HACER DIABLURAS [Mi poema] Manuel Juliá Dorado [Poeta sugerido]
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MI POEMA …de medio pelo |
El diablo es ese invento de los curas Son esos que se muestran con tonsuras Que curan las conciencias con suturas El diablo es ese ser tan repelente Con rabo, con tridente, su amenaza |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Manuel Juliá
El PARQUE
Pido una Coca-Cola y me quedo ensimismado
con unos cómicos andantes que llenan la plaza
metidos en fluorescentes uniformes del pasado. Un violín
ahoga un poco el ruido de los niños sobre las baldosas.
Destella una canción del ayer en labios del payaso,
se apodera de la bruma de insectos que sale
de la yerba, las flores mojadas. Estoy feliz,
todo está en su sitio, hay un frescor vivo en la materia,
una canción de cuna en la herida de los árboles.
Estoy feliz porque veo llegar a los niños riendo
con sus labios llenos de horchata, porque suena
la canción del payaso ya no viniendo de ayer
sino del viento de ahora que atrapa las chispas
de la fuente de colores que inunda la noche.
Estoy feliz porque creo que me miras
más allá del tiempo de ayer de hoy o mañana,
me miras desde una vida que no ha helado la muerte.
Desde tu fe en la sombra todo florece dos veces,
en mi memoria y en tu sed de no perderme.
AZUL
Sí, es domingo ahora, aunque no lo sea.
El sol es una magia del que nunca habla, un dictado
en la lengua más extranjera que existe sobre la vida,
una metáfora escrita por Dios, la metáfora del silencio.
Te acercas sin que te vea, caminas a mi lado,
vuelves, ¿de dónde has llegado para ser voz de ausencia?
Con la luz de los pájaros avanzas hacia mí.
Eres la blancura de este sol de domingo pleno,
este sol que está en tus ojos y en tus dedos y en
tu vestido de seda que brilla como si estuviera
en un cuerpo vivo. Voy a caminar por el campo
para saber que no estoy muerto ni perdido.
Voy a celebrar que este recuerdo no muere porque
se alimenta de un sol elegido para amarme,
y para caminar conmigo por la memoria
mirando la fuerza más poderosa de la ausencia,
un sol de domingo que enciende en mí tu nombre.
YA NO HAY VIENTO
Hace mucho que no nos miramos a los ojos
o nos sentamos juntos en un banco
y comentamos que ya no hay viento,
que estamos al final pero algo puede ser un comienzo,
hace mucho que ya no me abrigas
en una noche fresca que aguanta sus luces todavía,
que suelta un vapor de nicotina y niebla
y me siento como un pájaro desnudo
o como un pobre cachorro de sombra futura
que se hiere con las voces lejanas,
y ya no hay viento,
el día se queda sin poderse mover, preguntándose
por qué nadie sabe la hora de irse de la vida
o de salir al aire después de morir un rato
con el latido de tus cabellos en mis manos,
hace mucho que no nos sentamos
sobre un banco que tengo escondido en la maleza
de un jardín construido con el viento de las arañas
y la luz de las heridas del vacío
ya se está olvidando de nosotros,
hace mucho que no hablamos de tú a tú, como amigos
que desconocen que el futuro está en el pasado
y que el amor en sus labios
sigue existiendo sin que sus labios lo nombren.
NUEVOS OJOS
La ternura de tu esqueleto en mis manos
ahora, resplandeciendo, cuando levantas el rostro
todavía a mi lado, dentro o fuera de la iglesia,
cerca o lejos de todo, mientras mi brazos tiemblan
al rozar tu boca empapada en lluvia y barro
o rozar tu sortija de piedra, y la cabellera negra
que permanece tierna o recién nacida
puede comenzar a existir como una yerba húmeda
que rebosa por la tierra,
limpio tu rostro lleno de puñados de humo
con mis manos, un simple roce que quita la niebla
y te acaricio y tus mejillas se iluminan tan blancas
mientras estás abriendo un libro que escribí sin ti,
que no pudiste leer, del que ni siquiera
tuviste la más mínima noticia,
y mientras lo lees estoy al lado de tus ojos viejos,
sobre tu mejilla que se quiebra de gozo
con la primera lágrima que te sale, ahora lees
lo que no pude escribirte, quizá este poema
que quiere recordar la nicotina de tus uñas, las bicicletas
que no quieren devolver su alma destrozada
porque son el primer momento
de una tarde de domingo, fría,
con tu aliento abrigándome, ahora
la ternura de tu mirada se queda
en la ventana de muchas noches calurosas
y estarás leyendo este poema todo el futuro posible,
un esqueleto leyendo un libro
en la orilla de un río muerto,
y los colores de la tarde resucitan
en el nuevo brillo de sus ojos…
MIRADA
Puedo con todo lo que envuelve tu ausencia,
con la resina que está en el frío
de los pinos y con el corazón
que avanza por la noche detrás de nadie
y ya no necesita luces
para ver toda la llanura llena de pozos vacíos,
puedo con los túneles abandonados
que ayer tuvieron heridas
y sonidos desarmados
que sólo decían dolor, dolor, dolor,
puedo con el silencio manipulado en la oscuridad
como historia escrita que mancha
el corazón de negro, y puedo con tus ojos negros
que ahora observo con mi nueva tristeza,
y puedo regresar al día en el que dormí contigo
envolviéndome en tu cuerpo,
escondiéndome en tu pecho,
puedo con todo lo que ya no es nuestro
porque ya no hay palabras y no hay oscuridades
solo una desolación que no quiere despertarse
por si acaso se pierde tu mirada
y ya no queda ni el dolor,
mientras la ausencia sube llevándose
las palabras que pueden nombrarte.