ENSOÑACIONES [Mi poema]
Fray Miguel de Guevara [Poeta sugerido]
Fray Miguel de Guevara [Poeta sugerido]
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MI POEMA …de medio pelo |
Ya sé ¡que vale ya, no me repitas! Y sé, la realidad a ti te asusta, Y en medio de ese mar de confusiones |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Fray Miguel de Guevara
A Cristo crucificado
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No tienes que me dar porque te quiera,
pues aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Levántame, Señor…
Levántame, Señor, que estoy caído,
sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo;
quiérome levantar y estoyme quedo;
yo propio lo deseo y yo lo impido.
Estoy siendo uno sólo, dividido;
a un tiempo muero y vivo, triste y ledo;
lo que puedo hacer, eso no puedo;
huyo del mal y estoy en él metido.
Tan obstinado estoy en mi porfía,
que el temor de perderme y de perderte
jamás de mi mal uso me desvía.
Tu poder y bondad truequen mi suerte:
que en otros veo enmienda cada día,
y en mí nuevos deseos de ofenderte.
Pídeme de mí mismo el tiempo cuenta
Pídeme de mí mismo el tiempo cuenta;
si a darla voy, la cuenta pide tiempo:
que quien gastó sin cuenta tanto tiempo,
¿cómo dará, sin tiempo, tanta cuenta?
Tomar no quiere el tiempo tiempo en cuenta,
porque la cuenta no se hizo en tiempo;
que el tiempo recibiera en cuenta tiempo
si en la cuenta del tiempo hubiera cuenta.
¿Qué cuenta ha de bastar a tanto tiempo?
¿Qué tiempo ha de bastar a tanta cuenta?
Que quien sin cuenta vive, está sin tiempo.
Estoy sin tener tiempo y sin dar cuenta,
sabiendo que he de dar cuenta del tiempo
y ha de llegar el tiempo de la cuenta.
Fragmentos del Arte doctrinal
“Esta corona celestial, formada
de la suma eternal sabiduría
con que estáis dignamente coronada
Virgen sin par, Santísima María,
un alma que tenéis muy obligada
con divinos favores, os envía
suplicándoos que en el suelo
le deis tanto que pueda veros en el cielo”.
“Ya, mi hijo, estáis criado
aunque tosco y labrador;
no os pude criar mejor,
que es mi caudal muy tasado”.
“A gran peligro vais, hijo querido,
de lo cual me dejáis con tus recelos,
porque vais a imitar vuestros agüelos
y a ser conquistador y hombre atrevido”.
MI POETA INVITADO: Manuel Rico
EL ESPEJO VIVE…
El espejo vive de la traición, confiere
un brillo a la mirada
que no es el brillo fácil que los ojos reflejan.
Es la luz enquistada que nos habla de otros.
Del que fuimos ayer, del que no nos consuela
ni nos ama, del que tuvo el precario
poder de lo imposible entre los dedos.
Vedlos ahí reflejados. En ese rostro
que los años señalan
con marcas en la piel poco visibles.
Ellos advierten
de tu lenta traición, muestran la noche
que desterraste, aquel atardecer con sol y mar al fondo,
la lluvia en la ciudad abandonada,
un texto de Camus leído contra el miedo,
la temblorosa piel de pronto descubierta
en el calor que a veces ocultaba
la oscuridad, el coche estacionado en las afueras,
era entonces
el tiempo de la niebla y tú eras otro,
y tal vez los espejos no existían.
ANTIGUA TIERRA
En la región perdida que llamamos infancia,
en ese territorio que viejas lluvias hunden
en vagos claroscuros, dicen que desde siempre
nos aguarda, con ropa de domingo,
una diosa cruel a quien llamamos
dicha o felicidad, qué importa el nombre.
Mantienes la conciencia de haber sido inquilino
de tan huidiza estancia porque a veces,
cuando el presente aplica sus decretos,
la memoria te vence y te convocan
presencias de aquel tiempo,
rostros que te dejaron
inerme ante el empuje de los años.
Y siempre, cuando intentas
conjurar la orfandad y los reclamas
no tardan en huir al refugio que habita
entre los pliegues de la inexistencia.
RÍOS DE LA VIDA
No atenazar la vida, nos dijeron.
No estremecerse sino en la ausencia
que el olvido dibuja..
Dar de lado a los gestos que la encienden,
a las aguas donde nada la vida
más allá de la nada y sus dominios.
Fue un ciego aprendizaje el que intentaron
imponer, de rondón, en nuestra casa.
Mas fue asedio inútil, vacío llamamiento.
Porque la vida explica. Y duerme. Y calla.
Sueña y llora y destila, como sangre,
esa coloración exacta
que tinta la palabra cuando busca la luz
o se torna en poema.
Tiene aromas y filtros y cabellos
al viento. Es un dominio compartido,
cuenco que nos contiene y que conjura
las viejas propensiones al silencio.
No atenazar la vida. Qué delito
invitarnos a ello. Qué malsana
inclinación tentarnos, acosarnos
con el envés de la luz, con el borde
escondido de la luz, de la puerta
que busca la intemperie y busca calle
y escapa de la lluvia y reinventa la vida.
Pero la vida era.
Nos dejaba en la boca su agridulce
concierto, viejas huellas como pétalos mustios
después de la tormenta.
Y hoy ofreces
la voz trocada en tinta torturada,
en el empeño de escarbar en la vida,
en los ocultos ríos de la vida por encima del tiempo.
Al Margen