EL ÚLTIMO TORO [Mi poema]
Elías Cedeño [Poeta sugerido]
Elías Cedeño [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Cuando tu alma se encuentra atormentada Cuando ya el mundo para ti no exista Apúntate el primero en esa lista Y aunque veas minarte el deterioro |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Elías Cedeño
AUTORRETRATO
¿Vez aquel hombre pálido, enigmático
que ambula y monologa sin cesar,
sombrío, melancólico y apático
que pasa y saluda sin mirar?…
¿Que medita, que sueña, que interroga
a la tierra, al espacio, al más allá
y aguarda de una pálida galaxia,
la respuesta que nunca llegará?…
¿Ves aquel hombre?… ¡Bien….! No le preguntes
de dónde viene, para donde va,
ni trates de saber cuál es su nombre
pues, de seguro, el mismo ignorará.
Quién es y lo que ansia…
Su historia hace siglos que olvidé
y ese tipo enigmático y huraño,
herido del dolor y el desengaño…
ese tipo, soy yo!
Manabí
Tierra hermosa de mis sueños,
donde vi la luz primera,
donde ardió la inmensa hoguera
de mi ardiente frenesí
de tus plácidas comarcas,
de tus puentes y boscajes,
de tus vívidos paisajes
no me olvido, Manabí.
Tierra hermosa de mis ansias,
de mis goces y placeres,
el pencil de las mujeres
más hermosas que hay en ti
por la gracia de tus hijos,
por tus valles, por tus montes,
por tus amplios horizontes
te recuerdo, Manabí.
Son tus ríos dos espejos
de tus carmenes risueños
que retratan halagüeños
al espléndido turquí
de tú cielo en esas tardes
en que el sol es una pira,
mientras la brisa suspira
en tus frondas, Manabí.
Tierra bella cual ninguna,
cual ninguna hospitalaria,
para el alma solitaria,
para el yermo corazón.
Vivir lejos ya no puedo
de tus mágicas riberas,
Manabí de mis quimeras,
Manabí de mi ilusión.
Sombras de ponchos
Bailes de campos, farras alegres
a pampa rasa bajo el aduar
de los compadres de la comarca
bajo la lumbre crepuscular.
Cielo de estío lleno de estrellas,
música triste del acordeón,
rumor de copas y de botellas
entre un cigarro y una canción.
Rudo montubio que nunca engañas
porque es muy franco tu proceder,
como los ceibos de tus montañas
firme en el odio y en el querer.
Potros cerriles, ebrios jinetes,
a la cintura largo puñal,
ponchos que ondulan sobre la espalda…
¡Montubio hermano del litoral!
Mira cual cruzan vertiginosos
de nuestros cielos bajo el turquí,
esos jinetes de la bravura;
¡son los montubios de Manabí!
Yo seré bueno
Con honda angustia mi pasado evoco
que de recuerdos tuyos está lleno
cuando a tu lado musitaba loco
tan solo por ti siempre seré bueno.
Poblaste mi existencia solitaria
de blancas flores, de ilusión, de arrullo
y tú en su centro como una plegaria,
¡ay cuántas veces me llamaste tuyo.
Después la ausencia con su garra fría
vertió en mi pecho su letal veneno,
besando su retrato te decía:
tan sólo por ti yo seré más bueno.
No te desprecio porque te maldigo
que esclavo soy de tu recuerdo ameno…
y en mis tristes noches musitando sigo:
tan sólo por ti siempre seré bueno.
A Simón Bolívar
Bolívar: es tu nombre como un hado sagrado
que emerge del pasado
y ennoblece las páginas de la asombrosa historia…
tus bélicas hazañas y tus virtudes bellas
fulguran sobre el dombo rojizo de la Gloria
escritas con la tinta azul de las estrellas!
A la voz detonante de la férrea metralla
resonando en los campos de heroicas batallas
acaso le sea dado tus luchas proclamar
los hombres no merecen relatar tus grandezas
cuando hace tantos siglos que entonan tus proezas
las gigantescas liras del indomable mar!
¿Para qué monumentos de mármoles mezquinos
que eternicen tu nombre cuando te da el destino
el níveo Chimborazo para tu pedestal?…
¿para qué monumentos cuando en junio yo creo
que aún suenan los clarines y vuela en San Mateo
con su inflamado parque Ricaurte el inmortal?
¡Libertador! Los siglos pasarán fatigados
y en los grandes abismos del tiempo se hundirán;
pero mientras existan los pueblos libertados
por tu espada y tu genio en sus almas grabados,
con amor y respeto tus triunfos se hallaran!
Envío al lector
En estas pobres páginas
de sentidos poemas de canciones,
está la historia de mi vida impresa,
mi anhelo, mi nostalgia , mi tristeza…
la muerte de mis locas ilusiones.
El amor presentido…
el placer ensoñado…
la multitud de siglos que he vivido
en este mundo irreal que he transitado.
Versos guarda este libro que atesoran
el delicado aroma de la infancia …
y otros do Venus con pasión sonríe
y amorosa deslíe
de sus hechizos la inmortal fragancia.
Hay además, cantos de auroras,
de albas mañanas seductoras,
de un siempre bello atardecer…
como jirones de añoranzas ,
de ensoñaciones y esperanzas
que ya jamás han de volver.
Y,… ¿a quién deberé ofrendarlos,
si no a aquellos que han bebido
en la copa del olvido decepciones?..
A ellos vayan pues, mis cantos
como un manojo de flores
formado con los fervores,
los solaces, los quebrantos
de quien ha soñado tanto
en imposibles amores.