDO:  Claudia Capel

Hacer una casa

Hacer una casa
cada mañana
y sostenerla
como si estuvieras
en el aire.

Cuando aparece una flor
en mitad de un sueño
puede que alguien
quiera perfumar tu corazón

puede ser un deseo
que abraza la existencia
de los pétalos
o un amor que se planta
en lo profundo de la noche
para que no te lo pierdas.

TRES POEMAS DE «CORAZÓN Y MALETAS»

I.
Hace varias vidas que me preparo
para conocerte

cuando era gitana ya sabía
cuánto iba a quererte
y mientras pintaba en Roma
mezclaba colores
pensando en tu boca

en mis tiempos de sultana
andaba por la arena
soñando con tu espada
porque ya tenías
el arma que más me gustaría

cuando vendía cántaros de piedra
guardaba agua para lavarte el pelo
recuerdo
que robaba humo en los mercados
para dibujarte en el espejo

te espío hace miles de años
y en varios idiomas
incluso algunos que no existen
salvo en el libro para leerte
palabras de amor

antes de ser yo fui muchas otras
pero nunca dejé de quererte

ni cuando conquistaba tierras celestes
alrededor del mar
ni cuando bailaba sardanas en el Ampurdán
para conseguir monedas
que usaría para visitarte
ni siquiera
cuando morí la última vez
y no llegaste

antes era sabia del té
en una isla de limón
ahora soy poeta
quizás ya lo sepas
y te escribo tan enamorada
como en la primera vida
no sé cuántas me quedan
ni cuáles faltan todavía
pero siempre supe que te encontraría
en el camino
cuando el corazón quiera.

II
De costumbres y velas
está hecho el amor

cuando es tiempo de besos
en la cama hay fiesta

más difícil es el corazón

no sale de noche
prefiere poner nombres
en sus hielos con ron
y beberlos como si tuvieran piernas.

Hay un secreto
que no conocemos
entre la manera de andar
y los sentimientos.

III
Desde la punta del cielo
hasta la almohada
entre velas y vinos
invisible y real
color espejo
larga
–en años y metros–
redonda, quizás alunada
alrededor del mar
cuando la arena
donde el viento
más allá
al norte de los sueños
entre árbol y pájaro
semilla arriba
estrella abajo
a la izquierda de la verdad
secreto adentro
ancha
–en gramos y distancias–
al azar
desde el centro del agua
hasta este verso

vive mi soledad.

UN PETIT SOLDAT (ENNEIGÉ)

Pour V.

No puede ser casualidad este frío que atrapa los cristales y los precipita a la acera, pretendiendo ser restos de Guernica nevados.
Dicen que Paname Paname es melliza de Siberia en enero.
Yo te sospecho aterido a -9 grados, rodeado de brezos, los que el jardinero del cementerio olvidó adecentar.
Así es mejor,
un cuadro casi ruinoso,
sólo la luna llena otorga cierta alegría al Père-Lachaise, cuando entra, silenciosa,
por la Rue de la Roquette.

Esta ventisca que retuerce los cuellos, me recuerda a ti. A ti, muchachito que nunca conocí.
No quisiera entrevistas con
il Da Vinci
il Buonarrotti
il Medicis
il Caravaggio
il Palladio
il Brunelleschi,
erotomaníacos de su imagen devuelta en el espejo.

Hoy, 9 de enero, te requiero una conversación o unas risas encabalgadas de jazz viejo, apretujados entre mantas de mohair en el Café de la Paix o en uno de Ópera,
como dos bocartes arrastrados por las corrientes de este mar asfaltado de verdeles argénteos y fantasmas arracimados en torno a sus fallas.
El aguanieve me vuelve parisina. Tu sangre, ay de ese Rh derramado, te vuelve gato.

Adéntrate en mi materia gris,
quiero recordarte, bambino, que amo tu filosofía vital: hay más cosas aparte del amor, decías.
Nuestros cuerpos piden guerra.
A falta de batallas, hay que unirse a la contracorriente,
abandonar la infertilidad de las cañerías que desaguan y enloquecen a otros,
burgueses de los cafés, visones que comen rímel de ojos Caudalie.
Y a los amores. Hay que enloquecer a los amores.

