»SALVADOR DÍAZ MIRÓN [Mi poema]
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Salvador Díaz Mirón nació en Veracruz (México) el 14 de diciembre de 1853. Al igual que su padre, fue periodista y apasionado de las letras. De niño fue influenciado positivamente por su progenitor, un importante autor de su tiempo, a los 14 años comenzó a escribir de forma comprometida y siendo todavía muy joven era un distinguido poeta.
Su labor poética puede dividirse en tres etapas bien diferenciadas entre sí. La primera de raíces románticas en la cual se pueden notar la influencia de importantes autores de éste período y las otras dos sumamente diferentes, vanguardistas y diversas entre sí profundamente.
Colaboró también con importantes periódicos de la época, entre los que se encontraban El orden y El imparcial. Debido a sus ideas revolucionarias tuvo que exiliarse de México. Vivió entonces en diferentes países, residiendo fundamentalmente en Santander (España) y La Habana (Cuba), donde dictó clases de literatura.
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A GLORIANo intentes convencerme de torpeza Semejante al nocturno peregrino, Vanas son las imágenes que entraña A través de este vórtice que crispa, Inútil es que con tenaz murmullo Fiando en el instinto que me empuja, Erguido bajo el golpe en la porfía, ¡Deja que me persigan los abyectos! El mal es el teatro en cuyo foro ¡Alumbrar es arder! ¡Estro encendido Los claros timbres de que estoy ufano ¡Fuerza es que sufra mi pasión! La palma ¡Depón el ceño y que tu voz me arrulle! Confórmate, mujer! Hemos venido |
RIMASEl día con su manto La noche con su sombra, Qué pliegue su ala de oro |
MUDANZAAyer, el cielo azul, la mar en calma Mi vida toda júbilos y encantos, Ayer, la inspiración rica y galana Ayer, cuanto era luz y poesía: Y hoy… la sombra y el ansia del desierto, |
ASONANCIASSabedlo, soberanos y vasallos, Lo que llamamos caridad y ahora Y la Equidad se sentará en el trono |
DESEOSYo quisiera salvar esa distancia Yo quisiera ser uno de los lazos Yo quisiera ser agua y que en mis olas, Yo quisiera ser lino y en tu lecho, Oh, yo quisiera mucho mas! Quisiera Yo quisiera en mi mismo confundirte, Aspirarte en un soplo como esencia, |
AVERNUSEl recio astur, que se reputa Y en una quiebra, convertida en huerto, El marido es feliz. Tiene por Norte ¡Oh ilusión, rica y tenue como un halo! ¡Espantoso el temblor, que de improviso El campesino acude; y en acento ¡Luto y desolación! ¡Ruina y tortura! Escombra con afán y se aproxima… El Poniente descoge su escarlata; * * * En fosa que la grama disimula, Del zafio, cuya forma ya no existe, Y con voz de retumbo de caverna |
BEATUS ILLE...¡Oh paz agreste! ¡Cuánto De la cándida oveja Ubre sana y henchida ¡Mesa digna de un justo Égloga virgiliana Antigua prez no humilla ¡Plácidos los que orean Mas no Favonio engríe ¡Oh paz agreste! ¡Cuánto A la culta o salvaje Sobre anónima huesa La madre tierra es leve |
A UNA ARAUCARIA¡Bien hayas, himno verde, que sublimas En la punta prolífica y derecha Y abro el ala parnáside, y al crudo Corvas uñas, que amagan como en rabos Y si la llama del rencor me ciñe ¡Cuán peregrina con tus frondas nuevas! Extraño soy también, y más atraigo A mirífica lumbre te abandonas Y ardo en estro de amor, y no hay rocío ¡En ti mi nombre que grabé se mezca! Xalapa. Septiembre de 1896. |
UN JORNALEROLírica gracia exorna y ennoblece Sospechoso el tugurio no parece, ¡Lúgubre la morada que guarece ¡Siniestro el pobre que de hogar carece, |
A LA SEÑORITA SOFIA MARTINEZTraigo por la cadena un bello tigre hircano Felino que figura el estro a que sonríes, A LA SEÑORITA JULIA ZARATEEn la Venus de Médicis el arte No te des al acaso. Dios no envía |
