APELO A LA PIEDAD [Mi poema] Marisol Bohórquez Godoy [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Apelo a la piedad, compasión pido, A todos les convoco y les envido Y pido a aquel que tenga el don del habla Yo, si, yo mismo, el que esto escribe, La #piedad en el sentido más amplio, no religioso, se demuestra con hechos, no? Share on X |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Marisol Bohórquez Godoy
DESVARÍOS
Sueños de espuma devorados por el tiempo,
recuerdos que destiñen palabras nunca pronunciadas
y que traen tu voz
como la pesadilla del amor que me busca.
¿Es la muerte que me llama
al otro lado de esta angustia?
¿O la vida
tratando de encontrarme entre las piedras?
YO
Llevo en mi memoria
el rastro de un ser que desconozco,
lucho por encontrar su nombre,
por reconocer en su voz algo de mí.
Escribo palabras que salen de mi pecho,
que definen un ser que pide ser salvado.
¿Soy yo la que grita desde adentro?
REFUGIO
Fui dejando escapar todos mis días
a través de las profundas grietas cavadas en el tiempo
como el agua que se filtra entre las rocas.
Así me oculto de la vida…
Bajo la risa suspendida del ocaso
soy desierto sin piel
que busca refugio;
un soplo del viento
que integre de nuevo mi imagen de arena.
LLUVIA
I
Caen en procesión gotas de cielo
ofreciendo el sacrificio sagrado.
II
Prestan las nubes sus lágrimas al árbol
que a solas en el bosque
bajo el trinar de las aves lleva sus angustias.
III
Crea la lluvia zanjas en la piel de los hombres
y arrulla con su canto el sueño de los peces,
retornando a las nubes donde vuelve a nacer
para caer de nuevo y lavar nuestras penas
o simplemente indicar el camino.
PUDOR
Mirarte…
y más eterna que la roca
habitar tu silencio
–innombrable morada–
LA MÚSICA
Cuando el silencio parece consumirlo todo…
algo dentro de mí sigue fluyendo.
El poema que no quiso ser escrito
Fui testigo de la guerra antes de mi nacimiento
Yo era un trozo de carne que intentaba latir
en un vientre acechado por la angustia
Resistimos el hambre de los violentos
La lluvia borró el silencio que dejaron las balas
Lavamos nuestras pesadillas en los ríos teñidos de sangre
y mordimos la oscuridad hecha ceniza
para enfrentar el miedo a un nuevo amanecer
con la muerte esperando
Vimos madres llorar a sus hijos
y esposas que eclipsaron el día con el luto en sus ropas
Nos aferramos cada noche a la protección de unos dioses
que aún no muestran su rostro
y ocultamos los sueños bajo el dintel de la puerta
Nuestra herradura de la buena suerte
fue la bendecida víctima de una bala perdida
para que yo pudiera creer en los augurios
Yo vi la guerra antes de mi nacimiento
conocí el llanto de mi madre
y el estrépito en el corazón de mi padre
antes que los cantos de cuna
Vi el naranjo agrio llorar sus naranjas podridas
y servir de refugio a quienes bajo sus ramas
intentaron borrar el infierno de la memoria
Y me preguntan a mí ¿por qué no escribo poemas acerca de la guerra?
A mí, que aún sigo intentando callar el eco de sus voces durante mis sueños