A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
Solo poesía
Cada día que pasa, cada día,
a cada hora y minuto, a cada instante,
yo quisiera saber, no es ser pedante,
de este mundo de pena qué sería,
A ese amor que no se encuentra,
el mismo, al que se ha perdido,
al que sabes nunca ha sido,
que su amor no trae a cuenta.
Ser feliz no es, amable o complaciente,
a este mundo subirle a los altares,
y esconder si es que ves que llueve a mares
tu mirada al pasar, no ver de frente.
Que es de noche y de día y está oscuro,
y empieza a clarear cada mañana,
y vuelve a desplazar su sombrai un muro,
lo mismo que le ocurre a ese conjuro
que no sabe advertir de donde emana.
Hoy pregunté a mi perro por su vida,
quería conocer si se acordaba
del tiempo cuando niño, a qué jugaba,
si acaso fue feliz. Si en su guarida
tenía qué comer. Que me comente...
Ayer murió el candil y hoy la luz brilla
por medio de una lámpara de led,
mas mira a la almirez
que aun sigue repicando ¡maravilla!
machando alguna nuez.
No soy quien para juzgar,
para tus versos, mielero,
no existe un buen basurero
que los puedan soportar.
Sabía que era cierto y no sabía
de aquello que en la vida le esperaba,
él mismo el porvenir desconocía,
cambiando sin parar de una a otra vía
dudando si acertaba.
Te aislas, lo que ves no es lo que ves,
que el mundo tal cual es no te interesa,
tampoco si se pone del revés,
se pone de costado, da un traspiés
o viene a saludarte allí y te besa.
¡Qué bella que es la vida cuando te hallas
los toros disfrutando en la barrera!,
obviando lo que ocurre por afuera,
que observas al pasar pero te callas,
fingiendo, si es invierno, es primavera.
Matar para comer, comer matando,
matar, siempre matar, matar la vida,
seguir sin importar cómo ni cuando
aquello que interesa vas cortando
y al tiempo disfrutar de su comida.
No puedo soportar tanta inconsciencia,
algunos me dirán que con los años
me he vuelto intransigente,
que miro por encima de la gente,
mi mal es la impaciencia,...
Los hombres, esos seres pretenciosos,
que van haciendo alarde, presumidos,
pues nacen y se creen bendecidos,
los mismos, los que fardan de rumbosos
retumban al pasar con sus quejidos.
Entre el sol y la luna hay una estrella,
entre el cielo y la tierra hay una nube,
si me meto en el agua, el agua sube
si la luna se cae aquí se estrella.
Las palabras son voz en el desierto
de un planeta en que todos están mudos,
en que dicen algunos que se han muerto
o que tienen cerebros muy tozudos.
A Dios le puso una vela
y otra al diablo por si acaso,
lamentando algún fracaso,
la noche pasando en vela.
Y apagada la candela,...
Pintado tengo un pueblo en la pupila
-mi pueblo, bien que cabe, es muy pequeño-
lo saco a pasear siempre risueño,
sembrado está de mies que se maquila.
Ignoro por qué guarda relación
la luna con Valencia. En cambio el sol
le inunda con su luz como un crisol
por todas sus esporas. