Solo poesía
Me voy dando un paseo, la costumbre,
observo lo que pasa, pienso y leo,
respondo algún whatsap ¡qué pesadumbre!
y vuelta a meditar si en algo creo.
El líder es aquel que más engaña
a todo el que le escucha sin lo note
con índice más altos de rebote,
que a todos va metiendo en la maraña
logrando al fin les vote.
El mar, yo nunca supe que el mar fuera tan vasto,
a fuer de ser sincero ni supe que existiera,
que yo nací en un pueblo, que allí todo era pasto,
y ovejas eran peces nadando en la pradera.
Prometo, no fui yo quien lo pidiera,
yo era un niño cantando el "Cara al Sol",
una especie incipiente de español
al que un día robaron la cartera
y hoy se siente cual fuera un esquirol.
Cuando llegue el invierno, amigo mío,
y de blanco se pinten las montañas,
el ganado retorne a sus cabañas
protegiendo del agua y del frío.
Ante todos vosotros me desnudo,
las vergüenzas que guardo hoy las aireo
-yo era un niño jugando en el recreo-
y hoy ya triste al pensar se me hace un nudo
y doy siempre un rodeo.
Tú y yo y aquel, el otro
y el que asó la manteca,
todos,
frutos somos de azar,
de un accidente en este macrocosmos
cuya inmensidad desconocemos.
El hombre es ese ser inconsistente,
el mismo que se sube a los altares
así que en el planeta llueva a mares,
que mira y va besándose en la frente
mofándose de aquel que es diferente...
Él era un ignorante, algo cretino,
fantasma en un gran circo que, ambulante,
marchaba sin pensar hacia adelante
haciendo muchas veces de adivino
igual que un comediante.
Niños,
esos bichos tan aviesos
que derraman ilusiones,
tan traviesos, juguetones,
tan inquietos y sabuesos
que destripan corazones
regalándonos sus besos.
Para soñar preciso es asomarse,
mirar con ilusión por la mirilla
y ver que al resplandor la luna brilla
sin miedo ni temor a ilusionarse
por tanta maravilla.
La partida del mus sin hacer trampas,
por los campos de dios dando un paseo,
la lectura un poema en que recreo,
me ayudan a seguir y subir rampas.
Las guerras, ¿quiénes hacen? los humanos,
los mismos que, ¡soldados a la guerra!,
envían a matar a otros hermanos,
y arrastran sus miserias cual gusanos
y luego con honores los entierra.
Tal vez quieras saber. Quizás un día,
cuando tengas razón, tú me preguntes
Ya no podré ayudarte en tus apuntes.
Deberás agenciarte un mejor guía.
Tengo una alma pagana, inconsistente,
como el amor que a veces sube y baja,
lo mismo se acelera o se relaja
que sale a navegar contra corriente
o siente de una rama se desgaja.
Soy curioso no más, soy muy curioso,
y observo que hay verdades de mentiras
que buscan engañar. Si tú las miras
habrás de comprobar que dejan poso.
Comprendo que hoy el tiempo haya cambiado,
pues trenes hay que avanzan tan veloces
que van como una flecha sin sus roces
y justo que al sentarte ya han llegado
sin ruido ni dar voces.
Sean malditos aquellos gobernantes
que ascienden al estrado haciendo astillas
y suelen observarte en sus mirillas
tratando cual muñecos figurantes
y escupen a rabiar con sus colillas.
Veía de pequeño ese legajo,
"El Árbol de la Vida" su portada,
recuerdo, no recuerdo casi nada,
mirando aquel estante desde abajo.
Hace algún tiempo se echó a navegar
un inmigrante de un país vecino
soñando ingenuo con otro lugar
donde hallar el pan y el vino,
donde poder trabajar.
0Y un día tú dirás
que el mundo no te entiende
y haciéndote preguntas seguirás
mas nunca una respuesta encontrarás
que veas que te atiende.
Confieso me he sentido algo aliviado
sabiendo que yo soy un ser vulgar,
que debo de aprender a caminar
mirando con cuidado a cada lado
pues puedo tropezar.
Tengo un niño pintado en la pupila,
un peque que es un sol, una monada,
no puede despegar de su mirada,
penetra con tal fuerza que encandila
a mi alma enamorada.
Vivimos en dos mundos diferentes,
en ríos muy dispares navegamos
surtidos por diversos afluentes
y, en fin, que no es igual lo que soñamos.
El amor que sangra por la herida
cercano es al dolor. Que el sufrimiento
no tiene en que apoyarse ni un momento,
rezuma la esperanza ya perdida.
de sano el sentimiento.
Aunque diga que sí, no estoy seguro
si digo lo que el cuerpo a mi me pide,
tampoco es evidente si coincide
con lo que se me ocurre o es un conjuro,
e ignoro la equidad cómo se mide.
