EL MUNDO EN QUE HABITAMOS [Mi poema]
Francisco Bejarano [Poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

El mundo en que nosotros habitamos,
con mares y con ríos y afluentes,
con hombres que aparentan diferentes,
el mismo que no cabe en nuestras manos,

buscando va que aquí nadie se entienda*
con ritos y con dioses variopintos,*
con leyes y sistemas muy distintos
metidos siempre hurgando en la contienda,

hablando sin parar de libertades,
marcando el territorio con barreras,
brindando por sus modos y maneras,
aireando y proclamando sus verdades.

Que el mismo es un completo carajal,
do campan a sus anchas las pasiones,
y hay unos predicando dan lecciones
y hay otros van haciendo el animal.

Pues todo lo dirime el bien y el mal
inmersos como están en esta lucha,
y en medio de los dos está la hucha
quien sale vencedor. Punto final.
©donaciano bueno

El #dinero, el #Dios de los humanos? Share on X

*7000 idiomas
*4200 religiones, ¿dioses? ni se sabe.

MI POETA SUGERIDO: Francisco Bejarano

ARIA DE BRAVURA

Yo no quise la turbia
soledad de los versos,
sino la vida clara
sin reflejarla en ellos.

Conocer las desdichas
por los libros ajenos
en la plaza y el retiro
de mis días benévolos.

No pude. Aparecía
un pájaro siniestro
y yo le hacía frente
con las armas que tengo.
Las tardes, 1988.

UN JUEGO PELIGROSO

Para curarme de melancolía
escribí versos: no sirvió de nada.
Quien sufre de nostalgia se acomoda
a convivir con ella y no la vence
aunque mienta inventándose la vida.

Perdí la juventud por desdeñoso,
despilfarré mi paz para ser sabio
y malgasté mi ingenio en lides vanas.
Mas nada conseguí, sólo el espejo
que guarda y que sostiene mi demonio.

Me lo acerca cruel de madrugada.
Me despierta de un sueño en el que un niño
ríe en su eternidad despreocupado.
«Mira, pues me llamaste, hasta qué extremos
de soledades te llevó tu orgullo».
El regreso, 2002.

ME DICEN QUE NO ESCRIBO VERSOS. CREEN…

Me dicen que no escribo versos. Creen
que abandonado por la Poesía
en las noches estériles persigo
un fantasma que es una sombra mía.

¿Quién se atreve al dolor de hablar con alguien
si es uno mismo, tras la luna fría
de un espejo pulido al que se asoma
la imagen fiel de la melancolía?

Toda la soledad de la existencia
con los versos entró en mi casa un día.
Siempre que pude le cerré las puertas
a una visita que me malhería.
El regreso, 2002.

VIDA RETIRADA

Nada tengo para vosotros, nada.
¿Estos versos, quizá? No son ya míos
y no se puede dar lo que no es propio.
Qué son los versos sino la manera
de engañarnos a solas, de decirnos
que fuimos inmortales como dioses
en un reino guardado en la memoria.

No quise escribir versos porque oigo
en cada uno el nombre de una lágrima,
el nombre de una pérdida, el sonido
de una voz que deseo, como un eco
que juega con nosotros y responde
desde lejos, desde el lugar contrario
donde estuve seguro de encontrarla.

Pero una tarde me dejaron solo
con el dolor oscuro de una herida
que no podía restañar. No estaba
visible en parte alguna de mi carne,
pero sé dónde están las cicatrices:
en estos versos sin deseo escritos
en suaves palabras que no curan.
El regreso, 2002.

Historia verdadera

Cuando yo era pequeño y no me daba
cuenta, desde mi entorno concebía
la paz como aquel campo de viñedos
que era todo mi reino y mi horizonte;
entendía la vida como aquella
vereda que tomábamos los niños
para asistir a clase en las heladas
mañanas del invierno.

Cuando yo era pequeño, ya morían
palomas solitarias en el campo,
ya estabam preparadas por entonces
todas las cosas para hacerme triste.
Y comencé a escribir poemas al ocaso,
a un amor que jamás besó mi frente,
y me inventaba alondras donde sólo
hubo tedio y borrasca.

Era el hondo silencio una pregunta:
¿por qué ha de ser así, para que tanto
me cueste la subida y me convierta
más árida la tierra adolescente?

Ahora sé cuánto pesa aquel silencio
porque me hace mendigo de palabras,
de unas manos que nunca se vislumbran
cálidas en las mías
De Primeros Poemas (1969-1971)

Cuerpo extendido

Visconti

Hermoso era hasta el desconsuelo.
Yo sé de la tristeza que engendra un cuerpo hermoso:
es como desear el fondo de un espejo
y no psar de su frontera helada.

Mirar un cuerpoen sueños
bajo luz sosegada o una creciente música
—toda materia y toda muerte juntas—
en arriesgarse a un despertar de nubes
con íntimo clamor entre los labios.

Piel como piedra mágicamente viva.
Sangre como un inmóvil río de carmines.
Voz desde lejos. Boca
tras un cristal azul lleno de lluvia.

