A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
¡VIEJOS! [Mi poema]
Aurora de Albornoz [Poeta sugerido]
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MI POEMA... de medio pelo |
Conozco un lugar donde las gentes se reunen Tranquilo es y coqueto del hueco en la placita. Ensimismados tienen la testa entre las manos Llevan niebla en sus ojos cansados desde niños, Henchidos de nostalgias, vacíos de ilusiones, Allí un mañana osado juega junto al pasado, Esos seres humanos, de semblantes añejos, |
De pronto el corazón, con ansia extrema
Mezclada a un tiempo de placer y espanto,
Latió, mientras su labio murmuraba:
"¡No, los muertos no vuelven de sus antros!
(la canción que oyó en sueños el viejo)
Rosalía de Castro
El autor ha querido reflejar la estampa de una placita en la que, puntualmente todas las tardes, se reúnen los ancianos del lugar para "matar el tiempo" (el pasado) mientras vigilar a sus nietos los niños que allí corretean (el futuro).
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Aurora de Albornoz
Ofelia
Era de nuevo el río de las aguas azules.
El de siempre.
El que tuvo tan cerca muchas veces.
Sabía su principio
pero no quiso nunca
perderse por su aguas.
Lo sintió más cercano.
Adivinó sus brazos
azules
como siempre.
Y tocó su principio.
Y lo siguió gustando.
Y sintió poco a poco
sobre el cuerpo
el peso de las aguas,
pero no tuvo miedo.
Y adormeció los jos.
Y se volvió de lado.
Todo amor es fantasía…
Todo amor es fantasía, de sobra lo sabemos: inventa al amante, a la amada, nos inventamos con año, día, sabor, piel… Nuestros sueños separados inventan la melodía que nuestros sueños juntos descomponen, destrozan, recomponen. Que nuestros cuerpos juntos sueñan, viva, eterna.
Todo amor es asombrada fantasía, iluminada fantasía sin palabras, acaso queriéndose fijar en palabras.
Palabras. Palabras las tuyas creándome, inventando a éste que…
Los ojos que miro, parados, verdosamente inseguros ¿los aprendo en el espejo, en las palabras, tus palabras?
Ahora unos dedos (mis dedos) rozan unos brazos (estos brazos) modelan suavemente una cintura, se redondean sobre unas caderas, piensan una piel real, un cuerpo ¿real o fantasía inventada por el amor, tu amor hecho palabras?
Fantasía-Guiomar que creaste, creí:
Sólo mi figura como una centella blanca, fija e inmóvil una centella de tiempo sólo, oscila, viene y va, en espiral asciende, desciende hasta ti, entre tus brazos es ala o piel palpitante la figura, mi blanca figura que se derrama en chorro multicolor, cintas que atan, desatan rojos, azules, oro sobre pizarra gris, multicolor sobre tu noche oscura rayándola de cascabeles brillándola, trenzándose en luz, alzándose en luz-sonido, mi figura fugaz que se derrama, se perfila en tecnicolor de japonesa armonía, azulea, rojea, sonríe, reluce dorada sobre todos los grises, te ofrece el ovillo dorado que tus manos toman, te ofrezco mis manos, mis liberadoras manos, atamos nuestras manos, nuestras bocas, hallamos el hilo del claro
día, día-nosotros.
(Desde la penumbra de una butaca de patio nos miré un instante proyectados allí: nos contemplé —en tan sólo un instante-centella— liberados.)
Lo dice, repite y repite una voz…
Lo dice, repite y repite una voz, garganta, entrañas de mujer que dulcemente se desgranan en sílabas, dulces palabras de mujer que dicen, gustan y regustan que por siempre llevarás sabor a mí. Tus labios llevarán sabor a mí. Y la memoria va desperezándose, desenredando ovillos, dorados o azules o cordíalmente grana, ovillos de palabras ondulantes de suave caminar hasta allí (donde aún no estaba Guiomar) y allí las palabras. Las palabras deslizándose por el aire cálido, desde el aire a los adentros, mis adentros aquí que ahora las escuchan en algún tocadiscos vecino, que ahora las gustan y regustan avivadoras de un tiempo tejido con ellas, con esas o parecidas palabras que cantaban verdades lánguidamente tristes, o fulgurantes como abiertas quemaduras, que iluminaban ilusiones de verdades. Palabras, de mujer o de hombre: palabras de bolero. De mujer, aquéllas, éstas que dicen y repiten y regustan sabor a mí, a mí que ahora, en gesto convencional, junto los párpados en son de recuerdo y dejo que mi cabeza repose en el hueco de mis manos y me dispongo a pensar que pienso y pienso ahora si llevarás sabor a mí, si llevaré sabor a ti si llevarán tus labios —¿dices que nada se pierde?— sí aún llevaran tus labios, que dónde los sabores otros que traías, los que creíste eternos, este mío de hoy…
Mira, yo, la Guiomar por ti creada, estoy ahora —fondo azul de boleros— creando una ilusión: por siempre llevarás sabor a mí. Y quien vive de crear ilusiones no morirá jamás de desengaños.
TENGO MUY POCO QUE DEJAR
TENGO muy poco que dejar…
Dejo mi cuerpo a España
y mis palabras a los cuatro vientos.
Dejo mi cuerpo
a España.
Querría deshacerme
allí,
mirando al mar,
entre la tierra húmeda
que siento
– viva, hoy-
tan cercana a mis hombros.
Entre tierra.
Mis palabras,
si alguna sirve para algo,
para alguien,
a todos.
A los demá.
Hacia todos los vientos, mis palabras.
Mi cuerpo
-amigos, perdonad este capricho inútil-
en un pequeño cementerio
que mira al mar
allá en la tierra que me hizo.
En Luarca de Asturias.
En Asturias de España.
del libro de José María Balcells titulado poemas del destierro (Antología siglos XVI-XX) -Selecciones de poesía española