YO SOY LO QUE HE AMADO [Mi poema]
Francisco Domínguez Charro [Poeta sugerido]
Francisco Domínguez Charro [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
No digo que esté bien o que esté mal, Que quieras despreciarme, me da igual, No soy conservador, pues yo al progreso ¿Verdades o mentiras? Yo en la duda Desprecio al que presume de extremista ¿Respeto? en el respeto hay que educar |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Francisco Domínguez Charro
Epitafio de Francisco Domínguez Charro
Con 33 años
suma de la vida,
subió al cielo tocando fondo
en el Higuamo, el poeta
Francisco Domínguez Charro.
Cristo le sirvió de inspiración,
y Moreno Jimenes su profeta.
Su obra breve,
entre altos relámpagos
fluye, un arcoiris
taciturno.
VIEJO NEGRO DEL PUERTO
Viejo negro del puerto,
hace mucho que vengo mirando
la oscura silueta de tu cuerpo manso,
deslizarse, en silencio, en las noches,
del muelle a lo largo;
por recintos cargados de sombra
con tu fardo de penas a espaldas,
yo te he visto escrutando, a lo lejos,
algún raro misterio
perdido en lo alto…
y te he visto, sumiso,
responder al reclamo,
-de ese grito silente de tu alma-;
cuando aspiras el humo en tu pipa
en profundas y lentas bocanadas…
Y te he visto, también,
deshilar el fulgor
de tus ojos noctámbulos
por las aguas plateadas…
¡Viejo negro del puerto!
Esta noche de niebla es propicia
al rito mudo de tu fervor atávico;
prende tu pipa fuerte,
embriágate de trópico
sumérgete en ti mismo
y apura tu nostalgia…
Escancia la tortura de tu alma
en un festín inmóvil con tus ansias:
Insúflate en la nada,
penetra los abismos insondables,
fija la indescriptible quietud
de tu mirada,
y acorta la jornada redentora
de tu retorno al África…
Viejo negro del puerto,
retorna en el espíritu
a tu selva sagrada.
Embárcate en la leve piragua imaginaria
de tu inconsciente mártir,
-y llora inconsolable-
que en esta noche lánguida
sólo un millón de estrellas
verán correr tus lágrimas…
Viejo negro olvidado;
beodo iluso de agonías nocturnales;
yo he visto: muchas veces, tu herida destilando
llamaradas intensas de fugas ilusorias
y tus pupilas mansas
se han teñido de selva
en actitud fantástica…
¡Viejo negro del puerto!
¿qué deseo te taladra?
¿Qué mística idolátrica
penetra tus entrañas
que, inmóvil como estatua,
te embriagas de fulgor
de mis estrellas lánguidas…?
Inútilmente sueñas
con tu retorno al África.
Si pudieras tejer con tus brazos
un pedazo de jungla flotante
y dejarte arrastrar por los mares…
o tejer con clarores de luna
un velamen muy blanco y extraño
y dejarte impulsar por el aire:
-¡Qué aventura tan grande!
¡Viejo negro del puerto!:
¡Quisiera consolarte!
Oda de ayer y siempre al Río Higuamo
Saludo, compañero de infancia!
Hoy como ayer y siempre vengo lleno de
ausencia
a dialogar contigo:
Solemne rito profundo
el de tu lento llanto metálico y fecundo!
Hoy, frente a las agujas
de la tarde encendida,
hay una pena dura de siglos,
y en tus olas vencidas de crisoles
ardidos, hay un crujir terráqueo
de inconformes latidos.
ESTE PUERTO!:
Puerto lleno de cruces y de penas,
enconado de espinas y miserias
para la lucha antigua del obrero:
Donde cada intención que me nace
es una cuna:
que nace, que agoniza y permanece.
Puerto!
Yo sé que tú comprendes mi viejo renacer
alucinado de quillas y de estelas
yo sé;
yo sé que tú me entiendes.
Viejo negro del puerto!
Viejo negro del puerto!
Esta noche de niebla es propicia
al rito mudo de su fervor atávico;
prende tu pipa fuerte,
embriágate de trópico,
sumérgete en ti mismo
y apura tu nostalgia…
Escancia la tortura de tu alma
en un festín inmóvil con tus ansias:
Insúflate en la nada,
penetra los abismos insondables,
fija la indescriptible quietud
de tu mirada,
y acorta la jornada redentora
de tu retorno al África…
ESTE ESCULTOR DE YUGOS
Pero la caña dulce que hoy prospera
en los campos para los extranjeros,
será para el nativo sólo un amargo
símbolo de muerte!
Y la herida lineal y geométrica
que va abriendo la rueda en los carriles
de la senda esquilmada,
será un terrible garabato prieto
sobre la desolada tierra triste!
Y esa será mañana
la ruta abandonada de tu alegría trigueña,
pobre escultor de yugos!
Y esa será tu tierra triste y trágica!