Cuerpo para decir “te amo”
con una voz tan triste que emocione.
De Transparencia indebida (1977)

La ciudad despoblada

Esta ciudad vacía a medianoche
y blanca a pesar suyo, y esta casa,
sola y blanca también, se desmoronan.
Así yo. Y es costumbre. Cada paso
del exterior confirma mi creencia;
cada rumor externo es una gota
de soledad o el golpe de una puerta
porel viento batida, otra llamada
dentro del corazón. Uno quisiera
que de verdad el viento fuera alguien,
porque es esa la fe y así el deseo:
pero sólo es el aire y permanece.

Hecho estoy a vivir entre las ruinas
de esta ciudad. No tengo escapatoria.
uno sale a la calle y no comprende
la utilidad de su blancura, el eco
de la esquina o la luz en las paredes.
una enorme ciudad para mí solo
ha sido construida y pienso a veces
si no seré una calle o una piedra,
algún trozo de mármol o ese árbol
que el levante atormenta conmoviéndolo.

La soledad incendia los tejados.

Un joven de mirada triste me pide unos versos

A Mos

Si supieses, tan joven, el poder que te asiste
maldad fuera la triste belleza de tus ojos,
la pesadubre, humo; el amor intangible,
temblor vivo en tu pecho.
Pero lo sabrás tarde, si unas manos entonces
tienes para posar tu vida
o recorrer su palma con un dedo de niebla,
serás feliz.
Si no, la sombra grave de los años agota
y el amor, que hoy te tiene,
será palabra extraña en los labios de otros.
De Recinto murado (1981)

Casa de Riquelme

Ved la gloria que tuvo Hernán riquel: su casa,
hoy desolados los muros alzándose en ruinas.
No pudieron, ni juntos, la mezquindad y el tiempo
abatir la grandeza del noble Veinticuatro.

¿Qué fue, Hernán, de ti? ¿qué decadencia vino
sobre tu raz altiva? ¿quién empañó blasones,
señoríosriquezas? Mas te salvó un palacio
en Jerez del olvido. La Belleza perdura.

Retablo de ánimas

Si el fuego purifica y el dolor ennoblece
y al final de la prueba te han de elevar los ángeles
a la contemplación de tan grande hermosura,
dejadme entre estas llamas. Cuanto más tarde el goce,
si mayor ansiedad su posesión provoca,
más habrá merecido mi mirada y mi tacto.
De Elogio de la piedra (1981)

Padre mío

En un sueño dorado por la luz amarilla
que lo soñado tiene cuando vuelves al mundo,
estaba yo sentado en un lugar aombrío,
secretos enemigos rodeándome.
“¿Quién es éste que altivo con su actitud provoca?
¿Qué especial privilegio pretende entre nosotros?”
Y hacían burla de mí, niño inseguro,
con la crueldad terrible que los hombres poseen
con un ser indefenso.
Cuando todos reían y arreciaban las voces,
padre mío, te vi y corrí hacia tus brazos
abrumado de tnta soledad y tristeza.
Hubo un destello cómplice en tus ojos:
“Nada debes temer cuando yo esté contigo”.
Y se hizo el silencio.
Como sombras de niebla se diluyeron todos.
Yo descansé en tu pecho, mientras tu mano tibia
me acariciaba el rostro arrasado de lágrimas.

Ciudad

Cuando un hombre maduro, con las primeras lluvias,
recorre esta ciudad que en otros tiempos viera
pasar su juventud, y reconoce en ella
—perfumada y astuta— sus etenos encantos,
puede reconciliarse con su visión hermosa.
Pero cuando comprende las sombras que en el alma
le dejó su belleza, por las húmedas calles
que abrillantan la pálida luz de las farolas
—y y sin dejar de amarla porque ya no es posible—,
advertido y cansado retorna a su retiro.

Para huir de la vida verdadera,
del mundo gris que me salió al camino,
inventé otra existencia, y ahora esclavo
de mi invención en soledad escribo.

En soledad habito, paso solo
el tiempo que yo quise compartido
y he descubierto que la nueva vida
es tan verdad como verdad yo mismo.
Ya es falso el mundo gris que me aguardaba
y el verdadero es ése en el que vivo,
y si no soy feliz, tengo ganado
un lugar propio para mi infortunio.
De Las tardes (1988)

Vida retirada

Nada tengo para vosotros, nada.
¿Estos versos, quizá? No son ya míos
y no se puede dar lo que no es propio.
Qué son los versos sino la manera
de engañarnos a solas, de decirnos
que fuimos inmortales como dioses
en un reino guardado en la memoria.

No quise escribir versos porque oigo
en cada uno el nombre de una lágrima,
el nombre de una pérdida, el sonido
de una voz que deseo, como un eco
que juega con nosotros y responde
desde lejos, desde el lugar contrario
donde estuve seguro de encontrarla.

Pero una tarde me dejaron solo
con el dolor oscuro de una herida
que no podía restañar. No estaba
visible en parte alguna de mi carne,
pero sé dónde están las cicatrices:
en estos versos sin deseo escritos
en suaves palabras que no curan.

La poesía sirve para todo

La poesía sirve para todo: reemplaza a la anestesia
donde el dentista, y no produce efectos secundarios.
En dosis muy concentradas (p. ej. Keats + Vallejo) puede dar escalofríos en

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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