Recio y amplio edificio, que no brilla Junto a ríspida rampa de granito, Al Norte, recta y espaciosa vía, Al Sur, y herboso como inculto predio, He ahí mi asilo y el contorno. -Cruda Holgábame una vez en tal encanto; Quedáme absorto y lúgubre. Sufría Costumbre de inquirir, sabia y notoria, «La doncella gentil se llama Dea. «Qué suplicio el del parto! ¡Cuál estreno! «El pobre viudo encaneció en un día. «¡Precoz muchacha! Con presteza suma Al estro el narrador detuvo el giro, Veracruz. Hospital de San Sebastián. Mayo |
NOXNoy hay almíbar ni aroma La fiesta de tu boda A la nocturna gloria La fiesta de tu boda Un cometa en la sombra La fiesta de tu boda En invisible tropa La fiesta de tu boda Nubecilla que flota, La fiesta de tu boda Junto al cendal que toma La fiesta de tu boda ¡Ah! Si la Tierra sórdida La fiesta de tu boda El mar con débil ola La fiesta de tu boda ¡Oh Tirsa! Ya es la hora. |
A ELLASemejas esculpida en el más fino Y mientras: no imitaste al peregrino Obrando tú como rapaz avieso, No así al viandante que se vuelve a un pino Xalapa 27 de mayo de 1901. LA GIGANTAI Es un monstruo que me turba. Ojo glauco y enemigo, La guedeja blonda y cruda y sujeta, como el trigo Tetas vastas, como frutos del mas pródigo papayo: En la mano, linda en forma, vello rubio y ralo y tieso, II ¡Cuales piernas! Dos columnas de capricho, bien labradas, Albos pies, que con eximias apariencias azuladas ¡Qué primores! Me seducen; y al encéfalo prendidos, Y con métrica hipertrofia, no al azar del gusto electa, |
CLAUDIACon hermana y cuñado veranea ¡Un amor doloroso e inconfeso Como helénica estatua, por la suma ¡Y qué voz! ¡Cómo vibra en cada nota! ¡Hermosura infeliz! Arrostra y huella Prueba coraza en donde sufre injuria; Huye del trato y se resiste al brillo; En pequeño batel hiende la rada, ¡Pobre mujer! Al rayo de la Luna, ¡Admirable amazona la doncella! Porta en alto su nombre, como el lirio Y en el espasmo súbito que al vuelo Y luego ante una efigie se arrodilla; ¡Ciega y tenaz la religión del triste |
A TIRSA¡Ah! ¿Qué mucho que al Sol que subía No cayera por brusca pendiente, Envidiosos me culpan con saña Y un consuelo has escrito a mis penas; ¡Con qué brotes la planta retoña! Un misterio me asombra e infatua: ¿Esperanzas? La suerte me abruma. Sueño y rimo. La noche adelanta Una estrella fugaz viene al suelo, Cárcel de Veracruz. Noviembre de 1892. |
IDILIOA tres leguas de un puerto bullente Distante, la choza resulta montera El sitio es ingrato, por fétido y hosco. La flora es enérgica para El Oriente se inflama y colora, Un prestigio rebelde a la letra, El ponto es de azogue y apenas palpita. Y al trotar de un rocín flaco y mocho, Monótono y acre gangueo, Cuanto es mudo y selecto en la hora, Y como un monolito pagano, Y a la puerta del viejo bohío Infantil por edad y estatura, Blondo y grifo e inculto el cabello, La payita se llama Sidonia. La huérfana ignara y creyente La madre reposa con sueño de piedra. Y por siembras y apriscos divaga Vestida con sucios jirones de paño, Radioso y jovial firmamento. Y en la excelsa y magnífica fiesta, El Sol meridiano fulgura, El fausto del orbe sublime Ni céfiro blando que aliente, que rase, Entre dunas aurinas que otean-, La luz torna las aguas espejos; El ambiente sofoca y escalda; Los guiñapos revuelan en ondas… Y un borrego con gran cornamenta La zagala se turba y empina… Y en la excelsa y magnífica fiesta, |
EPISTOLA JOCO-SERIA
Al Editor
Mientras haya en ciudad y cortijo
gallineros que ostenten su rijo;
y por calles, y en lúbricos tratos,
ardentías de perros o gatos;
y en el aire y el muro y el suelo
moscas tiernas, a pares, en celo;
mi librillo en palacios y chozas
ha de ser inocente a las mozas.
Pero quise pecar de discreto;
y en extraño y heroico soneto
dejo dicho a mis trovas que apiñas:
¡»respetad el pudor de las niñas»!
Por «Idilio» y «Avemus», y acaso
algún otro desliz en el paso,
lo demás, que no funda querellas,
¡sufrirá privación de doncellas!
¿A las chicas ofreces lectura
de un primor: la Sagrada Escritura.
Y Sodoma con fieros priapismos
amagando a los ángeles mismos
que se libran merced a un encanto?
¿y las hijas de Lot? ¿Y el Rey Santo,
Betsabé y el cadáver de Urías?
