NAVEGANTE EN ALTA MAR [Mi poema]
Pedro Granados [Poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

Hoy he subido al altar de las naves del olvido
donde allí aprendí a mirar y en mi barco a navegar
hasta donde yo he podido. Mi mayor sueño es soñar,
mi bagage haber vivido. Yo no soy más que un juglar
que ha salido a navegar y en los mares se ha perdido.

De la vida en mi bagel, entre brisas y zozobras,
me he subido al carrusel, he pagado mi arancel,
arriesgando en mil maniobras. Ahora, pirata en la mar,
¡jugador empedernido!, presumiendo de jugar,
de algunas veces ganar y muchas otras perdido.

La fiesta va a terminar, los asiduos al convite
entre bramidos y envites comienzan a desfilar.
Las velas hay que plegar, no queda nadie que grite.
Ahora en este caminar comienza la bajamar
haciendo que el sol levite. La mar se fue a dormitar
y en ese cuarto de estar el que esto escribe repite:

¡Oh la mar, el mar, la mar! siempre abierta al infinito
que no para de llorar. Ni tu sueño ni un cantar
vetarán que un dios maldito te provoque malestar,
se hincarán en el hogar de este su escritor proscrito,
giñarán en el escrito antes de a la par lanzar
turbulencias que al final arrastrarán su detrito,
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Pedro Granados

Madreselvas para Martín Adán

Ahora que somos
sombra y paso,
mirada y desvío,
sermón y pecado.
Ahora que el mudo muda
por enésima vez de expresión
y hecha humo la impasible chimenea.
Ahora que quizá rubricarías
como hace ya algunos años:
Con viva gratitud
por el envío de
sus bellos poemas.
Y yo no soltara el mango
de esa sartén
aunque harto quemara;
y fuera de pronto,
siendo apenas un muchacho,
un adulto ya, ya un anciano.
Un muchacho solamente, Martín,
no un poeta. Un muchacho
de la ancha base, Martín,
de sobrio segundo
y de mamá por cocinera.
Ahora que me espera la muerte
tal como a mí. Tal como a ti
no
porque eres la enredadera.
La enredadera sobre la vid
y hasta lo alto del muro.
La enredadera sobre la más imponente higuera.
Tal como a ti no
porque eres la madreselva.

Quizá

Quizá deba ser padre de muchos
y abuelo de una infinitud
para entender algo de la vida.
Juego solar de sombras
y emblemas de la luna:
fases terribles y necesarias.
Cuarto creciente,
cuarto menguante,
cuarto lleno
y vacío también.

Cuadro

Una curva amarillo-naranja
sobre la noche oscura.
Son nuestros los sentimientos.
Son nuestras estas texturas de amor,
estas manchas iridiscentes de delicadeza.
Son nuestros los recuerdos. Todos.
En gruesas pinceladas cerca de un vértice
está mi madre. Es viento y es tierra
y es agua mi madre.
Al centro del cuadro está mi padre
insinuado por un color evasivo. Es fuego mi padre.
Nuestros son los viajes, los adioses
y acaso la soledad.
Una curva amarillo-naranja. O más bien
una hendidura. Una materia apenas entreabierta.
Una reciente cicatriz
acaso.

El sonido y la estampida

El sonido y la estampida.
Doscientas bocas bebiendo
de un solo par de labios.
El brillo y el color
imperceptibles del aleteo.
Tus ojos hace rato ya
clavados en los nuestros.
Encerrados en un tiempo
y en un lugar:
el de la extraordinaria pared,
el del increíble techo,
el de esta tan dilatada muchedumbre.
Te tocó nacer y morir aquí
en mi corazón.
Nos tocó el amor de nuestra madre
y el amor de nuestro padre.
Me tocó vivir en tu corazón.

Contra el secreto

Contra el secreto
de la interpretación. Lloro.
Hace días. Hace tiempo
que llorar quería.
Tanto tiempo que no entiendo.
Tantas horas que constituyen
ahora mismo mis pasos.
Mi cara de perro asomándose
en cualquier esquina.
Mi hermano Eduardo falleció hace un mes.
Murió como pobre, pero sin deudas.
Murió como pobre, pero sin dudas.
Sus manos no tenían dudas.
Tampoco su voz. Ni su amor.
Mi hermana Elena pagó los gastos
del crematorio. Y Lucy, su viuda,
guarda por nosotros las cenizas.
En todo esto, yo no participé sino
poniéndole los ojos en blanco
a una morena. Chivilla y blanquísima de ojos
mi negra. Igualita a la muerte.

