DUDA EXISTENCIAL [Mi poema] Benjamín Chávez [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Estoy aquí, sentado en mi terraza El río caudaloso ahora baja Soy caminante ciego, cojo y mudo, Ya sólo a mi me queda un estornudo, |
La duda, ese óxido que nos corroe por dentro.
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Benjamín Chávez
La espera
En la terraza de la vieja casa
el abuelo seca sus huesos al sol.
La radio
relatando un partido de fútbol
da cuenta de las palabras
que le vieron crecer.
Piel de serpiente en plena muda
el idioma se descascara
cada tarde
cada muerte.
En la terraza de la vieja casa
el abuelo seca sus huesos al sol.
La radio
relatando un partido de fútbol
da cuenta de las palabras
que le vieron crecer.
Piel de serpiente en plena muda
el idioma se descascara
cada tarde
cada muerte.
Ondas en el estanque
eso, sólo eso
mi universo.
Una piedra arrojada
de la vida.
Tortuga
Contemplo el paso de las horas
sin ferocidad ni resignación.
Las vidas de los hombres
—perdidas o no—
me tienen sin cuidado.
El planeta se apoya en mi espalda,
mi lentitud es un premio.
Llaman otra vez a la puerta
y en la luz azul del televisor
sigo a la deriva.
No, hoy no estoy para nadie
para mí mismo
no estoy.
Como una tallada imagen de culto profano
atesoro ofrendas a mis costados.
Conmigo quedan selladas las quietudes.
Así, por ejemplo:
¿significa algo esta esfera jugosa
o es sólo otra inútil fruta
en la bandeja del harto?
La débil música de las suaves cosas
En la alta noche
la débil música de las suaves cosas.
Mientras el sueño consuma la quietud
las torres callan
los motivos de su altura.
Cada instante se estremece
y lo quedo nos habla con una voz más íntima.
No son las cosas que no tendremos nunca
son las que están
las que estuvieron por siempre / calladas
y hoy
complicidad contenida
nos susurran
una familiaridad irresuelta.
Muchacha dormida en la mesa de un bar
Ella es una estatua de hielo caliente
tiene alas de seda petrificada
y es una estatua de hielo caliente.
Su aliento es un abismo elevado
y los puentes tendidos flotan a la deriva
en una danza de cuerpos impalpables.
Polvo de azúcar es lo que respira
y ese aire torrencial de diminutos cristales afilados
sostiene su perfil, las torres infinitas
el caer de las piedras al agua
como corchos de champaña.
Ríos turquesa acicalan los vientos
y las hojas se arremolinan
bajo su vuelo de niña distraída.
En un reino así
una rendija de escarcha
convida
la mirada conmovida de los otros.
La niebla no existe
el frío es un capricho de la niñez
y el cielo
bordado a mano sobre la tierra
se ensucia
se lava
y se seca.