»RAFAEL ALBERTI
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Breve biografía de Rafael Alberti ¡Gracias por leer esta publicación, ¿deseas comentar? haz click en el botón de la izquierda! Rafael Alberti fue un importante escritor español perteneciente a la Generación del 27; nació en Cádiz el 16 de diciembre de 1902 y falleció en la misma ciudad el 28 de octubre de 1999. Su etapa de estudiante lo vio atrapado en un entorno sofocante, opuesto a su inquieta personalidad artística, y esto repercutió en una conducta que lo llevó a la expulsión. Incursionó en la pintura, llegando incluso a exponer algunos de sus cuadros en Madrid, ciudad en la que vivió a partir de los 15 años. La muerte de su padre en 1920 marcó un hito en la vida de Rafael: fue ése el momento en que escribió sus primeros versos. Mientras se descubría a sí mismo como poeta, conoció a Federico García Lorca, Pedro Salinas y Vicente Aleixandre, entre otros brillantes jóvenes. Sobre el significado de este famoso poema de Alberti se ha escrito mucho y desde muy diferentes perspectivas: desde la clave política hasta la amorosa. http://www.rafaelalberti.es/ Fue cuando la flor del vino se moría en penumbra Asombro de la estrella ante el destello Atónito el limón y agriado el cuello, Ensombrecida entre las lajas, triste Ante el crinado mar que las embiste, Y el mar fue y le dio un nombre Un año, ya dormido, ¡Levántate! Y mis ojos Atrás montes y mares, ‹¡Mírala ahí! Su sueño, ¡Oh anhelo, fijo mármol, Alguien dijo: ¡Levántate! Dentro del pecho se abren Vidrieras, Miradores, Naufragios antiguos flotan. ¡Campanas! Gira más de prisa el aire. ¡Campanas! Una carta del cielo bajó un ángel. Vino el que yo quería, No aquel que barre cielos sin defensas, No aquel que a sus cabellos El que yo quería. Aquel que a sus cabellos Para, sin lastimarme, Precipitadas las luces Seriamente, en tus ojos era la mar dos niños que me espiaban, Vi que el mar verdadero era un muchacho que saltaba desnudo, Seriamente, en tus ojos era la mar dos niños que me espiaban, Duérmete. Ciérralos. Vi que el mar verdadero era un muchacho que saltaba desnudo, Vírgenes con escuadras Feo, de hollín y fango. Antes, de nieve, áureo, Y ahora por las cocheras, Por los desvanes de los sueños rotos. Tiznados por tus manos, En todo, Amor, pulpo de sombra, Un sueño sin faroles y una humedad de olvidos, ¡Nostalgia de los arcángeles! Para que yo anduviera entre los nudos de las raíces Acordáos. Ese ángel, Yo te arrojé de mi cuerpo, -Vete. Madrugada. -Vete. Quedó mi cuerpo vacío, Se fue. Se fue, doblando las calles. Guerra a la guerra por la guerra. Vente. Tiempo de fuego. Adiós. Urgentemente. ¿Dinamita a la luna también? Vamos. Encendidos están, amor, los ramos. Hace falta estar ciego, Hace falta querer morir sin estela de gloria y alegría, Hace falta querer ya en vida ser pasado, Lloraba recio, golpeando, oscuro, Grito en la entraña que lo hincó, futuro, ¡Qué desconsolación y qué ventura! Mama la luz y agótala, criatura, Dejé por ti mis bosques, mi perdida Dejé un temblor, dejé una sacudida, Dejé palomas tristes junto a un río, Dejé por ti todo lo que era mío. Vosotros habéis sido, Hubo luz que trajo Alma que por cuerpo, Venas que por sangre, Inmóviles, clavadas, mudas mujeres de los zaguanes Buscad, buscadlos: Buscad, buscadlos: 1 2 No, no te conocieron ¿Quién eres tú, dinos, que no te recordamos Tu sombra, dinos, ¿de qué espacio? ¿De dónde vienes, dinos, Y por desconocida Ángel de luz, ardiendo, ¡Oh espadazo en las sombras! Me estas quemando vivo. Me duelen los cabellos ¡Quémalo, ángel de luz, ¡Quémalo, ángel de luz, Adonde el viento, impávido, subleva Huyes, directa, rectamente liso, Y no arde