A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...

A PIÉ JUNTILLAS [Mi poema]
Pedro Jorge Solans [Poeta sugerido]

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MI POEMA ...de medio pelo

Ella creía en Dios a pié juntillas
y así que algunas veces le fallara
sin mucha dilacción le disculpara
con gesto genuflexo de rodillas.

Siguiendo indicación de sus ancestros
a Misa los domingos acudía,
rezándole al Señor día tras día
lo mismo que el alcalde y los maestros.

Las dudas con que a veces se enfrentaba
con gran habilidad las desacía
buscando una razón, como sería
que así, aunque no hubiera, la encontraba

Que ella creía en Dios y se murió
creyendo firmemente que iba al cielo,
feliz y en paz, sirviendo de consuelo
de un sueño que en la infancia se prendió.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO: Pedro Jorge Solans

Anticipo

Quién vio al resucitado de Roma
durante la pandemia de viruela.
Murió en el año 170;
ese día murieron tres mil en uno.

Había regresado de las guerras párticas.
Un capricho humano:
recoger su cuerpo pestilente
siete años después.

Quién vio a Hipatia
en la peste de Alejandría.
Oscuros parabolanos la asesinaron
después de lavar enfermos,
por orden y gracia
de un obispo asesino.

Habrá un William Shakespeare,
como aquél de la travesía bubónica
en tiempos isabelinos.

Surgirán nuevos dramas
en Malasia
cuando el brote del Nipah,
cierre teatros y mercados.

Habrá más incendios forestales,
la humedad será cemento.
Sequías, excesos.

Qué pasará con los expulsados
de sus hábitats,
obligados a refugiarse en frutales,
en granjas de gallinas, de cerdos.

Qué pasará.
Lo mismo,
o peor,
o el fin será distinto.

Hubo un ayer

Mucho antes que los perros ladrasen
la plaga con sus tentáculos
se expandió por las tribus
matando ayeres.

Cuando no hubo más noches
los perros callaron.
Habían visto recuerdos en las almas
de sus mejores amigos.

Tiempos anómalos

Durante la invasión virósica
vi a un Dios pálido,
con tapabocas,
enrojecido de vergüenza ajena.

Iba errante,
de una orilla a otra,
con mirada piadosa por las calles
de un planeta aislado.

El profeta de la desgracia
anunció su trono
a pedido de sus clientes;
cadáveres numerados.

Dios escuchó
y bajó los brazos.

La derrota menos esperada

Quien predijo la invasión
lo hizo sobre su propio anuncio:
“un acuerdo de paz”.

Ahora, o mañana,
encerrados en soledades,
so pena de morir,
con la sensación de no saber
quienes hablan en nombre de todos.

Habrá manera de enfrentar,
resistir,
evitar el próximo holocausto.

No, no se puede elegir
la destrucción,
con votos concebidos
en combates
sobre cadáveres
fallos de jueces
presos de infamia
falsas noticias
y obscenas herejías.

No.
No se puede.

Flor de palabra

Se necesita una rosa habladora
una de palabra,
no hace falta blanca ni colorada
ni que se entienda,
sólo que pueda ayudar en la búsqueda
de lo que no se encuentra.

Se necesita una rosa habladora
en cualquier idioma,
una compañera de caminos
y aventuras,
que enseñe a morir viviendo.

Ediciones Continente

Autores en esta página

Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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