LA VIDA, ESE JUEGO [Mi poema] Lilián Pallares [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Alguien dijo de la vida y se desdijo, Y es que ocurre que con esto del progreso Y yo mismo me he pasado media vida |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Lilián Pallares
OMBLIGO
Inventé soledades que crecieron como hierba
fresca en mi ombligo,
árboles para moverme como serpiente milenaria,
excusas para llegar a tiempo a mi encuentro,
mapas hechos a base de espejos en mi cuerpo.
Inventé un laberinto de líneas violetas para seguirlas,
espacios en blanco para llenarlos de divinidad,
aire por el que evaporarme,
lunas que ovulen mi espíritu,
ríos caudalosos,
vaginas de la mujer bendita que hace crecer los campos.
También inventé sonidos chamánicos
para escuchar la voz del indio sabio,
esencias rítmicas que aviven mis ancestros ,
desiertos para habitarlos, cielos en la tierra,
cielos en el infierno.
Inventé movimientos que se funden con el agua,
olas que son caderas de mulatas absorbidas por la arena,
lágrimas que fecundan la tierra virgen,
fuegos invisibles que no
me queman, pero que me elevan.
Inventé muertes para vivirlas,
vidas para perderlas en un suspiro
…Allí me encontré,
naciendo en mi ombligo.
ENTE
Sangre verde fluorescente,
las venas
sabia corriente,
flujo viviente.
El golpeteo del aguardiente,
el corazón,
tierra efervescente.
Gota a gota la naturaleza
se vuelve silente, silente, ente..
ALMANACER
Soplo de luz con belleza viajera.
Paisaje índigo que no ha nacido ni muere.
Dorada luciérnaga colgada a un hilo de plata.
Semilla fluorescente apacible.
Parpadeos de eternidad desnuda.
Vals de una estrella menuda.
Agua del silencio.
Negro suspiro.
P O E S Í A
Alma na-ser
SAMBA FUGITIVA
Ojos de estimulante café,
sonrisa de piña,
piel brillosa, mulata y poderosa.
Barba con espinas de algodón,
arrugas de sol
y cintura fina para sacudirse en la pulpa de tu vientre.
Se tu baile y te intuyo.
Léeme, lámeme y escríbeme.
Conóceme y sintetízate.
NO DUELE NADA
No duele nada, porque nada existe,
sin embargo, duele todo,
la última hebra de mi cabello,
el hilo suelto de mi vestido,
el poro reseco de mi piel.
Duele el aire, el piso, mi almohada,
me duele la resistencia,
me duele hasta el dolor de la presencia.
Me duele el vientre de mis antepasados,
la pesadilla que nunca sueña,
el cuadro desbalanceado de la esquina,
la primera cana de mis ideas,
la amnesia de los recuerdos.
Me duele la fatiga,
me duele el hambre,
me duele fastidiarme.
Le temo a las ausencias que me distancian,
a mi resequedad y a mi histeria;
al vino de esa vieja botella,
a las intensiones y a las palabras.
Es esto lo que me condena a sentarme en el banquillo
de mis emociones.
Me duele estar sin mí,
me duele Dios sin ti,
el limite místico de la razón.
Me duele la sangre, la carne y el alma,
los huesos que lame el perro,
la hormiga del cenicero,
la inexactitud de las mentiras.
Me duelen la tierra y sus gusanos.
No duele nada, pero duele todo,
el sonido de los sordos,
la garganta del difónico,
la mirada de los ciegos,
la luna moribunda,
el infarto de los invisibles,
el agua hirviendo, la humedad latiendo,
mi sensibilidad escupiendo.
Le temo a la malicia de este poema,
al teléfono, estafa que condena,
le temo a la noche de los susurros,
a la cicatriz descosida, al morbo y a la adrenalina.
Temo extrañarme hasta acabarme,
temo escapar de mi y de allí.
Es esto lo que me libera de ser mi propia trampa.