en ti la rosa ni en ti priva Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre las palabras entonces no sirven son palabras. qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua! cuando desde el abismo de su idioma quisiera De lona y níquel, peces de las nubes, Y aún hay calvas marchitas a la luna ¿Qué será de mi alma, que hace tiempo Exploradme los ojos, y, perdidos, Cascos de chispa y pólvora, jinetes Pero también, un sol en cada brazo, Nuncio -la voz, eléctrica, y la cola- Sabed de mí, que dije por teléfono 35 45 5 9 11 16 25 10 ¿Será difícil, madre, volver a ti? Feroces Poblado estoy de muchas azoteas. Allí el amor peinaba sus geranios, Lejos, las cumbres, soportando el peso Subía el silbo de los trenes. Tiemblos Fue la más bella edad del corazón. Retorna A tientas el amor, a ciegas en lo oscuro Es él, único, sólo, lo mismo que mi mano Vuelve único, vuelve Más las palabras, ¿dónde? Pero un aroma oculto se desliza , resbala, Nos dicen: Sed alegres. Miro el otoño, escucho sus aguas melancólicas Di también: Tienes frío. Sonreíd. Sed alegres. Cantad la vida nueva. Perdonadme que hoy sienta pena y la diga. Si mi voz muriera en tierra Tal vez, oh mar, mi voz ya esté cansada Han pasado los años por mí, sus duras olas Tú, no; tú sigues joven, con esa voz de siempre Homenaje a Gustavo Adolfo Bécquer 1.Prólogo 2.PRIMER RECUERDO …una azucena tronchada… Paseaba con un dejo de azucena que piensa, 3.Segundo recuerdo ...rumor de besos y batir de alas… También antes, Ni el mar, ni el viento, Platko, desmayada bandera en hombros por el campo. Poblado estoy de muchas azoteas.ÁNGEL DE LAS BODEGAS
y dijeron que el mar la salvaría del sueño.
Aquel día bajé a tientas a tu alma encalada y húmeda,
y comprobé que un alma oculta frío y escaleras
y que más de una ventana puede abrir con su eco otra voz, si es buena.
Te vi flotar a ti, flor de agonía, flotar sobre tu mismo espíritu.
(Alguien había jurado que el mar te salvaría del sueño.)
Fue cuando comprobé que murallas se quiebran con suspiros
y que hay puertas al mar que se abren con palabras.ASOMBRO DE LA ESTRELLA ANTE EL DESTELLO
de su cardada lumbre en alborozo.
Sueña el melocotón en que su bozo
Al aire pueda amanecer cabello.
Sufre en la greña del membrillo mozo,
Y no hay para la rosa mayor gozo
Que ver sus piernas de espinado vello.
De sufrirlas tan duras y tan solas,
Lisas para el desnudo de sus manos,
Mira la adolescente por las olas
Poblársele las ingles de vilanos.EL ÁNGEL ÁNGEL
y un apellido el viento
y las nubes un cuerpo
y un alma el fuego.
La tierra, nada.
Ese reino movible,
colgado de las águilas,
no la conoce.
Nunca escribió su sombra
la figura de un hombre.EL ÁNGEL BUENO
alguien que no esperaba
se paró en mi ventana.
vieron plumas y espadas.
nubes, picos y alas,
los ocasos, las albas.
pendiente de la nada.
fija luz, fijas aguas
movibles de mi alma!
Y me encontré en tu estancia.EL ÁNGEL BUENO 2
corredores anchos, largos,
que sorben todas las mares.
que alumbran todas las calles.
que acercan todas las torres.
Ciudades deshabitadas
se pueblan, de pronto. Trenes
descarrilados, unidos
marchan.
La luz moja el pie en el agua.
El mundo, con ser el mundo,
en la mano de un niña cabe.EL ÁNGEL BUENO 3
el que yo llamaba.
luceros sin cabañas,
lunas sin patria,
nieves.
Nieves de esas caídas de una mano,
un nombre,
un sueño,
una frente.
ató la muerte.
Sin arañar los aires,
sin herir hojas ni mover cristales.
ató el silencio.
cavar una ribera de luz, dulce en mi pecho,
y hacerme el alma navegable.EL ÁNGEL CENICIENTO
por los derrumbos del cielo,
en la barca de las nieblas
bajaste tú, Ceniciento.
Para romper cadenas
y enfrentar a la tierra contra el viento.
Iracundo, ciego.