¿Y Tamar con Amón? ¡Fruslerías!
¡Ay! Las cosas en sí quedan lejos.
Sólo dan al sensorio reflejos.
En mí el Cosmos intima señales
y es un haz de impresiones mentales.
Pero cunde al través de una lente
comba y tinta y jamás indolente,
que perturba en la imagen virgínea
el matiz, el calor y la línea.
¿Qué cristal el que filtra y altera?
pues mi humor peculiar, mi manera.
para mí, por virtud de objetivo,
todo existe según lo percibo.
Y el tamiz proporciona elemento
propio y lírico al gayo talento,
y es quien pone carácter y timbre,
novedad y valor a la urdimbre.
Pese a ti, lo real no anda fuera,
sino en sellos del alma, y espera
que facundia o cincel, brocha o pluma,
tornen diáfano el cerco de bruma
externarse con metro gallardo
y en fiel copia es el triunfo del bardo.
La mentira es la muerte y la escoria.
La verdad es la vida y la gloria.
Cuando pugno en las bregas del arte
por verter en trasunto una parte
del caudal que atesoro por dentro,
y en las voces hurañas encuentro
la precisa expresión y el buen giro
¡que alborozo y que orgullo respiro!
¡Cuán me alegra y ufana el acierto!
¡Un oasis hallado al desierto!
¿La moral? ¡Es el ara divina!
mas escúchame, piensa y atina.
Una cosa en la práctica es fiemo,
es horror, ese feísimo extremo;
pero exacta en la intensa pintura,
resplandece magnífica y pura,
si allí el vate no insufla malicia,
sino un grito a la eterna justicia!
¿Que la nota poluta y la torva
vibran mucho en el son de mi troba?
en el mundo lo dulce y lo claro
son, por ley de la suerte, lo raro.
¿Cómo hacerlos aquí lo frecuente?
No: la cámara obscura no miente.
Además: la tragedia sublime
¡en piedad y terror, sangra y gime!
Forma es fondo; y el fausto seduce
si no agranda y tampoco reduce.
Que un estilo no huelgue ni falte,
¡por hincar en un yerro un esmalte!
que la veste resulte ceñida
al rigor de la estrecha medida,
aunque muestre, por gala o decoro,
opulencias de raso y de oro.
¿Qué repulsas mi código? Basta.
La bandera, prendida en el asta
y undulando a las rachas supremas,
luce y riza colores y lemas;
y debajo a que nadie los toque,
y blandiendo flamígero estoque,
una musa de fuerza y de gracia
yergue al sol su hermosura y su audacia!
OJOS VERDES
Ojos que nunca me veis,
por recelo o por decoro,
ojos de esmeralda y oro,
fuerza es que me contempléis;
quiero que me consoléis
hermosos ojos que adoro;
¡estoy triste y os imploro
puesta en tierra la rodilla!
¡Piedad para el que se humilla,
ojos de esmeralda y oro!
Ojos en que reverbera
la estrella crepuscular,
ojos verdes como el mar,
como el mar por la ribera,
ojos de lumbre hechicera
que ignoráis lo que es llorar,
¡glorificad mi penar!
¡No me desoléis así!
¡Tened compasión de mí!
¡Ojos verdes como el mar!
Ojos cuyo amor anhelo
porque alegra cuanto alcanza,
ojos color de esperanza,
con lejanías de cielo:
ojos que a través del velo
radian bienaventuranza,
mi alma a vosotros se lanza
en alas de la embriaguez,
miradme una sola vez,
ojos color de esperanza.
Cese ya vuestro desvío,
ojos que me dais congojas;
ojos con aspecto de hojas
empapadas de rocío.
Húmedo esplendor de río
que por esquivo me enojas.
Luz que la del sol sonrojas
y cuyos toques son besos,
derrámate en mí por esos
ojos con aspecto de hojas.
MUDANZA
Ayer, el cielo azul, la mar en calma
y el sol ignipotente y cremesino,
y muchas ilusiones en mi alma
y flores por doquier en mi camino.
Mi vida toda júbilos y encantos,
mi pecho rebosando de pureza,
mi carmen pleno de perfume y cantos
y muy lejos, muy lejos, la tristeza.
Ayer, la inspiración rica y galana
llenando mi cerebro de fulgores;
y tú, sonriente y dulce en tu ventana,
hablándome de dichas y de amores.
Ayer, cuanto era luz y poesía:
las albas puras y las tardes bellas
henchidas de sutil melancolía,
y las noches pletóricas de estrellas…
Y hoy… la sombra y el ansia del desierto,
perdida la esperanza, y la creencia,
y el amor en tu espíritu ya muerto,
y sembrada de espinas la existencia.
