HE EXTRAIDO DEL TINTERO [Mi poema]
Boris Elkin [Poeta sugerido]
Boris Elkin [Poeta sugerido]
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MI POEMA …de medio pelo |
He extraído del tintero este poema Le he tendido a orear y le he secado Nadie puede pensar que es traicionero |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Boris Elkin
DE CARNE SOMOS
¿Echala a m´hija
porque viene a llenarnos de vergüenaza
tráindonos de regalo ese nietito
sin que naides supiera?
¡Vaya un pecao más grande!
¿Qué la gente ha de ráirse de nosotros?
¡Pacencia!
Y al final, ¿qué cara… ncho saben ellos
pa venir a meterse en casa ajena?
Mi hija es mi hija,
y su tata no la echa puerta ajuera
porque compriende bien que esa disgracia
le puede suceder a mas güena.
Las leyes de la vida están escritas
dende que vino Adán y Eva,
y es al ñudo que el hombre escriba otras
pa marcar el camino´e la decencia.
Tuitos somos de carne
y nos corre igual sangre por las venas.
Y…-perdonándome la comparancia-
también nos parecemos a las betias…
¿Ellas? Se juntan como Dios manda.
¿Nosotros? Po´el civil o por la Iglesia…
Pero puestos a mirar las cosas
no se alcanza a notar la diferencia,
ya que al final del cuento nos risulta
que se han juntao… un macho… y una hembra.
¿Qué culpa tuvo m´hija
si no pudo paliar contra esa juerza?
Pa mejor, comenzaron sus amores
cuando dentró a puntear la primavera
-que jue pal tiempo que cortó el cabestro
el malacara pa seguir las yeguas-.
Cuando el toro rompió los alambraos
y al trotecito se nos jué la perra…
¿Echala a m´hija
porque viene a llenarnos de vergüenza
tráindonos ese nieto de regalo
sin que naides supiera?
¡Valla un pecao más grande
lo de cumplir con lo que Dios ordena
y criar el hijo
en vez de malparir sin que la vena!
EL COBARDE
Un muchachón de manos engrilladas;
un comisario «bravo» y un alcalde
que, sabiéndolo al mozo, bien seguro,
le escupen su desprecio «pa que hable».
-Lo mataste a traición, seguramente…
Y el mozo le contesta: -Sepa, alcalde,
que los hombres nacidos en mi tierra
muy poco matan de traición a naides.
-Sin embargo-interrumpe el comisario-,
nunca matan de frente los cobardes.
-¿Y cuándo esa fama, comisario?
-Te la ganaste bien aquella tarde
qu’el finao te insultó delante é todos
y vos, como faldero, te achicastes.
-Aquello jue otra cosa, comisario;
me achiqué con razón, no por cobarde.
Aquella tarde me allegué hasta el pueblo
pa buscarle rimedios a mi madre,
que había quedao solita, allá en el rancho,
quemándose de fiebre sobre el catre.
Si me achiqué, señor, no jue de miedo.
Jue su voz que me gritó:»¡Párate!»…
Es muy fiero, señor, pa quien ya siente
que la muerte comienza a aproximarse,
encontrar que no hay naides en el mundo
que le empreste un poquito de coraje,
sin tener quien le rece un padrenuestro,
ni tener quien le pida un «Dios te salve».
Pero ayer me cobré. Mi mamá ha muerto;
y ya sin su cariño que me ate,
m’encaminé pal pueblo, bien seguro
de no encontrar branquera que me pare.
Estaba en el boliche el «hombre guapo»
hablando de bravura, de coraje…,
«que a los hombres los reta como a chicos…»,
«que no encuentra varón que se le cuadre…».
Por eso, al dentrar yo, ni m’hizo caso,
y con desprecio comenzaba a ráirse
cuando mi zurda le cruzó la cara
pa evitar el decirle: «¡Acomódate!»
Sacó el facón y me vino al humo.
La carrera conmigo l’era fácil…,
y el hombre, entusiasmao siguramente,
tiró un hachazo…, se quedó pagando…,
buscando sitio pa poder dentrarme,
y sonzo juera yo de no cobrarme.
-¿Tenés más que agregar?
-Sí, comisario:
¡qué no güelva a tratarme de cobarde
sin soltarme una mano, por lo menos…,
por si tiene antojo de probarme!
CHARQUEANDO.
Para aquellos que no sepan
qué quiere decir «charqueando»,
aclaro que es el recurso
pobre, de algunos paisanos
que se meten de jinetes
siendo flojitos pal basto.
Y apenitas el bagual
se agacha y pega dos saltos
pierden toda su apostura,
quedan desacomodados
y se agarran al apero
para evitar el porrazo.