Para romper cadenas
y enfrentar a los mares contra el fuego.
Dando bandazos el mundo,
por la nada rodó, muerto.
No se enteraron los hombres.
Sólo tú y yo, Ceniciento.EL ÁNGEL ARENA
temerosos de lazos y palabras duras.
Dos niños de la noche, terribles, expulsados del cielo,
cuya infancia era un robo de barcos y un crimen de soles y de lunas.
Duérmete. Ciérralos.
invitándome a un plato de estrellas y a un reposo de algas.
¡Sí, sí! Ya mi vida iba a ser, ya lo era, litoral desprendido.
Pero tú, despertando, me hundiste en tus ojos.
temerosos de lazos y palabras duras.
Dos niños de la noche, terribles, expulsados del cielo,
cuya infancia era un robo de barcos y un crimen de soles y de lunas.
invitándome a un plato de estrellas y a un reposo de algas.
¡Sí, sí! Ya mi vida iba a ser, ya lo era, litoral desprendido.
Pero tú, despertando, me hundiste en tus ojos.EL ÁNGEL DE LOS NÚMEROS
y compases, velando
las celestes pizarras.
Y el ángel de los números,
pensativo, volando del 1 al 2, del 2
al 3, del 3 al 4.
Tizas frías y esponjas
rayaban y borraban
la luz de los espacios.
Ni sol, luna, ni estrellas,
ni el repentino verde
del rayo y el relámpago,
ni el aire. Sólo nieblas.
Vírgenes sin escuadras,
sin compases, llorando.
Y en las muertas pizarras
el ángel de los números,
sin vida, amortajado
sobre el 1 y el 2,
sobre el 3, sobre el 4…EL ÁNGEL DEL CARBÓN
¡No verte!
en trineo por mi alma.
Cuajados pinos. Pendientes.
de carbón, sucio.
¡Te lleven!
Telarañas. Polillas. Polvo.
¡Te condenen!
mis muebles, mis paredes.
tu estampado recuerdo
de tinta negra y barro.
¡Te quemen!
malo.EL ÁNGEL DEL MISTERIO
pisados por un nombre y una sombra.
No sé si por un nombre o muchos nombres,
si por una sombra o muchas sombras.
Reveládmelo.
Sé que habitan los pozos frías voces,
que son de un solo cuerpo o muchos cuerpos,
de un alma sola o muchas almas.
No sé.
Decídmelo.
Que un caballo sin nadie va estampando
a su amazona antigua por los muros.
Que en las almenas grita, muerto, alguien
que yo toqué, dormido, en un espejo,
que yo, mudo, le dije…
No sé.
Explicádmelo.EL ÁNGEL DESCONOCIDO
Yo era…
Miradme.
Vestido como en el mundo,
ya no se me ven las alas.
Nadie sabe como fui.
No me conocen.
Por las calles, ¿quién se acuerda?
Zapatos son mis sandalias.
Mi túnica, pantalones
y chaqueta inglesa.
Dime quién soy.
Y, sin embargo, yo era…
Miradme.EL ÁNGEL FALSO
y las viviendas óseas de los gusanos.
Para que yo escuchara los crujidos descompuestos del mundo
y mordiera la luz petrificada de los astros,
al oeste de mi sueño levantaste tu tienda, ángel falso.
Los que unidos por una misma corriente de agua me veis,
los que atados por una traición y la caída de una estrella me escucháis,
acogeos a las voces abandonadas de las ruinas.
Oíd la lentitud de una piedra que se dobla hacia la muerte.
No os soltéis de las manos.
Hay arañas que agonizan sin nido
y yedras que al contacto de un hombro se incendian y llueven sangre.
La luna transparenta el esqueleto de los lagartos.
Si os acordáis del cielo,
la cólera del frío se erguirá aguda en los cardos
o en el disimulo de las zanjas que estrangulan
el único descanso de las auroras: las aves.
Quienes piensen en los vivos verán moldes de arcilla
habitados por ángeles infieles, infatigables:
los ángeles sonámbulos que gradúan las órbitas de la fatiga.
¿Para qué seguir andando?
Las humedades son íntimas de los vidrios en punta
y después de un mal sueño la escarcha despierta clavos
o tijeras capaces de helar el luto de los cuervos.
Todo ha terminado.