No te crucificaste por nadie, te inmolaste por ti…
¿Y si no hubieras dado el salto, mon cher?
¿Y si hubieses partido hacia Marsella un enero para llegar a la vida soñada en vez de precipitarte al mármol imbécil de la eternidad?
¿Y si hubieras seguido recordando la belleza del Palazzo Ducale borrando que un día fue prisión?
Principe di canali, te me acercas con tu levita negra de Saint Laurent y un clavel rojo tras la oreja.
Sonríes, deliciosamente rubio y joven,
voluptuoso, a pesar de tu anatomía delgada y de tu carita pálida.

No es casualidad que me envíes ríos helados a modo de abrazos,
que desees la insonoridad de la melancolía antes que el ruido de los patios de vecinos.
Te abrigo con visón,
soldadito de plomo,
bardo de Napoleón,
aquí tenés mecheros para que arrases todo a tu paso y vociferen, a pulmón lleno:
¡Por aquí pasó el veneciano!
Orden policial contra tus aires moscovitas
y ese cuerpo escondido en el laberinto de Carcassonne.

Y, sin embargo, unas olas del mar inmóviles son el techo de tu perenne horizontalidad.
Te acompaño a Lutetia,
y recubro esa tumba con un edredón nórdico, dulce, con avefrías…
Para que se acurruquen sobre ti.

Aquí está, mi pertinente postal de un gato para que escribas con tu letra farragosa el diario del muerto más bello, otro año más,
mi tremendo, tremendo, exquisito rebelle.

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MI POETA INVITADO:  Juan Carlos de Sancho

Imagínate a este violinista

interpretando a Mendelshon
en el limonar de Arico
La noche ha huido como un sueño de Narihira
¿Qué andas buscando?
¿Por qué tanta urgencia?
Llamo a Mahler para pedirle
una explicación razonada
pero cuando más lanzado ibas
el violín comenzó a flotar en la neblina
¡Cuantas vibraciones en ese pliegue!
¿Cómo es el mundo dentro de esa música lejana?
No hay batallas reconocibles
pero alguien llora con lástima abajo
y su alma confundida y exhausta
vaga por estos territorios
del infinito limonar
El violinista parece un enfermo abatido
¿Y si apareciera en el limón su lágrima?
¡Oh, este mundo romántico y expirado
pero que acaricia sin cesar las puertas
del Jardín de Epicuro !
Nosotros, los violinistas de Arico
y estos vientos de otoño.

¡ Neumónides, anda

dile a Nacubodonosor si
la empaladiza está preparada
Está por llegar el Príncipe del Caos
y su prole de hermeneúticos
Traza el sol su llamarada vainilla
el camino centellea a su paso
Los caballos galopan sobre el
dibujo que la nube propone
Trae una Idea, Neumónides
una idea del tamaño de un elefante
el relámpago de una experiencia única
y apasionante
Restituiremos con precisión la Geometría
El Infante nos prefiere desprevenidos
y que el acontecimiento se produzca
con músicos africanos y pavor
¡Neumónides, despliega tus alas !
Aquí, en Palacio
amamos los desequilibrios
las divertidas invenciones de los poetas
desconectados de las circunstancias
¡Bien, dales paso pues !
¡Que sea bienvenido el invisible ingenio!
¡ Neumónides ! ¡Neumónides!
¡Todo lo que nos hemos perdido!

Artajerjes, tú que reinas desde Arta

la verdad y la rectitud
ignora las partes y ve directo al Volumen
La poesía de estos tiempos sombríos
tendrá que abrirse a tus invenciones,
nos alejaremos de las imposiciones y los credos
En este precipicio sin fin
fundaremos el Extravío Estelar
Nuestras providencias
aportarán luz a estos dibujos
que nadie consiguió descifrar
¡Oh Artajerjes
alimentemos con sus fulgurantes llamas
el arte del escultor medieval
la danza del eunuco
No tenemos que saber tanto
Saint-Saëns decía que la música
es solo un masa blanda
que podemos estirar, concentrar
¿Entiendes a lo que acabo de referirme?
Artajerjes, produzcamos
un nuevo signo inspirado
Este árbol esperando tu aurora, la verdad
y el acaecimiento de la nueva vía
Anroart Ediciones

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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