REPTIL AGÓNICO
Mientras no era, ya estaba.
Eso era todo.
Un resumen de mi existencia postergada.
Depredadora idea multiforme de versos raquíticos.
Flaqueza racional desparpajada.
Sonrisa,
disimulo de una pared sensible
agotada de manchas de una caravana de mundos.
Rasquiña inocente.
Viajera de mi piel húmeda y escamosa.
Alimento,
Imagen de instantes perturbados.
Animal nacido de mí.
Reptil agónico.
Rayas y curvas desequilibradas de un deseo.
Tierra movediza.
Patas ancladas.
Sobrevivencia,
me arrastro en su palabra.
Postergada…
Revivo el tiempo, crucifixión del no tiempo.
Ciudad,
territorio salvaje de proezas que crecen en algún Amazonas.
A pesar,
sin embargo y.
todavía
persisten en mí la mirada de la iguana,
la agilidad de la salamanqueja,
la ferocidad del cocodrilo y
el mito de la serpiente que me tienta a no avisar
cuando me ataco.
AGITA FLAMENCO
Con las uñas largas pintadas de rojo,
te espero.
La fina y sutil salida.
El afilado índice señala la ventana.
Es tarde
y la ciudad no tiene piedad.
Soplo el cristal,
creyendo que así se esfuma el demonio,
más sigue vivo, deseando devorarse en el polvo.
Adentro la música suena.
Es flamenco sensual y ligero.
Danzo en sombras proyectadas
en el techo que se rompe.
La humedad y sus grietas,
mapas de un silencio enorme.
Embrionario el movimiento,
el ritmo.
¡El zapateo repica decidido!
Malecón del pecho,
el olvido
como algas en los mares.
Llora la guitarra y con ella lloro yo.
Sonido de cuerdas que dilatan las almas.
Lamento gitano.
Palma soy.
Línea que une el aire, el cante y el baile.
AROMAS DE LUZ
Son los aromas ensordecedores,
los silencios visuales,
El sabor a mar, el sabor a menta,
Los colores y formas inexplicables.
Los suspiros vagabundos, los miedos y esquizofrenias.
La mirada intrigante que no escapa de las trampas.
El teatro de un hombre sentado en la butaca.
La hoguera ardiendo detrás de las palabras.
Tal vez son las depresiones, las angustias y el desconcierto.
Los enemigos y los opuestos.
O quizá,
los compases de la espera que rompe los cristales.
Son las bendiciones y maldiciones que inventamos.
El despertar salvaje de los océanos.
La lágrima que humedece los desiertos y alimenta los mares
La canción desconocida que se canta muriendo.
Es temor.
Es ira.
Es ficción.
Son invisibles.
Son pieles que huelen a tierra.
Amores que se unen
cuando el sol aparece.
CARNE EN EL ASADOR
Roja es la carne en el asador.
Arde el silencio.
Se queman los nervios en su salsa picante
y el hombre es el cuchillo que atraviesa el deseo.
Rojo es el instinto y la lengua.
Roja es la carne en tus dientes.
Mastica,
mastícala,
mastícate, que eres carne viva.
CUERPOS DE AGUA
Cómo decirte que no quiero
si mi boca lo grita con las voces de Neptuno.
Con esa fuerza onírica que hace derramar mis ansias
en la agitada noche de los cuerpos de agua.
Cuerpos de agua
Cuerpos de agua.
Este instante profundo que anhela el deseo
de morirme contigo en los ojos de una lechuza,
enreda mi piel en el murmullo de tus cabellos,
de tus dedos, de tus sueños.
Soñarte es soñar con los actos creadores,
con los roces más sensuales de tu ambivalencia.
¡Tanta franqueza!
¡Tanta irrealidad!
Contienen mi aliento en la sublimación de una caricia.
Es imposible, sí, es imposible.
No puedo evitar dejarme arrastrar
por las innumerables Islas estrellas
en las que tu mirada húmeda implora la
lagrima que la lluvia desata.