Puedes envanecerte, en la caída marchita de los cometas que se hunden,
de que mataste a un muerto,
de que diste a una sombra la longitud desvelada del llanto,
de que asfixiaste el estertor de las capas atmosféricas.EL ÁNGEL SUPERVIVIENTE
La nieve traía gotas de lacre, de plomo derretido
y disimulos de niña que ha dado muerte a un cisne.
Una mano enguantada, la dispersión de la luz y el lento asesinato.
La derrota del cielo, un amigo.
Acordáos de aquel día, acordáos
y no olvidéis que la sorpresa paralizó el pulso y el color de los astros.
En el frío, murieron dos fantasmas.
Por un ave, tres anillos de oro
fueron hallados y enterrados en la escarcha.
La última voz del hombre ensangrentó el viento.
Todos los ángeles perdieron la vida.
Menos uno, herido, alicortado.EL ÁNGEL TONTO
ése que niega el limbo de su fotografía
y hace pájaro muerto
su mano.
Ese ángel que terne que le pidan las alas,
que le besen el pico,
seriamente,
sin contrato.
Si es del cielo y tan tonto,
¿por qué en la tierra? Dime.
Decidme.
No en las calles, en todo,
indiferente, necio,
me lo encuentro.
¡El ángel tonto!
¡Si será de la tierra!
-Sí, de la tierra sólo.
El ángel del misterio
Un sueño sin faroles y una humedad de olvidos,
pisados por un nombre y una sombra.
No sé si por un nombre o muchos nombres,
si por una sombra o muchas sombras.
Reveládmelo.
Sé que habitan los pozos frías voces,
que son de un solo cuerpo o muchos cuerpos,
de un alma sola o muchas almas.
No sé.
Decídmelo.
Que un caballo sin nadie va estampando
a su amazona antigua por los muros.
Que en las almenas grita, muerto, alguien
que yo toqué, dormido, en un espejo,
que yo, mudo, le dije…
No sé.
Explicádmelo.EL CUERPO DESHABITADO
yo, con un carbón ardiendo.
La luz, muerta en las esquinas
y en las casas.
Los hombres y las mujeres
ya no estaban.
negro saco, a la ventana.
Mi cuerpo anduvo, sin nadie.GUERRA A LA GUERRA POR LA GUERRA. VENTE.
Vuelve la espalda. El mar. Abre la boca.
Contra una mina una sirena choca
Y un arcángel se hunde, indiferente.
Cierra los ojos. Es el monte. Toca.
Saltan las cumbres salpicando roca
Y un arcángel se hunde, indiferente.
Muerte a la muerte por la muerte: guerra.
En verdad, piensa el toro, el mundo es bello
Abre la boca. (El mar. El monte.) Cierra
Los ojos y desátate el cabello.HACE FALTA ESTAR CIEGO
tener como metidas en los ojos raspaduras de vidrio,
cal viva,
arena hirviendo,
para no ver la luz que salta en nuestros actos,
que ilumina por dentro nuestra lengua,
nuestra diaria palabra.
sin participación de los himnos futuros,
sin recuerdo en los hombres que juzguen el pasado sombrío de la tierra.
obstáculo sangriento,
cosa muerta,
seco olvido.LLORABA RECIO, GOLPEANDO, OSCURO.
las humanas paredes sin salida.
Para marcarlo de una sacudida,
Lo esperaba la luz fuera del muro.
Desventuradamente y resistida
Por la misma cerrada, abierta herida
Que ha de exponerlo al primer golpe duro.
Monstruo batido en sangre, descuajado
De la cueva carnal del sufrimiento.
Tabícala en tu ser iluminado,
Que mamas con la leche el pensamiento.LO QUE DEJÉ POR TÍ
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.LOS ÁNGELES FEOS
vosotros que dormís en el vaho sin suerte de los pantanos
para que el alba más desgraciada os reanime en una gloria de estiércol,
vosotros habéis sido la causa de ese viaje.
Ni un solo pájaro es capaz de beber en una alma
cuando sin haberlo querido un cielo se entrecruza con otro
y una piedra cualquiera levanta a un astro una calumnia.
Ved.
La luna cae mordida por el ácido nítrico
en las charcas donde el amoníaco aprieta la codicia de los alacranes.
Si os atrevéis a dar un paso,
sabrán los siglos venideros que la bondad de las aguas es aparente
cuantas más hoyas y lodos ocultan los paisajes.