Y a mi me pasa lo mismo;
pensaba anotarme un tanto
creyendo que domar versos
no es cosa que dé trabajo.
Y ya metido en el baile,
no se extrañen si me aguanto,
ya «que no ha nacido el potro
que me revuelque en el pasto».
(Disimulen, aparceros;
no digan que voy charqueando.)
CONTESTANDO.
¿Por que me empeño en escribir en «gaucho»
en lugar de escribir versos modernos,
y me aferro al pasado con las fuerzas
con que el ombú enraíza en el terreno?
¿Que por que me empeño en escribir en gaucho?.
Ha de ser, yo calculo, porque tengo
esta paisana voz para mis cantos
y este pobre decir para mis versos.
Y ha de ser por capricho del destino
que me quiso elegir como instrumento,
sin probar la apagada resonancia
que se encierra en la caja de mi pecho.
Pero voy a cantar, mientras me quede
una nota en la voz, vida y aliento
para avivar las brasas recubiertas
por la ceniza que acumula el tiempo
y el olvido que ponen los ingratos
sobre el pasado que quisieran muerto.
Honrar la tradición no es una forma
de escribir para nuestro lucimiento:
es poner devoción en cada estrofa;
es vivir venerando los recuerdos;
es sentir emoción límpida y serena
frente a la estampa de un paisano viejo,
y es querer el retoño que aparece
junto a las ráices de su noble abuelo.
Sentir la tradición, es asomarse
a ese pozo de luz de nuestro acervo
y reiniciar la marcha hacia el futuro
sin olvidar lo que quedó atrás nuestro.
Si un país sin tradición es como un rancho
que se derrumba, falto de cimientos,
¿como es posible, entonces, que sus hijos
no den su apoyo para sostenerlo?
Yo cumplo mi deber de esta manera:
¡escribo en «gaucho» porque así lo siento,
y hay treinta años de camino y surco
que me enseñaron a querer lo nuestro!
EL AGÜELO
¿Qué le vamos a hacer?
Me basuriaron, áura que voy pa’viejo;
a la edá que a los hombres no les hace
vivir un año más o un año menos
y no es cuestión de andarle mezquinando
a los ojales, cuando sobra cuero.
Risulta qu’esta tarde,
cuando volvía contento, de un arreo,
sentí que unas chirolas m’estorbaban
y llegué al boliche’Del Recreo’
-no diré pa’tomar, porque no tomo-,
pero m’hija, usté sabe, soy agüelo,
y no quise venirme pa’las casas
sin tráirle golosinas a mi nieto.
Dentré y pedí, sin reparar en naides:
‘Me da unos caramelos;
treinta de aquellos que parecen guindas
y veinte d’esos…’
De una mesa de truco medio al fondo
sentí que se me rieron,
y una voz que conozco hasta dormido,
porqu’es aquella que mintió tan fiero,
me revolvió la entraña preguntando:
‘-¿Así que son pal’nieto?’
Y me volvió a cargar:
‘-Y la Ramona
sigue linda, nomás?Le dá recuerdos,
y digale que espere sentadita
si cré que yo vi a dir al casamiento’.
Yo tuve tentación de atropellarlo
y matarlo a lo perro;
ya que ni ansina pagaría la cuenta
que te quedó debiendo de hace tiempo.
Pero pensé que te dejaba sola,
qu’eras muy poco pa’cuidarlo al nieto,
y juntando valor pa’ser cobarde,
dejé que piensen que le tuve miedo
y agarré los paquetes y me vine.
¡Nieto! Venga pa’cá:
¡sus caramelos!
EL OVERO.
Degollalo, Cipriano, degollalo;
ya el matungo no tiene más rimedio:
hace dos o tres días qu’está cáido
y es inútil buscarle un aliveo.
-Anoche al acostarme, yo pensaba
en eso mesmo que m’estás diciendo,
y esta mañana preparé la daga
pa despenar pa siempre al pobre overo;
pero,¿sabe, mi vieja, lo que pasa?.
Me alcanzó a conocer a veinte metros,
y levantando un poco la cabeza
m’hizo un relincho corto, dend’el suelo.
Me arrimé pa matarlo,
y vide en sus cansados ojos negros
yo no sé que mirada tan extraña
que me tembló la daga entre los dedos
y me puse a pensar:¡que diría
al saber que soy yo que lo degüello!
‘¿Es ansí cómo pagan los cristianos
dispués que uno está cáido y está viejo?’
‘Este es un bien pa vos-quise esplicarle-.
