NO SÉ POR QUÉ SERÁ [Mi poema]
Manuel Fernández Sanz [Poeta sugerido]
Manuel Fernández Sanz [Poeta sugerido]
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Una muestra de sus poemas
Carmen Verde Arocha
MI POEMA… de medio pelo |
No sé por qué será, nunca lo supe, Y hay días en que empiezo de mal genio, Creyendo que hasta el cielo se ha nublado, me muevo en la galbana y la pereza Deseo conciliarme con mis sueños Bendigo la indolencia y la desidia |
MI POETA SUGERIDO: Manuel Fernández Sanz
La churrera
Encaramada en la acera,
dando está diente con diente
la churrera.
¡Con cuánta frescura miente
su pregón de: calentitos!
La delatan los mitones;
encubren a diez curritos
de un guiñol de sabañones.
Canción para dormir un pie
A la nana, nanita, nana.
Duérmete chiquirritín
dentro de tu calcetín:
que es de lana.
El niño y las ranas
Al pasar junto a la charca
el niño me preguntaba:
-¿Qué son las ranas?
-Pues, mira niño, las ranas…
-¿Y por qué cantan?
-Pues, mira niño, las ranas…
-¿Y por qué saltan?
-Pues, mira niño, las ranas…
-¿Y por qué nadan?
¡Y no tuve más remedio
que tirar el niño al agua!
Semana Santa
Jueves Santo,
Viernes Santo:
duelo y llanto.
Tanta aflicción es de espanto;
no sé ni cómo la aguanto,
ni soporto ni resisto,
ver al Hombre, ver a Cristo
tragar hiel ¡está tan visto!
Y en filas indias, detrás
y delante, nazarenos,
nazarenos,
nazarenos,
unos diez mil, indio más
indio menos;
el interminable lote,
por docena un iscariote,
de agudos de capirote;
y el impenitente brote
de unicornios,
de bicornios,
de tricornios;
la teoría del cuerno
rogándole al Padre Eterno
que nos libre del Infierno.
Y el blandón, el cirio, el hacha,
y el hacha, el cirio, el blandón,
y suma y sigue la racha,
y, ¡toma!, más procesión,
y otro paso y otro envite
y el asunto se repite,
si no hay lluvia que lo evite,
hasta que Dios resucite.
Y, ¡qué tonos!,
la semana está de monos.
Y, va que arde, de cera
litúrgica, la carrera;
la de Cristo, nos espera:
muchos,
muchos,
muchos,
muchos
¡¡cucuruchos!!
Silva, Grillera Y Cigarral De Manolito El Pollero- Los versos de Cordelia
Bodegón
Portada tinta de almagre,
tufo a bazofia y vinagre: bodegón;
fondo bajo
de cocina
donde el ajo
predomina.
Saquemos a colación
los bodrios que de acicate
nos muestra su escaparate.
sobre los desaguisados,
un cabrito y un lechón
se orean ajusticiados.
hay restos en pepitoria,
del Gallo de la Pasión
que esté en Gloria;
secándose, en los peroles,
aguantan ollas y días,
el pisto, los caracoles,
los callos y las judías;
a pesar del salmorejo
y las zurras con tomillo,
no se le borra el gustillo
domiciliario al conejo;
la fritanga de livianos
toma tintes albazanos
la paella
cobra del tiempo que pasa
dejando pátina y huella
solideces de argamasa;
menguantes, las pescadillas
cumplen, espinoso, un mes
mordiéndose en la cazuela.
El tarro de las guindillas
brama turbio en portugués
y asusta a la clientela;
y entre moscas y mosquitos,
se descuajaringa un queso
y se diluye un melón…
Divergentemente escritos
con blanco de España espeso,
a modo de colofón,
dos renglones
advierten al comensal:
“Se sirven medias raciones,
desde un real”.
MI POETA INVITADO: Carmen Verde Arocha
La risa del río
El río inicia su danza después de la risa
Justo antes de que llegue la tristeza a los ojos
Tanto que pensamos Mar abierto
Todo destella
Tú me abrazas fuerte en el fuego
—Vamos poco a poco
Tú lo has dicho Yo lo dije
Los dos reímos
Miramos el bucare
Nuestras bocas recogen las semillas
Tú seduces con tus miedos
Me obligas a cerrar mi voz
—Ven que te abrazo —Piensas
—Ya estoy adentro —Repites una y otra vez
La cosecha de la tierra
está por salir
Te dejo temblando con olor a limón
Amén a todo.
Cielo inacabado
Un paño blanco
se extiende o se enrolla según aparezca el deseo
El cielo justo a mi lado
Figura transparente
Cuenta despacito los dedos de mis pies
Oigo tu respiración
El desgaste de las fieras del bosque
desborda mi voz mis manos mi rostro húmedo
Un cielo inacabado viene por nosotros dos
Pinta los cuerpos de bronce
Nos deja brillantes con pudor a mirarnos
Lo inacabado del cielo
el deseo de amarte
y no amar al mismo tiempo
está cuando nos miramos a los ojos y llueve
Llueve toda la noche sin darnos tiempo a cubrirnos
Con derecho sólo a sentir frío
El agua tal vez nos ayude a terminar
el pedazo de cielo que falta
Canto para un cocodrilo
Por un atajo el deseo se transforma
Tú vienes hacia mí
como un tren sobre el mar
con un íntimo sagrado anhelo
Me dueles
Cocodrilo
Los árboles por doquier
nuestras manos recogen
flores de manzanilla
Nos sentamos juntos a mirar el bucare
Aprieto los labios
Te escucho muda
Cocodrilo
acaricias los rizos de mi cabeza
los disimulo bien al peinarme
Llueve detrás del mar
La tierra
sigue abriendo mi boca
Por eso llueve.