La lluvia me persigue atirantando cordeles.
Será lo más seguro que un hombre se convierta en estopa.
Mirad esto:
ha sido un falso testimonio decir que una soga al cuello no es agradable
y que el excremento de la golondrina exalta al mes de mayo.
Pero yo os digo:
una rosa es más rosa habitada por las orugas
que sobre la nieve marchita de esta luna de quince años.
Mirad esto también, antes que demos sepultura al viaje:
cuando una sombra se entrecoge las uñas en las bisagras de las puertas
o el pie helado de un ángel sufre el insomnio fijo de una piedra,
mi alma sin saberlo se perfecciona.
Al fin ya vamos a hundimos.
Es hora de que me dierais la mano
y me arañarais la poca luz que coge un agujero al cerrarse
y me matarais esta mala palabra que voy a pinchar sobre las tierras que se derriten.LOS ÁNGELES MOHOSOS
por hueso una almendra amarga.
Voz que por sonido,
el fleco de la lluvia,
cortado por un hacha.
la funda de aire
de una doble espada.
Y el de mirra y de retama
Cuerpo que por alma,
el vacío, nada.LOS ÁNGELES MUDOS
y hombres sin voz, lentos, de las bodegas,
quieren, quisieran, querrían preguntarme.
-¿Cómo tú por aquí y en otra parte?
Querrían hombres y mujeres, mudos, tocarme,
saber si mi sombra, si mi cuerpo andan sin alma
por otras calles.
Quisieran decirme:
-Si eres tú, párate.
Hombres, mujeres, mudos, querrían ver claro,
asomarse a mi alma,
acercarle una cerilla
por ver si es la misma.
Quieren, quisieran…
-Habla.
Y van a morirse, mudos,
sin saber nada.LOS ÁNGELES MUERTOS
en el insomnio de las cañerías olvidadas,
en los cauces interrumpidos por el silencio de las basuras.
No lejos de los charcos incapaces de guardar una nube,
unos ojos perdidos,
una sortija rota
o una estrella pisoteada.
Porque yo los he visto:
en esos escombros momentáneos que aparecen en las
neblinas.
Porque yo los he tocado:
en el destierro de un ladrillo difunto,
venido a la nada desde una torre o un carro.
Nunca más allá de las chimeneas que se derrumban
ni de esas hojas tenaces que se estampan en los zapatos.
En todo esto.
Mas en esas astillas vagabundas que se consumen sin fuego,
en esas ausencias hundidas que sufren los muebles
desvencijados,
no a mucha distancia de los nombres y signos que se
enfrían en las paredes.
debajo de la gota de cera que sepulta la palabra de un libro
o la firma de uno de esos rincones de cartas
que trae rodando el polvo.
Cerca del casco perdido de una botella,
de una suela extraviada en la nieve,
de una navaja de afeitar abandonada al borde de un
precipicio.LOS ÁNGELES SONÁMBULOS
Pensad en aquella hora:
cuando se rebelaron contra un rey en tinieblas
los ojos invisibles de las alcobas.
Lo sabéis, lo sabéis. ¡Dejadme!
Si a lo largo de mí se abren grietas de nieve,
tumbas de aguas paradas
nebulosas de sueños oxidados,
echad la llave para siempre a vuestros párpados.
¿Qué queréis?
Ojos invisibles, grandes, atacan.
Púas incandescentes se hunden en los tabiques.
Ruedan pupilas muertas,
sábanas.
Un rey es un erizo de pestañas.
También,
también los oídos invisibles de las alcobas,
contra un rey en tinieblas.
Ya sabéis que mi boca es un pozo de nombres
de números y letras difuntos.
Que los ecos se hastían sin mis palabras
y lo que jamás dije desprecia y odia al viento.
Nada tenéis que oír.
¡Dejadme!
Pero oídos se agrandan contra el pecho.
De escayola, fríos,
bajan a la garganta,
a los sótanos lentos de la sangre,
a los tubos de los huesos.
Un rey es un erizo sin secreto.
Como yo, como todos.
Y nadie espera ya la llegada del expreso,
la visita oficial de la luz a los mares necesitados,
la resurrección de las voces en los ecos que se calcinan.LOS ÁNGELES VENGAYIVOS
las almas conocidas.
Sí la mía.
ni de la tierra ni del cielo?