DONES FATÍDICOS
Palma, no te enorgullezcas
de superar en altura
a los laureles y almendros
sobre cuyas copas triunfas.
La tempestad se avecina,
y cuando el rayo fulgura,
las frentes menos enhiestas
son las que están más seguras.
No te ensoberbezcas, rosa,
porque brillas y perfumas,
y en el jardín y en el prado
reinas, excedes y ofuscas.
Esmalte y aroma en flores
son signos de desventura…
Manos vendrán que te arranquen
o insectos que te destruyan.
Dulce planta de la selva,
cantor que esponjas la pluma
y abres el pico y exhalas
chorros de perlas de música.
No te envanezca el gorjeo,
calla: los hombres lo escuchan,
y trinos aprestan redes
al ave que los modula.
Tierra, no envidies al astro
que te calienta y fecunda,
y que surgente o occiduo
prodiga el oro y la púrpura.
Tamaña magnificencia
nace de inmensa tortura…
El resplandor de un incendio
¡te vivifica y alumbra!
Cuán caro pagas, espíritu,
¡el nimbo que te circunda!
Tener ingenio y renombre
es tu verdadera culpa.
De rencores a tu gloria
es cómplice la fortuna,
y pereces lapidado
con montañas de imposturas.
A MARGARITA
Qué radiosa es tu faz blanca y tranquila
¡bajo el dosel de tu melena blonda!
Qué abismo tan profundo tu pupila,
¡pérfida y azulada como la onda!
El fulgor soñoliento que destella
en tus ojos donde hay siempre un reproche
viene cual la mirada de la estrella
de un cielo ennegrecido por la noche.
Tu rojo labio en que la abeja sacia
su sed de miel, de aroma y embeleso,
ha sido modelada por la gracia
más para la oración que para el beso.
Tu voz que ora es aguda y ora grave,
llena de gratitud suena en mi oído
como el saludo arrullador del ave
al sol naciente que despierta el nido.
LA CANCION DEL PAJE
Tan abierta de brazos como de piernas,
Tocas el harpa y ludes madera y oro.
Dejo al mueble la plaza por el decoro,
Y contemplo caricias a hurgarme tiernas.
A tu ardor me figuras y subalternas
En la intención del alma que bien exploro,
Y en el roce del cuerpo con el sonoro
Y opulento artefacto que mal gobiernas.
Y tanto me convidas, que ya me infiernas;
Y refrenado y mudo finjo que ignoro,
Para que si hay ultraje no lo disciernas.
Por fiel a un noble amigo pierdo un tesoro…
Tan abierta de brazos como de piernas,
Tocas el harpa y ludes madera y oro.
PAQUITO
Cubierto de jiras,
Al ábrego hirsutas
Al par que las mechas
Crecidas y rubias,
El pobre chiquillo
Se postra en la tumba:
Y en voz de sollozos
Revienta y murmura:
«Mamá, soy Paquito;
No haré travesuras.»
Y un cielo impasible
Despliega su curva.
«¡Que bien que me acuerdo!
La tarde de lluvia;
Las velas grandotas
Que olían a curas;
Y tú en aquel catre
Tan tiesa, tan muda,
Tan fría, tan seria,
Así tan rechula!
«Mamá, soy Paquito;
No haré travesuras.»
Y un cielo impasible
Despliega su curva.
«Buscando comida,
revuelvo basura.
Si pido limosna,
La gente me insulta,
Me agarra la oreja,
Me dice granuja,
Y escapo con miedo
De que haya denuncia.
«Mamá, soy Paquito;
No haré travesuras.»
Y un cielo impasible
Despliega su curva.
«Los otros muchachos
se ríen, se burlan,
se meten conmigo,
y a poco me acusan
de pleito al gendarme
que viene a la bulla;
y todo, porque ando
con tiras y sucias.
«Mamá, soy Paquito;
No haré travesuras.»
Y un cielo impasible
Despliega su curva.
«Me acuesto en rincones
solito y a obscuras.
De noche, ya sabes,
Los ruidos me asustan.
Los perros divisan
Espantos y aúllan.
Las ratas me muerden,
Las piedras me punzan…
«Mamá, soy Paquito;
No haré travesuras.»
Y un cielo impasible
Despliega su curva.
«Papá no me quiere.
Está donde juzga
Y riñe a los hombres
Que tienen la culpa.
Si voy a buscarlo,
Él bota la pluma,
Se pone muy bravo,
Me ofrece una tunda.
«Mamá, soy Paquito;
No haré travesuras.»
