A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
COMO PUTA POR RASTROJO [Mi poema]
Roberto García de Mesa [Poeta sugerido]
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MI POEMA ...de medio pelo |
El día en que me muera ya verás La luna los planetas, firmamento, Y el día en que te llegue y tú te mueras Que el hombre por encima el bien y el mal, |
"Como puta por rastrojo" es una de esas expresión que actualmente está bastante en desuso (al menos por la gente más joven), pero que era habitual escucharla decir a nuestras abuelas para referirse a alguna persona que estaba pasando por un momento incomodo y/o andaba por una mala situación.
Bien es sabido y conocido el significado de ‘puta’, a lo que vamos a centrarnos en el de ‘rastrojo’, que, entre otras cosas, es el residuo de cañas que ha quedado en el campo tras la siega de los cereales.
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Roberto García de Mesa
Herencia
Aquí, el costado del mar,
el muro indeciso y misterioso
que posee dos caras:
la que desciende y la que se eleva.
Revelación de sal o algo menos.
Aquí, la herencia o la página indecisa,
el costado sagrado donde hundió sus puños.
Fuego
El fuego no espera.
No hay héroe sin estigmas.
No hay salvación sin misterio.
El fuego es una clase de holocausto,
dibuja con sangre sus tentáculos.
Sus marcas anuncian las pulsiones.
Escritura de fondo, de cuerda quemada.
Las leyes se olvidan.
En la calle permanece.
Por eso
Parecen cosas ciertas
aquellas que se olvidan pronto.
Solo por eso
vale la pena no recordarlas.
La noche es una habitación de hotel.
Verano
1
Si no estás, te esperan. La razón por la que lo hacen es dudosa. Los detalles lastiman demasiado. El viento suele barrerlo todo.
2
En la salida se desprenden cachitos de cielo. La soberbia es barata, a veces. Que te empujen al desierto y no te encuentres. Respirar y qué.
3
Un paseo sin fin. El asfalto arde y tú con él. Hay un leve contacto entre lo brutal y el silencio.
4
El verano apunta al pecho. Tal vez una visión de la luz solar quemándolo todo. No saber o esperar sin saber. El juego es infinito.
Canción
Bajo tierra permanece el principio de todo.
Intenta germinar desde la misma fuente.
El arco expulsa la duda
y el ser se transforma en cada disparo.
¡Cuántos han buscado la semilla!
Agotados estamos,
sumergidos en el sueño y en el desastre.
Decir que la tensión golpea el aire con insistencia
no es otra cosa que perder el sentido,
que recuperar la voz más antigua.
La ciudad no germina, no.
La ciudad gana esclavos.
Se sufre en medio de los enjambres.
Demasiados cortes y deseos.
Todas las leyes contienen el dolor:
suena la misma canción bajo tierra.
HÉROE
Cuando la vida te golpea sin límites y crees que al resistir la has vencido,
algo ha muerto ya dentro de ti.
No eres el mismo,
pero vuelves a ser el margen de algo,
la ruptura de algo.
Quedas en tablas porque nadie gana esta lucha.
Te mantienes siempre ahí, esperando a que llegue un sueño irrealizable,
y crees que todo puede cumplirse, que la vida es un regalo y no una pesadilla.
Despiertas y mucha gente te rodea.
Estás vivo, pero has muerto ya tantas veces que no recuerdas tu nombre.
Ni siquiera ves el destino… cómo te desborda, cómo te muerde las suelas de los zapatos.
Y sigues andando hasta llegar a otra música equivocada.
Y la vida continúa, sin reparar en gastos, sin hacer preguntas, sin responder.
La oscuridad es un nido de besos.
La oscuridad es un nido de gritos.
La oscuridad es un nido de miedos.
Vivirás para contarlo.
Vivirás entre los restos de todos los naufragios, reunidos únicamente para ti, para que los veas y pienses en los dioses.
En los dioses conduciéndote hacia una luz que no quieres ver.
Esa luz ya no te dice nada.
Porque nadie ha podido resolver tu problema.
Porque si existes ya has dejado de estar solo.
Porque si mueres te habrás convertido en un ángel caído o en un gusano de seda.
SENTIDO TRÁGICO
Todos guardamos celosamente el sentido trágico de la vida,
pero es nuestro secreto.
Así que nadie debe enterarse.
Si sospechan de ti estás perdido.
Te abandonarán, primero, tus amigos y, luego, tu familia.
Todos lo entenderán, pero nadie se atreverá a admitirlo.
Y, claro, te tocará la responsabilidad de estar visible,
de ser la diana de sus deseos.
Debes protegerte.
Debes cuidar tus emociones.
Debes vigilar a quien le muestras tus sentimientos.
Todos conocemos la melancolía, pero está prohibido practicarla.
Es un deporte de riesgo.
No debes dejar que lo noten.
Ellos y ellas, los perfectos,
los que te leen,
los que saben dónde tienen que estar.
Tan solo desean desprenderse de estos ecos molestos del pasado,
de otras vidas no vividas.
Así que procura callar si no quieres que te descubran.
Si lo hacen, te cerrarán todas las puertas.
Sentirás que huyen de ti, pero ellos te verán desde las sombras
y tendrán miedo de la emoción de tus palabras.
En los momentos nocturnos vivirán una experiencia sórdida con ellas.
Encontrarán un placer oculto en estas emociones que tampoco se atreverán a confesar.
Sí. Lo saben.
Todos han conocido el sentido trágico de la vida en algún lugar recóndito de sus almas.
Llegarán a pensarlo, aunque no lo admitan.
En los instantes más íntimos temblarán de angustia,
pero también sonreirán al ver la gigantesca imagen de su propio cinismo.
EL CANON
Yo hablo de síntomas, de estados, de pliegues, de pensamientos que ciegan, de puños repetidos que se pierden en el océano de los fracasos.
Yo hablo de la diferencia y de los mundos irregulares que se encuentran en el interior de nuestras sombras.
Yo hablo de la mecánica celeste y de las utopías pretéritas.
Por eso disfruto con esperar a los cometas y con los diálogos oblicuos del amor,
con un espacio repleto de orificios, de vueltas, de idas y venidas, de repeticiones,
de repeticiones barrocas, de círculos infernales,
con otro retorno, con otro interrogante que defina los temblores del cuerpo.
PUÑOS
Te dejas engañar.
El tiempo palpita dentro de ti como un ocaso permanente, sin dar explicaciones.
La gloria del mundo no consiste en saber, sino en ignorar lo que sucede realmente.
Esos puños de luz, los que se ejercitan contra todo pronóstico…
—eres la parte más débil, siempre—,
ese combate íntimo, sin tregua…
te recuerda una y otra vez que has perdido.
Sí.
Pero alguna vez tomarás los brazos del tiempo y lo mirarás a los ojos,
escucharás los cánticos eternos y, entonces, de nuevo te expulsará del paraíso.