ESCRIBIR EN LIBERTAD [Mi poema] Elizardo Martínez Vilas [Poeta sugerido]
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MI POEMA …de medio pelo |
A eso de escribir versos yo me aplico, De vez en cuando hay algo que publico Que escribir por que sí lo hace cualquiera Otra cuestión será que alguien te lea Que escribir es tirar un pez al mar Pues que siempre fue ansiado el más vendido, |
El arte es libertad para crear y percibir. Cuando el arte se convierte en mercadería al alcance de unos pocos pierde su impronta.
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Elizardo Martínez Vilas
Corbatita Voladora
Yo tengo cosas de genio,
Se me ve que soy bohemio
Y me gusta trasnochar.
Pero hay algo que me inquieta,
No me quiere por poeta,
Y yo no voy a cambiar…
No le gustan las auroras,
Corbatitas voladoras,
Ni mi forma de pensar.
Y me dice abandonado,
Porque soy desalineado,
Porque escribo y sé soñar…
Yo soy un poquito altivo,
Será por eso que vivo
Con orgullo mi humildad,
Y a pesar de que la quiero
Y que por ella me muero,
Yo no voy a claudicar.
Me lo dice el corazón,
Si me quiere que me quiera,
Así mismo como soy…
En el barrio la critican,
Y le dicen ¡pobre chica!,
En quien se ha ido a fijar.
Y no saben que en mis letras
Vive el alma de un poeta
Que a empezado a palpitar…
Sé que el padre no me quiere,
Pues opina que prefiere
A un obrero de verdad.
Su viejita me interpreta,
Pues se acuerda del poeta
Que la hiciera suspirar.
Me lo dice el corazón,
Si me quiere que me quiera
Así mismo como soy…
EN TUS BRAZOS
Yo me cegué en tus ojazos
Y fui a caer en tus brazos.
Y entre tus brazos yo fui feliz,
Porque te amé con delirio.
Yo fui a caer en tus brazos
Y así llegué hasta el martirio;
Te juro que enloquecí,
Cuando por dentro me vi,
Y comprendí lo que hacía.
Quiero mirar hacia dios,
Aunque me muerda el dolor,
Aunque me cueste morir.
Por quererte llegué hasta el martirio,
Cuando vi que mi casa dejaba
Y, aunque mi alma en tus brazos quedaba,
Te dejé, que es igual que morir.
¡cómo duele en la carne el zarpazo!
¡así duele escapar de tus brazos!
De tu brazos, que a mí se aferraban,
Gritando: ¡mi vida se irá si te vas!
Hoy, con el alma en pedazos,
Temblé al pensar en tus brazos
Y cada noche de horror grité,
Grité tu nombre querido.
Quise volver a tus brazos
Y al ver los pibes dormidos,
Te juro que enloquecí
Cuando por dentro me vi
Y comprendí lo que hacía.
Quiero mirar hacia dios
Aunque me muerda el dolor,
Aunque me cueste morir.
Cómo Nos Cambia La Vida
Quítate el rouge de los labios
Que no me marque su sello…
Estoy herido de agravios
Y ese rouge es un veneno…
Vení, sentate a mi lado…
¿por qué te has pintado el pelo?
¿por qué has tiznado tus ojos?,
Si son tus ojos tan negros.
¿no te bastaba un cariño?…
Si me dan ganas de ahogarte,
Pero es tan blanco tu cuello
Que termino por besarte.
¡cómo nos cambia la vida!…
Toma ese espejo y mirá…
Vos sos aquella que un día
Llevé confiado al altar.
Pero… qué estoy diciendo…
Si la culpa es solo mía.
Te arranqué de la pobreza
Para traerte hasta aquí.
Te hicieron mal las alturas,
Toda esa falsa alegría
Que destrozó la pureza
De la flor que recogí.
¿por qué me acerco a tus labios,
Si son dos brasas de fuego?
¿por qué me acerco a tus labios,
Si sé que en ellos me quemo?
Salí, salí de mi lado,
Mirá el color de tu pelo,
Mirá el dolor de tus ojos
Que eran más puros que un cielo.
Vos destrozaste mi vida
Y, ya ves, por no matarte,
Cierro los ojos y sueño
Y te veo como antes…
¡cómo nos cambia la vida!…
Toma ese espejo y mirá…
Vos sos aquella que un día
Llevé confiado al altar.
Anselmo Laguna
Me llamo Anselmo Laguna
y voy en pos de mi sueño,
si me acompaña la luna
por esas cortadas
de tantos recuerdos.
Me llamo Anselmo Laguna
y llevo en el corazón
un ansia que se desata,
me espera mi ñata
juntito al portón.
Si ya no salgo ni juego,
ni fumo, ni bebo,
por ella y su amor.
Ni sé lo qué es un domingo
de sol y de pingos,
ni sé donde voy.
Si hasta la gente me mira
con cara de asombro, ni puede creer,
que aquel muchacho alocado
esté tan cambiado por una mujer.
Me llamo Anselmo Laguna,
ella está en mi corazón.
Descorazonado
Cuántas veces en la vida nos sentimos amargados,
sin más fuerzas que el aliento que te ayuda a no morir.
Cuando todo se nos niega y hasta el ser que más amamos
se nos va con el consuelo de tener con quien sufrir.
Una noche de mi vida cuanto más había soñado
me gritó que había muerto su cariño para mí.
Golpeé con rabia su puerta, la llamé desesperado,
porque allí quedaba toda mi razón para vivir.
Descorazonado…
Vi rodar el mundo deshecho a mis pies.
Y en esa angustia de desesperado,
¿quién piensa en la dicha de otro querer?
Descorazonado…
Rodé por las calles pensando morir.
Y ahora que todo el mal rato ha pasado,
te digo que vale la pena vivir.
Cuando ya, ni de la gente ni del mundo me confiaba,
cuando todo era tan triste, tan oscuro para mí.
Cuando este dolor tan mío como garra se clavaba,
otro amor llegó a mi vida, hoy he vuelto a sonreír.
Es por eso, si algún día te sentís desengañado,
y al pensar que estás deshecho, el dolor te hace reír;
no te olvides que una noche yo también desesperado
no encontraba más consuelo que un rincón para morir.
Corazón Cobarde
Corazón cobarde… corazón que no quiere
Dicen las mujeres al verme pasar.
Corazón cobarde… corazón que no quiere,
Que nunca en la vida ha sabido soñar.
Corazón cobarde… pero ellas qué saben
Del enorme tormento que hay dentro de mí.
De este grito de angustia, que no brota y se muere
De los labios sellados, porque la perdí.
Mi alma está seca,
Cual cáliz vacío,
De tanto llorar.
Mi vida está llena
De ausencia y de frío
Y no lo sabrán.
Mas, si acaso una noche,
Oyera sus pasos
Saldría a gritar.
Porque tengo mi vida
Y mi alma en pedazos
Y los ojos ya secos
De tanto llorar.
Corazón cobarde… corazón que no quiere,
Oyen mis oídos y debo callar.
Corazón cobarde… y mi amor se muere
Con los brazos vacíos de tanto esperar.
Corazón cobarde… pero ellas qué saben
Del enorme tormento que hay dentro de mí,
De este grito de angustia, que no brota y se muere,
De los labios sellados, porque la perdí.
Miguel Hernández
Para la Libertad
EL HERIDO
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.