Y un cielo impasible
Despliega su curva.
PINCELADAS
I
Pardas o grises, donde no musgosas,
Tres tapias; y cuadrando el vergelillo,
Reja oculta en verdor florido en rosas,
Que son como de un ámbar amarillo.
Césped. Un pozo con brocal de piedra,
Lirios, Nardos, Jazmines, Heliotropos.
Un copudo laurel que al sesgo medra,
Con telarañas como grandes gropos.
Un firmamento rubio. Vésper brilla,
A manera de lágrima que brota
Y que creciente único se orilla
Para efundir o evaporar su gota.
Bien lejos, y en un arco de horizonte,
Rica y negral vegetación abunda;
Y descediendo los pliegues de tal monte,
Y en símbolo de tierra tan fecunda,
Volcán enhiesto y cónico alardea,
Como en robusta madre teta erguida
Que se vierte de tímida y albea
¡Medio empapada en su licor de vida!
II
Como tenue labor, hecha con vaga
Nieve ideal por manos de chicuelos,
Y que lenta fusión merma y estraga
En la sublime curva de los cielos.
Un trasunto se borra en una nube:
El de un ángel monstruoso por deforme.
Gloria. Silencio. Paz. La Luna sube
Del término del mar, flave y enorme.
Asciende y disminuye y palidece;
Y en el cerco irisado que la enviste
Como de sacra majestad, parece
La cabeza de un dios enfermo y triste.
Y su místico imán turba la calma
Y prende un ala torpe al grave anhelo,
Y suscita en el ponto y en el alma
Ciego y estéril ímpetu de vuelo.
CANCIÓN MEDIOEVAL
¡Oh tú de crin rubia, luenga y rizada,
que caída en torrente barre las losas,
y que volando incita las mariposas,
porque así luce aspecto de llamarada!
¡Linajuda Regina que, por taimada,
finges al viejo duque modelo a esposas,
y de sus canas dices honestas cosas,
más dignas de la espuma de una cascada!
¡Ven y place al que tiene la voz dorada,
y perennes ortigas y eternas rosas,
y en el talón espuela y al cinto espada!
No ignores que los himnos hacen las diosas
¡oh tú la de crin rubia, luenga y rizada,
que caida en torrente barre las losas!
AUDACIA!
Basta de timidez. La gloria esquiva
Al que por miedo elude la pelea
Y con suspiros lánguidos rastrea,
Acogido a la sombra de la oliva.
Sólo una tempestad brusca y altiva
Encumbra la pasión y la marea,
¡Y en empinados vórtices pasea
El abismo de abajo en el de arriba!
¡Oh rebelde¡ ¡Conquista la presea;
goza de la hermosura inebriativa
y horror a los demás tu dicha sea!
Arrostra por la gracia la diatriba,
¡Y en empinados vórtices pasea
El abismo de abajo en el de arriba!
IN HOC SIGNO…
(Canción para mi hija Rosa.)
Cautivo un gorrión estaba,
Y de un astro se prendó;
Y en su música decía:
«Llegue a ti mi dulce voz.»
Por azar, o por astucia,
El pajarillo escapó;
Y al cielo se fue trinando
«Alas tengo y libre soy.»
Y el ave a la rica estrella
Pudo subir, y cantó:
«Ni cadenas ni distancias
vedan triunfos al amor.»
ÓPALO
A la vieja necrópolis me arrimo;
y en el tumulto del desborde rimo
la postrera canción,
no conforme a la Lógica y al Arte,
sino según el verso brinca y parte
¡del mismo corazón!
Así surgida de la oculta vena
el agua pura se levanta y suena
en curva de cristal;
y al extremar la iridiscente ojiva,
toca en tierra y se alarga fugitiva,
¡caprichosa y triunfal!
¡Cuál voy! El hombre labra su fortuna,
como el río su cauce; mas la cuna
y el medio siempre son
árbitros ¡Ay! Para las dos corrientes,
pues que dan a las linfas y a las gentes
¡impulso y dirección!
Si resulté raudal turbio de cieno
y espumante de cólera en un trueno,
en un fragor de alud,
la margen verdeció, y un espejismo
puso en mí, como prez, el otro abismo:
¡el de la excelsitud!
Entro. ¡-Hierbas y nichos y pendientes:
ponto con arrecifes rompientes-!
Alzo del polvo un lar:
un caracol cuyo tortuoso hueco
reproduce al oído, como un eco,
¡el murmullo del mar!
Ando en maleza vil donde no hay ruta;
y el temor a una víbora me inmuta,
cuando aventuro el pie.
-Una virtud suprema y exquisita
baja del firmamento y precipita
¡la zozobra en la fe!
Lleno de la esperanza de la gloria,
y arrostrando la inquina, y en la escoria,
fuelvo al éter la faz,
miro esplender la eternidad del cielo,
y reporto a mis lágrimas consuelo
¡y a mis enconos paz!
Mi espíritu de bronce con acíbar
se torna cera que desprende almíbar.
D’Annunzio dice bien:
la sazón lleva plácido atributo,
y dulcifica el alma, como el fruto,
¡aunque mina el sostén!
Con los jaspes del ónix mexicano
la tarde brilla en el inmenso vano,
en la veste de Ormuz;
y el pobre y aflictivo cementerio
refleja en su abandono y su misterio
¡la policroma luz!
Un adiós, hecho turba de colores,
como el de triste madre suelto en flores
a muerto chiquitín,
radia en el dombo, que prepara luto
y luminaria, por el sol hirsuto
¡que cayó en el confín!
Al rincón venerable llego al cabo.
Hurgo la herida con el propio clavo,
memoro trance cruel;
y ante un espectro gemebundo y bronco,
reclino intenso afán en firme tronco
¡de cercano laurel!
Trepadora vivaz orna la tumba,
que el estrago del tiempo se derrumba,
exenta de inscripción;
y en la cruz una ráfaga menea
follaje que parece que chorrea
¡lastimero festón!
Laúd solemne, sensitivo y pulcro,
enmudeció a la orilla del sepulcro
que atesta olvido tal…
a ti mi libro fiel ¡Oh poesía,
honrada solamente por la mía
y la de un vegetal!
Y a vos dama gentil, soberbia y dura,
que guardáis en desdén y en hermosura
¡un cadáver de amor!
planto y riego distinta enredadera
para que gane cumbre más severa
¡ídolo superior!
A TI
Portas al cuello la gentil nobleza
del heráldico lirio; y en la mano
el puro corte del cincel pagano;
¡y en los ojos abismos de belleza!
Hay en tus rasgos acritud y alteza,
orgullo encrudecido en un arcano;
¡y resulto en mi prez un vil gusano
que a un astro empina la bestial cabeza!
¡Quiero pugnar con el amor; y en vano
mi voluntad se agita y endereza,
como la grama tras el pie tirano!
Humillas mi elación y mi fiereza;
¡y resulto en mi prez un vil gusano
que a un astro empina la bestial cabeza!
Xalapa. El 25 de mayo de 1901.
ECCE HOMO
Se que la humana fibra
a la emoción se libra,
pero que menos vibra
al goce que al dolor.
Y en arte no me ofusco;
y para el himno busco
la estética del brusco
estímulo mayor.
Mas no en aleve audacia
demando a la falacia
la intensa y cruda gracia,
como un juglar sutil.
A la verdad ajusto
el calculado gusto,
bajo el pincel adusto
y el trágico buril.
Y el daño es tema propio
a mí, que bebo en opio
el sueño, y hago acopio
de lágrimas de hiel.
Estudio, peso y mido;
y al rudo esfuerzo pido
un bálsamo de olvido
y un ramo de laurel.
Fatiga y pena ignotas
soltaron acres gotas,
que son espumas rotas
sl pie del bogador.
¡Sonad en mi «lirismo»,
como en el Ponto mismo,
un vasto y fiero abismo
de llanto y de sudor!
¡Oh fe y piedad radiosas,
qué al polvo de las fosas
ponéis alas hermosas
con que poder volar!
¡Oh dulces manos bellas,
qué al son de las querellas
venís de las estrellas
a ungir y acariciar!
Ni el santo influjo vuestro
suaviza mi siniestro
destino, donde un estro
enrosca y alza luz.
Y a empuje por caída,
avanzo mas la vida,
maltrecha y abatida
como arrastrada cruz,
Mi gloria esta en la nube
que por el cielo sube,
Llevando, no un querube,
Sino una tempestad.
¡Y en el fulgor que anima
la yerma y blanca cima,
la cumbre que sublima
tristeza y soledad!
EL FANTASMA
Blancas y finas, y en el manto apenas
visibles, y con aire de azucenas,
las manos -que no rompen mis cadenas.
Azules y con oro enarenados,
como las noches limpias de nublados,
los ojos – que contemplan mis pecados.
Como albo pecho de paloma el cuello;
y como crin de sol barba y cabello;
y como plata el pie descalzo y bello.
Dulce y triste la faz; la veste zarca…
Asi, del mal sobre la inmensa charca,
Jesús vino a mi unción, como a la barca.