¿Qué luz la prolongó, habla,
hasta nuestro reinado?
sombra sin palabras,
que no te recordamos?
¿Quién te manda?
Sí relámpago fuiste en algún sueño,
relámpagos se olvidan, apagados.
las almas conocidas te mataron.
No la mía.LOS DOS ÁNGELES
¡oh, ven!, y con tu espada
incendia los abismos
donde yace
mi subterráneo ángel de las nieblas.
Chispas
múltiples,
clavándose en mi cuerpo,
en mis alas sin plumas,
en lo que nadie ve,
vida.
Vuela ya de mí, oscuro
Lucifer
de las canteras sin auroras,
de los pozos sin agua,
de las simas
sin sueño,
ya carbón del espíritu,
sol, luna.
y las ansias
¡Oh, quémame!
¡Más, más, sí, sí, más! ¡:Quémame!
custodio mío,
tú que andabas llorando por las nubes,
tú, sin mí, tú, por mí,
ángel frío de polvo, ya sin gloria,
volcado
en las tinieblas!
quémame y huye!MADRIGAL AL BILLETE DEL TRANVÍA
torres de luz contra la sangre mía,
tú, billete, flor nueva,
cortada en los balcones del tranvía.
en tu pétalo un nombre y un encuentro
latentes, a ese centro
cerrado y por cortar del compromiso.
el finado clavel, sí la violeta
contemporánea, viva,
del libro que viaja en la chaqueta.NOCTURNO
se escucha que transita solamente la rabia,
que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
y en las médulas arde continua la venganza,
Manifiestos, artículos, comentarios, discursos,
humaredas perdidas, neblinas estampadas,
qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,
Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
gritar que no puede por imposible, y calla.
Siento esta noche heridas de muerte las palabras.PAMPLINAS
bajan al mar periódicos y cartas.
(Los carteros no creen en las sirenas
ni en el vals de las olas, sí en la muerte.
y llorosos cabellos en los libros.
Un polisón de nieve, blanqueando
las sombras, se suicida en los jardines.
bate el récord continuo de la ausencia?
¿Qué de mi corazón, que ya ni brinca,
picado ante el azar y el accidente?
os herirán las ansias de los náufragos,
la balumba de nortes ya difuntos,
el solo bamboleo de los mares.
sin alma y sin montura entre los trigos;
basílicas de escombros, levantadas
trombas de fuego, sangre, cal, ceniza.
el alba aviadora, pez de oro,
sobre la frente un número, una letra,
y en el pico una carta azul, sin sello.
del aceleramiento de los astros,
del confín del amor, del estampido
de la rosa mecánica del mundo.
mi madrigal dinámico a los hombres:
¿Quién eres tú, de acero, estaño y plomo?
-Un relámpago más, la nueva vida.PARAÍSO PERDIDO( Haikus )
Silencio. Más silencio.
Inmóviles los pulsos
del sinfín de la noche.
¡Oh boquete de sombras!
¡Hervidero del mundo!
¡Qué confusión de siglos!
Sola,
sin muebles y sin alcobas,
deshabitada.
Alma en pena:
el resplandor sin vida,
tu derrota.
Ángeles buenos o malos,
que no sé,
te arrojaron a mi alma.
¡Paraíso perdido!
Perdido por buscarte,
yo, sin luz para siempre.
A través de los siglos,
por la nada del mundo,
yo, sin sueño, buscándote.
Ciudades sin respuesta,
ríos sin habla, cumbres
sin ecos, mares mudos.RETORNOS DE UNA SOMBRA MALDITA
somos tus hijos. Sabes
que no te merecemos quizás, que hoy una sombra
maldita nos desune, nos separa
de tu agobiado corazón, cayendo
atroz, dura, mortal, sobre sus telas,
como un oscuro hachazo.
No, no tenemos manos, ¿verdad?, no las tenemos,
que no lo son, ay, ay, porque son garras,
zarpas siempre dispuestas
a romper esas fuentes que coagulan
para ti sola en llanto.
No son dientes tampoco, que son puntas,
fieras crestas limadas incapaces
de comprender tus labios y mejillas.
Han pasado desgracias,
han sucedido, madre, verdaderas
noches sin ojos, albas que no abrían
sino para cerrarse en ciega muerte.
Cosas que no acontecen,
que alguien pensó más lejos,
más allá de las lívidas fronteras del espanto,
madre, han acontecido.