Hojita delicada

Hojita delicada
de papel. Lacerada hermana.
Sobreviviente. Anónima.
Fría sobre el vidrio
de este escritorio. Cerrada.
Evasiva muchacha que en día.
Muchacho que un día.
Violentada. Presa. Rota.
Confidente hermana.. Beldad
nocturna. Franja
de la espuma de la playa.
Tú que eres estos ojos..
Tú que eres mi puerta, mi puerto,
mi compañera.
Tú que sopesas esta masa de amor negro
que es mi alma.
Tú que devuelves el dardo
y asimismo la aljaba.
Oh torre silenciosa.
Oh silencioso pinar.
Oh mi hermanita, mi igual,
mi paisana auténtica. Mi hija
generosa. Mi castísima beata.

ENREDADERA

Para Rosario Bartolini y Julio Saldaña

Agarrar mi guía y elevarme tal una enredadera
El frío nocturno no será nada tampoco
La escarcha inevitable del amanecer
Si como si bebo si respiro
Ya es una gracia enorme
Para mi objetivo inconsciente
Sonámbulo o en automático
A un lado papeles bultos desperdicios
Aire viciado
Palabras densas e impuras
Entre mi raíz y yo
Entre mi guía y yo
Hilos visibles e invisibles
Para escalar lento como el perezoso
Seguro y cierto como la serpiente
Entre aquellos últimos
El hilo invisible
Que me puso de nuevo en Lima
Que me ensartó otra vez a tu amor
Noche ciega la que ve más allá
De nuestros ojos
Ahora que humecta mis mejillas
El barro e incluso el hormigón
Sobre el que me arrastro
Con la mirada no siento menos con el pensamiento
Con las comisuras entreabiertas de mis labios
Y parte de mi húmeda lengua eso sí
Con mi respiración taponeada por el lodo
Que es tierra la que respiro
Igual que el can
Igual que la hiena
Cuando engulle a trozos desesperados su presa
Igual que el pajarillo que no pudo más
Y añade un grumo más a la tierra
Enfilo y trepo entonces
Me oriento por la voz que me llama
Por la que pronuncia mi nombre
Y me extiende sus brazos amorosos
Y desaparece de nuevo
O tarda
Porque así me va animando a subir
Como la enredadera que soy
Flores de fango que en realidad somos todos
Cada uno
Y jamás únicamente los poetas.

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MI POETA INVITADO: Alejandro López Pomares

EL MANTO DEL TIEMPO

El olvido se apiadó de mí, seco en la arena.
Con su larga melena y dedos de espuma
me esculpió de mármol una estatua
en el borde del mundo.
Oye mi voz, mar adentro,
y si no la entiendes tampoco importa.
Es voz de fuego y tierra,
voz que arde y tiembla,
que se esfuma y desgrana.
No me empujes por la espalda, vida mía,
embrida mi alma a tus ojos de loca,
tu boca con su sismo destapa un espejo de lava,
que rompe el cristal y no el reflejo.
Si doy un solo paso,
caigo,
pero contiene el suelo mi huella
por la vida que le va en ello,
por la mella que dejó el tiempo
al soltarse de mi mano.
Se arrimará el cruel invierno, que me eriza
los pelillos de la nuca
con su gélido beso,
y me trae el recuerdo un verso oxidado
que debí escuchar de tus labios de loca:
«de tiempos de gloria están
los presentes llenos
y las tumbas vacías».
Y qué me dices yo aquí solo,
erigido de vuestra desgana,
soportaré mi ansiedad,
porque ni se engendra
ni se agota la ausencia.
Solo bajo mis pies
y mis sostenidos ojos en vela,
columna de apoyo al viajero,
se prolongará el tambaleante
manto del tiempo..

ESTA PEQUEÑA HABITACIÓN Y SUS CUATRO PAREDES

La habitación es pequeña, la ventana
y la cama crujen con sólo el viento besarlas.
La música que oigo me delata y la desato.
Se demora la lluvia,
se hiela mi pupila bajo un relámpago
que agoniza a diez metros sobre la tierra,
el sigilo de una ciudad en el punto de mira,
un bar que cierra
y un semáforo se debate entre detener el tráfico
o dejarnos caer ciudad adentro
se escuchan las pisadas
Anuncio publicitario
mientras una bombilla parpadea
un pasillo abandonado y la foto de alguien,
tu incertidumbre y la mía pasean agarradas de la mano.
Las ciudades aúllan bajo el asfalto,
mírate en los charcos con esa cara descorrida
bajo una lluvia que huele a lluvia
y un viento que suena a lamento.
La poesía es un mar de dudas,
desbordándose por nuestras calles
y yo sólo alguien que se aferra
en el punto de mira
la foto de alguien
se ahoga sin motivo
sin palabras
sobre los charcos con mi cara descorrida
y yo sólo alguien que se ahoga.
Editorial Ars Poética

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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