Y abrillantó a mi espíritu la cumbre
con fugaz cuanto rica certidumbre,
como con tintas de refleja lumbre.
Y suele retornar; y me reintegra
la fe que salva y la ilusión que alegra;-
y un relámpago enciende mi alma negra.
Cárcel de Veracruz. El 14 de diciembre de 1893
LANCE
Es un viejo borracho que me provoca,
que me cierra el camino y al diablo evoca,
recio, locuaz, inmundo, descalzo y fiero,
con terribles ojazos de un gris de acero
y con una calvicie de yerma roca.
-La testa perdió greña, razón y toca.
Hasta el pecho la barba se le desliza,
como espuma de arroyo por cana y riza.
La diestra dura y fuerte, como una marra,
enseña entre uñas corvas, como de garra,
pipa roja con aire de cruenta triza.
-La mano es tan aleve como maciza.
Paro el corcel fogoso y alzo la fusta…
-Occiduo el Sol corona cúspide augusta,
y el ebrio tiene al rubro y oblicuo rayo
sangre a linfas rebelde que aun pinta el sayo-.
Y me afirmo en el potro, y él se me asusta,
y el anciano derriba y en lodo incrusta.
DUELO
Llego entre dos esbirros, que no dudan
de que a un monstruo feroz guardan y aquietan.
Gritos desgarradores me saludan
y brazos epilépticos me aprietan.
Suspenso en el umbral callo y vacilo.
Alto y grueso blandón muestra y agrava
con lampo incierto el espantable asilo.
La llama teme al soplo, sesga y flava…
¡Pugna por arrancarse del pabilo
y huir de penas que ilumina esclava!
Sobre mezquino y enlutado lecho,
y en negro traje que semeja extraño,
y las manos unidas en el pecho,
y al vientre hielo y en la faz un paño,
el cuerpo yace inmóvil y derecho.
Y ante la forma en que mi padre ha sido,
lloro, por mas que la razón me advierta
qué un cadáver no es trono demolido,
ni roto altar, sino prisión desierta.
¿Qué amigo que no acuda y me acompañe?
la turba, que penetra sin permiso,
rodea el catre funeral y plañe;
y en el cercano templo el bronce tañe
lento y lúgubre adiós al manumiso.
Al pueblo el bardo es gracia y no carcoma.
Es como el floripondio de la linde
qué cándido y triunfal surge y asoma,
y al polvo de la senda torna y rinde
el noble cáliz y el piadoso aroma.
¡Oh ingenio que subsiste, que arribaste
al eminente y suspirado extremo!
¿Por qué de la fortuna te quejaste
en los acentos del dolor supremo?
¡Ay de mi, que rabioso en un erío
y a mitad de la ruta estoy parado;
que anhelo y lucho por cruzar un río
y no hallo puente, ni batel, ni vado;
y miro allá, por campo labrantío,
la fausta meta en el opuesto lado,
y el sol morir, con victorial decoro,
bajo un dosel de púrpura y de oro!
Oigo decir de mi destino a un chusco:
«Talento seductor; pero perdido
en la sombra del mal y del olvido…
Perla rica en las babas de un molusco
encerrado en su concha y escondido
en el fondo de un mar lóbrego y brusco…»
En sublime absorción hurgo la mente:
medito con asombro en ese paso
de todas las estrellas a un ocaso
que allende una ilusión resulta Oriente…
y me inclino arrobado y reverente.
Veracruz. El 4 de enero de 1895.
A MIS VERSOS
Insensibles a fiestas y grimas
y con alas de luz de centellas,
pero esquivos a cautas doncellas,
difundíos por gentes y climas.
No sois gemas inmunes a limas
y con lampos de fijas estrellas,
sino chispas de golpes y mellas
y ardéis lascas de piedras de simas.
Pero hay siempre valer en las rimas.
Por que duran refranes? Por ellas,
y no suelen llevarlas opimas.
Id, las mías, deformes o bellas:
inspirad repugnancias o estimas,
pero no sin dejar hondas huellas.
EL PREDESTINADO
Bajo el ronco motín que grita muerte,
el sagrado bajel cruje de suerte
que semeja reír – El genio es fuerte;
Y aún ante indicio, de locura o dolo,
no culpa de falaz a Marco Polo,
y se obstina en creer, inmenso y solo.
Su fe suele medrar cuando vacila…
¡Así la llama del hachón oscila
al viento, y es mayor por intranquila!
En el ignoto piélago la nave
sigue al azar el ímpetu de un ave.
¿A dónde va? ¡Ni el Genovés lo sabe!