Y todavía por si acaso hubieras,
por si tal vez hubieras soñado en un momento
que en el olvido puede calmar el mar sus olas,
un incesante acoso
un ceñido rodeo
te aprietan hasta hacerte
subir vertida y sin final en sangre.
Júntanos, madre. Acerca
esa preciosa rama
tuya, tan escondida, que anhelamos
asir, estrechar todos, encendiéndonos
en ella como un único fruto
de sabor dulce, igual. Que en ese día,
desnudos de esa amarga corteza, liberados
de ese hueso de hiel que nos consume,
alegres, rebosemos
tu ya tranquilo corazón sin sombra.RETORNOS DEL AMOR EN UNA AZOTEA
Sobre la mar se tienden las más blancas,
dispuestas a zarpar al sol, llevando
como velas las sábanas tendidas.
Otras dan a los campos, pero hay una
que solo da al amor, cara a los montes.
Y es la que siempre vuelve.
conducía las rosas y jazmines
por las barandas y en la ardiente noche
se deshacía en una fresca lluvia.
de las grandes estrellas, lo velaban.
¿Cuándo el amor vivió más venturoso
ni cuándo entre las flores
recién regadas fuera
con más alma en la sangre poseído?
de farolillos de verbena y músicas
de los quioscos y encendidos árboles
remontaban y súbitos diluvios
de cometas veloces que vertían
en sus ojos fugaces resplandores.
hoy tan distante en que la estoy soñando
sobre este viejo tronco, en un camino
que no me lleva ya a ninguna parte.RETORNOS DEL AMOR EN UNA NOCHE DE VERANO
tal vez entre las ramas, madura, alguna estrella,
vuelvo a sentirlo, vuelvo,
mojado de la escarcha caliente de la noche,
contra el hoyo de mentas tronchadas y tomillos.
la piel desparramada de mi cuerpo, la sombra
de mi recién salido corazón, los umbrosos
centros más subterráneos de mi ser lo querían.
como forma tocada nada más, como llena
palpitación tendida cubierta de cabellos,
como sangre enredada en mi sangre, un latido
dentro de otro latido solamente.
Las palabras no llegan. No tuvieron espacio
en aquel agostado nocturno, no tuvieron
ese mínimo aire que media entre dos bocas
antes de reducirse a un clavel silencioso.
me quema un desvelado olor a oscura orilla.
Alguien está prendiendo por la yerba un murmullo.
Es que siempre en la noche del amor pasa un río.RETORNOS DEL OTOÑO
Que no escuchen los hombres rodar en vuestros cantos
ni el más leve ruido de una lágrima.
Está bien. Yo quisiera, diariamente lo quiero,
mas hay horas, hay días, hasta meses y años
en que se carga el alma de una justa tristeza
y por tantos motivos que luchan silenciosos
rompe a llorar, abiertas las llaves de los ríos.
de dobladas umbrías que pronto van a irse.
Me miro a mí, me escucho esta mañana
y perdido ese miedo
que me atenaza a veces hasta dejarme mudo,
me repito: Confiesa
grita valientemente que quisieras morirte.
Di también: Estás solo, aunque otros te acompañen.
¿Qué sería de ti si al cabo no volvieras?
Tus amigos, tu niña, tu mujer, todos esos
que parecen quererte de verdad, ¿qué dirían?
Pero yo sin vivirla, ¡cuántas veces la canto!
¡Cuántas veces animo ciegamente a los tristes,
diciéndoles: Sed fuertes, porque vuestra es el alba!
No me culpéis. Ha sido
la vuelta del otoño.SI MI VOZ MURIERA EN LA TIERRA.
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento una vela!TAL VEZ, OH MAR, MI VOZ YA ESTÉ CANSADA.
y le empiece a faltar aquella transparencia,
aquel arranque igual al tuyo, aquello
que era tan parecido a tu oleaje.
han mordido la piedra de mi vida,
y al viento de este ocaso playero ya la miro
doblándose en las húmedas arenas.
y esos ojos azules renovados
que ven hundirse, insomnes, las edades.TRES RECUERDOS DEL CIELO
No habían cumplido años ni la rosa ni el arcángel.
Todo, anterior al balido y al llanto.
Cuando la luz ignoraba todavía
si el mar nacería niño o niña.
