QUIZÁS MEJOR NO HAYA GOBIERNO [Mi poema]
Enrique Casaravilla Lemos [Poeta sugerido]
Enrique Casaravilla Lemos [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Estos pueblos no tienen quien los paren, Que la inercia es un hecho muy patente, Quizás sea mejor no haya gobierno Basta ya de disputas y peleas Dicen ellos que vienen a servir servir Pareciera que son predestinados |
Va a hacer ya para seis meses que llevamos sin gobierno y el país sigue funcionando solamente interrumpido por los ruidos mediáticos que hacen aquellos que luchan por hacerse con el sillón.
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Enrique Casaravilla Lemos
Versos terrenos
Me llaman
a su gracia pálida
las bodas del cielo.
-Pero yo amo la Tierra.
Me llaman las altas estrellas.
-Pero las mujeres cubren con una roja llama, toda la tierra…!
Me llaman las altas tinieblas!…
-Pero yo amo las cabelleras
de las plantas,
que las más sensuales, y felices, me recuerdan
de las mujeres de la tierra!
Me llaman desde las alturas de las estrellas
llantos
de vagos labios
perdidos….
-¡Pero yo amo la tierra!
Tiempo de separación
T e amo en amor que antes no he sentido…!
E stoy a tu servicio dulcemente.
A donde vayas me tendrás contigo.
M e dan tus asperezas honda pena.
O bserva las tormentas de mi duelo;
M ¡entras pasan las horas, largas, lentas!…
U n hombre es un camino solitario;
C on su elegida, dos caminos juntos;
H aciendo ambos más corto el viaje largo.
O los tristes cansancios menos duros.
Separación
Moríase mi Padre; ¡se iba!
Y yo exploraba
sus ya lejanos ojos…
Más hondo: ¡no se ve,
no se siente! Sonaba la verdad. Se juntaba
a la sombra, y mi alma se nublaba, sin fe.
Sus días eran tantos, que lo cubrieron de años.
Su vida? era la vida -con sus ingratitudes
y con sus buenos ángeles!
… Acaso algunos daños
le hicimos con el ruido de nuestras inquietudes
Poco sabremos, nada…
Terminaba, caía
a lo hondo: Yo deseaba ver algo! más.., no vi.
¿Descendía al silencio? ¿A lo alto subía?…
En este suelo el roble se acaba. Y todo calla;
y las fuerzas se van perdida la batalla.
¿Cómo quedar, si en este lugar es todo así..?
Miseria de las quintas
Aquel pasado, enhébrase en los huesos;
lo que era llama y rayos
ahora el ánima hiela.
¡Cuando éramos pequeños y corríamos
juntos con alboroto sin fin delicia loca,
entre las horas tiernas …!
-cuando brillaban fuentes limpias llenas
y de rosales altos, hoy anémicos,
cálido olor en pétalos caía.
¡Donde estarán ay! tantos camaradas
primeros, de estas Quintas
que sólo ahora reflejan recuerdos!:
¡los más altos de ellos no están, oh árboles!
¡Algo que habla hay aún y algo suspira
hablando de sus juegos, de sus padres!…
-Rumores, tristezas; rota
estatua mira en las quintas,
calma fría que apena…-
¡Han desaparecido
como aquellas
sonoras
horas!
En lo oscuro de la senda
¿El más allá?… ¿La otra vida?…
Una hoja helada voló
golpeando, al bajar, mi carne,
y desde su nada habló:
vanidad, pena de todo,
perdición, frío …!
¿Qué dios,
cuál dios, cruel, deshojador,
con el peso de una espada
y el sigilo de una hoz
me la envió, mientras temblaba
mi cuerpo en viejo pavor,
en lo oscuro de la senda,
sin una gruta de amor?
El patio extraño
Yo tengo el patio solitario
de densa piedra no mirada…
Que en él desciendan los demonios…
Ni una flor – vaga vejez; sin nada…
(arde un planeta contra un pilar!)
Liso y abierto -sin sombrero-
que habituar sepa a los demonios
que surgen bajo el firmamento.
Dicha de lo pequeño
Dulcemente colmada, una planta, las tiene:
flores azules, flores doradas, sonrojadas,
… igual que cual la risa sobre una boca ríe!
Una niña danzando con la aurora… a ella viene
Ante la simple planta, yo he pensado – ¡acortadas
mis ansias!- ; cómo en ella la flor vive, y sonríe!…
y cómo, en pobre polvo, me dan sus seres finos
las flores!, tan acá… tan allá.., columpiadas,
que el destino no toca sus pétalos divinos.
Y olvidada sobre ellas, detengo mi alma, al ver
tanta sonrisa y tanta simpleza resignadas.
¡Copia tan nimia dicha, -ya han dicho mis destinos!…
Más ¡ay!, mi loca vida soñaba florecer
la tierra y le fue poco lo pequeño del mundo
que sencillas le daban. las cosas, al nacer!
Creíase gran árbol, loco en crear fecundo,
teniendo a los desiertos para reverdecer
vuelto gigante selva.., en su espacio profundo
y sin voz. Y ha ignorado a esas flores sin ansias
grandes, que en una taza exigua, al parecer,
ríen como si el mundo llenaran sus fragancias!…