Sentirás un dolor cuando entre el fierro;
pero dispués verás, cuando la sangre
dentre a chorriar y a coloriarte el pecho,
te sentirás liviano como en antes
y todo ese dolor se te irá yendo…’
¡Y sacando coraje, ni sé di’ande!,
con una mano le tantié el pescuezo,
y cuando estaba a punto ‘e degollarlo
me maniaron la mano los ricuerdos.
Recularon los años de mi vida
y m’entraron a arriar los pensamientos
pa los tiempos aquellos que denguno
me prestó más servicios que’l overo.
Yo tenía pa’quel tiempo veinte años
y él sería un potrillo ‘e tres y medio…
cuando una vez por cosas…
por sonseras que cuasi ni me acuerdo,
le pegué unos hachazos en el tuso
al comesario mesmo.
Y tuve que juír. Mi suerte estaba
puesta en las patas de mi parejero,
y pa ganar el monte
vadeó los ríos, jinetió los cerros,
y si de un galope no cruzó los Andes
jué porque nunca le pedí ese esjuerzo.
Dispués, cuando unos ojos
que no sé si eran brujos o hechiceros
m’enredaron pa siempre y armé’l rancho
`pa tener en mi rancho ¡dos luceros!,
mi overo puso el anca pa’llevarte;
…y como pa dir al cura estaba lejos…
hizo la vez de cura, de padrino
y jué testigo ‘e nuestro casamiento.
Después de algunos años,
cuando el gurisito cayó enfermo,
¿quién se galopió las doce leguas
que hay estendidas dende aquí hast’al pueblo,
y quién se galopió las otras doce
pa venir hasta aquí con los rimedios?.
Por eso, no me animo a degollarlo;
dejalo al pobre overo
¡que se muera solito allá en el bajo,
que yo perdí el coraje hasta pa verlo!
MI CHALA.
No sé si es cosa `e mandinga
o es un regalo del cielo;
algunos dicen qu’es malo;
pa mí se me hace qu’es güeno…
Ricién me dijo el dotor
qu’esta fatiga que tengo
es por culpa del tabaco
qu’está minándome el pecho,
¡y me ordenó que lo deje
si quiero salvar el cuero!
Pero dejar el tabaco
áura que ya voy pa viejo
y no tengo en que afirmarme
pa tironear los recuerdos…
¿dejar el tabaco dijo?
¡Si es cosa que ni pienso!
Hacen años, muchos años,
yo trabajaba ‘e boyero
cuando prendí el primer chala
pa quemar mi aburrimiento.
¡Qué lindo se ivan las horas,
que pronto volaba el tiempo
y qué hombre me sentí
con el chala entre los dedos!
Cuando mi madre se jué
sin tiempo pa darme un beso,
¡quién otro sino mi chala
me acompañó al sentimiento
y se quemó sin renuncios
con tal de darme consuelo!
Más tarde,cuando el amor
dentró a golpear en mi pecho
ese amor qu’es vida y muerte,
qu’es triunfo y renuncianiento
y que nos mata de a poco
porque se vive muriendo,
¡si habré domado impaciencias
pitando como murciélago!
Y al fin,¿pa qué?: pa que un día
barriera todo el pampero…
Ella no tuvo reparos
en aventarme los sueños.
Cuando esa tarde me dijo
que no perdiera más tiempo
y supe que otro varón
se había ganado su aprecio,
¡menos mal que tuve el chala
que supo darme un consejo
y m’entretuvo la mano
que andaba tanteando el fierro!
Dispués cambié de querencia;
me dijo :»Hacete resero.
Nada hay mejor que el camino
pa quien no tiene un afecto».
¡Las noches que habré pasado
tendido sobre el apero
sin mas estrellas que el chala
parpadeando en el silencio!
Más tarde,cuando la vida
m’enredó entre los puebleros
y entré a borroniar cuartillas
pa darle forma al ricuerdo,
¡quien otro sino mi chala,
me ayudó a escribir los versos!
¿dejarlo,porqu’el dotor
me vino con ese cuento
de qu’el tabaco hace mal
y está minándome el pecho?
¡Deje nomás que me mate!
¡Si por él estoy viviendo!
F. García Lorca, Poeta en Nueva York.
Vuelta de paseo
Asesinado por el cielo.
Entre las formas que van hacia la sierpe
y las formas que buscan el cristal,
dejaré crecer mis cabellos.Con el árbol de muñones que no canta
y el niño con el blanco rostro de huevo.Con los animalitos de cabeza rota
y el agua harapienta de los pies secos.Con todo lo que tiene cansancio sordomudo
y mariposa ahogada en el tintero.Tropezando con mi rostro distinto de cada día.
¡Asesinado por el cielo!