Cuando el viento soñaba melenas que peinar
y claveles el fuego que encender y mejillas
y el agua unos labios parados donde beber.
Todo, anterior al cuerpo, al nombre y al tiempo.
Entonces, yo recuerdo que, una vez, en el cielo…
G. A. Bécquer
casi de pájaro que sabe ha de nacer.
Mirándose sin verse a una luna que le hacía espejo el
sueño
y a un silencio de nieve, que le elevaba los pies.
A un silencio asomada.
Era anterior al arpa, a la lluvia y a las palabras.
No sabía.
Blanca alumna del aire,
temblaba con las estrellas, con la flor y los árboles.
Su tallo, su verde talle.
Con las estrellas mías
que, ignorantes de todo,
por cavar dos lagunas en sus ojos
la ahogaron en dos mares.
Y recuerdo…
Nada más: muerta, alejarse.
G .A. Bécquer
mucho antes de la rebelión de las sombras,
de que al mundo cayeran plumas incendiadas
y un pájaro pudiera ser muerto por un lirio.
Antes, antes que tú me preguntaras
el número y el sitio de mi cuerpo.
Mucho antes del cuerpo.
En la época del alma.
Cuando tú abriste en la frente sin corona, del cielo,
la primera dinastía del sueño.
Cuando tú, al mirarme en la nada,
inventaste la primera palabra.
Entonces, nuestro encuentro.Oda a Platko
rubio Platko de sangre,
guardameta en el polvo,
pararrayos.
No nadie, nadie, nadie.
Camisetas azules y blancas, sobre el aire.
Camisetas reales,
contrarias, contra ti, volando y arrastrándote.
Platko, Platko lejano,
rubio Platko tronchado,
tigre ardiente en la yerba de otro país.
¡ Tú, llave, Platko, tu llave rota,
llave áurea caída ante el pórtico áureo!
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Volvió su espalda al cielo.
Camisetas azules y granas flamearon,
apagadas sin viento.
El mar, vueltos los ojos,
se tumbó y nada dijo.
Sangrando en los ojales,
sangrando por ti, Platko,
por ti, sangre de Hungría,
sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto
temieron las insignias.
No nadie, Platko, nadie,
nadie se olvida.
Fue la vuelta del mar.
Fueron diez rápidas banderas
incendiadas sin freno.
Fue la vuelta del viento.
La vuelta al corazón de la esperanza.
Fue tu vuelta.
Azul heróico y grana,
mando el aire en las venas.
Alas, alas celestes y blancas,
rotas alas, combatidas, sin plumas,
escalaron la yerba.
Y el aire tuvo piernas,
tronco, brazos, cabeza.
¡ Y todo por ti, Platko,
rubio Platko de Hungría !
Y en tu honor, por tu vuelta,
porque volviste el pulso perdido a la pelea,
en el arco contrario al viento abrió una brecha.
Nadie, nadie se olvida.
El cielo, el mar, la lluvia lo recuerdan.
Las insignias.
Las doradas insignias, flores de los ojales,
cerradas, por ti abiertas.
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Ni el final: tu salida,
oso rubio de sangre,
¡ Oh, Platko, Platko, Platko
tú, tan lejos de Hungría !
¿ Qué mar hubiera sido capaz de no llorarte ?
Nadie, nadie se olvida,
no, nadie, nadie, nadie.Retornos Del Amor En Un Azotea
Sobre la mar se tienden las más blancas,
dispuestas a zarpar al sol, llevando
como velas las sábanas tendidas.
Otras dan a los campos, pero hay una
que solo da al amor, cara a los montes.
Y es la que siempre vuelve.
Allí el amor peinaba sus geranios,
conducía las rosas y jazmines
por las barandas y en la ardiente noche
se deshacía en una fresca lluvia.
Lejos, las cumbres, soportando el peso
de las grandes estrellas, lo velaban.
¿Cuándo el amor vivió más venturoso
ni cuándo entre las flores
recién regadas fuera
con más alma en la sangre poseído?
Subía el silbo de los trenes. Tiemblos
de farolillos de verbena y músicas
de los quioscos y encendidos árboles
remontaban y súbitos diluvios
de cometas veloces que vertían
en sus ojos fugaces resplandores.
Fue la más bella edad del corazón. Retorna
hoy tan distante en que la estoy soñando
sobre este viejo tronco, en un camino
que no me lleva ya a ninguna parte.