A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
AVISO A NAVEGANTES [Mi poema]
Luciana Jazmín Coronado [Poeta sugerido]
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MI POEMA...de medio pelo |
Aviso a navegantes. La mirada Mirar o ver el sol que se ilumina, Malditas dioptrías. Su cerebro Nadie sabe por qué cuando uno mira |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Luciana Jazmín Coronado
REZO
Invoca la pureza antigua.
Acepta que no puedes permanecer.
No te arranques
de tu yo, de tu último rezo.
Mira a tu planeta suelto en el oleaje, mira
la piedra del mundo envuelta en la desmemoria.
Junta a los santos, pídeles
que pronuncien los nombres sobre las cunas.
Haz de tus ojos alguaciles de oro, observa
las palabras
hasta pulverizar la verdad.
Para entrar en la fe
debes ser un retazo cosido en movimiento,
un lunar
en un desierto de carne fría.
Deja que los frutos crezcan a la misma hora.
Primero serán detalles, luego caerán todos juntos:
se abrirán, como limbos, sobre los azulejos.
(Los hijos imperfectos, inédito)
SOLO PIDE ALGÚN DESEO
¿Esta es la Tierra que piensa prosperar
entre vida y muerte
como una flor negra y blanca
pausada en la historia?
Los orfebres de este mundo han fracasado.
Los ancestros se han deshecho en semillas sin origen.
Camino
donde el lenguaje se acurruca en pozos para prohibirse
y las bocas quedan pegadas como resinas en un álbum.
Es posible recuperar la belleza.
Taparemos a los caídos
con velos de hojas enormes,
seremos luciérnagas en una noche de guerra,
y recogeremos la humanidad
como una pluma blanca.
No es necesario hacer nada,
solo pide algún deseo
y posaremos una mano en tu cabeza.
Entonces crecerá una selva de flores
expuesta a la noche
como un experimento
llevado por los ángeles.
(Los hijos imperfectos, inédito)
ESTRELLAS DE LA TIERRA
La vida se esconde bajo la arena
y en los árboles quebradizos
se amarra el origen.
Tienes los ojos ensombrecidos de mar,
los ojos de la tierra húmeda,
del color de la fuerza.
El trueno vendrá,
o vendrá el viento y arrastrará el calor,
llegará el agua, se dice, algún día.
No sabes dónde ir
pero ves una madre
en las estrellas que nacen en la noche
como piedras limpias.
Durante la espera suben los pájaros,
los antiguos y los recién llegados.
Te cuentan que las cuevas de roca
se humedecen con la sequía
y preparan lágrimas
para los muertos del futuro.
No sabes dónde ir
pero el viento, al final, llegará.
Cuando tus ojos sean ya de barro,
estrellas de la tierra.
(Los hijos imperfectos, inédito)
SOY LA ALQUIMISTA
cuando me abandona
papá muere
luego revive
es una flor nocturna
se le alargan los pétalos
como billetes gruesos
y me abraza
dejándome la sombra
a papá lo mato y lo revivo
soy su alquimista
papá tiene que morir en el viento
ya hice varias mutaciones
de un resto logro una joya
papá debe morir ser piedra dejar de ser pantera
no a los ojos felinos no a la astucia
papá ya no es porque de tanto mentir
fue árbol le cosieron la boca
(Catacumbas, Valparaíso Ediciones, 2016)
MI MADRE EN LA COCINA
mi madre teje una fe
cada día en la cocina
hurgando en los libros
la respuesta
de lo que deja de ser
sus arrugas son preciosas
pero ella las tapa;
yo siento que son destellos
de los años demorados
en cuidarme
las horas dedicadas
a enseñarme a decir
espero a mi madre que teje una fe
una pava silba permanente
el día se hace noche
y ella sigue entre los libros
abstraída como las lunas inmóviles
de su camisón
luego de medianoche
sigue sin comer
hace un esfuerzo por hervir zapallitos
mientras imagina
un piloto que la cubra
de todo lo que se viene
puedo tenderle una mano
explicarle que todo está bien,
que año tras año
me fue dejando
un sótano de estrellas
(Catacumbas, Valparaíso Ediciones, 2016)
DIÁLOGO
—¿Qué hacés?
—Quiero entregar mi cuerpo.
—¿A quién?
—A un punto de la noche.
—¿Y pedirás deseos?
—No.
—Ahora estás estupefacta, sin cara.
—Tengo frío de mí.
—¿Y qué es lo que queda?
—Quedo yo
incorpórea
elemental como el vértigo.
—¿Y qué harás después?
—Seré otra cosa.
(Catacumbas, Valparaíso Ediciones, 2016)
QUIÉN
¿Quién está desesperado?
¿Quién deja morir el paisaje
y arrima el sol
hacia la hora donde no se dice
ni se contempla
el temblor del sitio donde nacimos?
¿Quién pide deseos
sobre el hoyo olvidado
en las alcancías del mar?
¿Quién abraza el castigo
de partir sin volver,
de un viento que ya no estremece
ningún pétalo?