A la esperanza el mísero se aferra,
como a la tabla el náufrago que yerra
en la furia del mar. La noche cierra.
Bien luego magnífica su corona…
Y es que Dios con su soplo hincha la lona,
¡desde los astros de la nueva zona!
Voz que nace al timón sube a la caña…
¡El Ponto bulle con cadencia extraña
y parece que dice: ¡Viva España!
Colón, en pie sobre la proa mira…
¡Y en el cordaje un hálito respira
Y canta, como un estro en una lira!
Franja de luna por el agua riela…
¡Y al grande hombre simula rica estela,
rastro de victoriosa carabela!
MÚSICA DE SCHUBERT
Crin que al aire te vuela, rizada y bruna
parece a mis ahogos humo en fogata;
y del harpa desprendes la serenata
divinamente triste, como la luna.
Y del celo ardoroso despides una
fragancia de resina; y él te dilata
ojo que resplandece con luz de plata,
como en la sombra el vidrio de la laguna.
Mas tu mirada llega, con su fortuna,
nos dice dos lisonjas, va por su bata,
y al dormido chicuelo besa en la cuna.
Y mientras que te tiñes en escarlata,
crin que al aire te vuela, rizada y bruna,
parece a mis ahogos humo en fogata.
EXCÉLSIOR
Conservo de la injuria,
no la ignominia; pero si la marca.
¡Sentíme sin honor, cegué de furia,
y recogilo de sangrienta charca!
Y hórrido amago suena…
Así la racha en el desierto zumba,
¡cuando en crecientes vórtices de arena
corre a ceñir al árabe la bumba!
¡Infames! Os agravia
que un alma superior aliente y vibre;
y en vuestro miedo, trastocado en rabia,
vejáis cautivo al que adularais libre.
Cruel fortuna dispensa
favor al odio de que hacéis alardes.
Estoy preso, caído, sin defensa…
podéis herir y escarnecer, ¡cobardes!
Al mal dolos procuren
fuerza y laurel que la razón no alcanza.
¡Aún se cantar; y en versos que perduren
publicaré a los siglos mi venganza!
Sobre la impura huella
del fraude, la verdad austera y sola
brilla, como el silencio de una estrella
por encima del ruido de una ola.
Cárcel de Veracruz, Julio de 1892.
MÚSICA FUNEBRE
Mi corazón percibe, sueña y presume.
y como envuelta en oro tejido en gasa,
la tristeza de Verdi suspira y pasa
en la cadencia fina como un perfume.
Y frío de alta zona hiela y entume;
y luz de sol poniente colora y rasa:
y fe de gloria empírea pugna y fracasa,
¡como en ensayos torpes un ala implume!
El sublime concierto llena la casa;
y en medio de la sorda y estulta masa,
mi corazón percibe, suena y presume.
Y como envuelta en oro tejido en gasa,
la tristeza de Verdi suspira y pasa
en la cadencia fina como un perfume.
Diciembre de 1899.
VIGILIA Y SUEÑO
La moza lucha con el mancebo
su prometido y hermoso efebo,
y vence a costa de un traje nuevo.
Y huye sin mancha ni deterioro
en la pureza y en el decoro,
y es un gran lirio de nieve y oro.
Y entre la sombra solemne y bruna,
yerra en el mate jardín, cual una
visión compuesta de aroma y luna.
Y gana el cuarto, y ante un espejo,
y con orgullo de amargo dejo,
cambia sonrisas con un reflejo.
Y echa cerrajas, y se desnuda,
y al catre asciende blanca y velluda,
y aun desvestida se quema y suda.
Y a mal pabilo, tras corto ruego,
sopla y apaga la flor de fuego,
y a la negrura pide sosiego.
Y duerme a poco. Y en un espanto,
y en una lumbre, Y en un encanto,
forja un suceso digno de un canto,
Sueña que yace sujeta y sola
en un calaje que se arrebola,
¡y que un querube llega y la viola!
EJEMPLO
En la rama el expuesto cadáver se pudría,
como un horrible fruto colgante junto al tallo,
rindiendo testimonio de inverosímil fallo
y con ritmo de péndola oscilando en la vía.
La desnudez impúdica, la lengua que salía
y alto mechón en forma de una cresta de gallo,
dábanle aspecto bufo; y al pie de mi caballo
un grupo de arrapiezos holgábase y reía.
Y el fúnebre despojo, con la cabeza gacha,
escandaloso y tumido en el verde patíbulo
desparramaba hedores en brisa como racha.
Mecido con solemnes compases de Turíbulo.
y el sol iba en ascenso por un azul sin tacha,
y el campo era figura de una canción de Tíbulo.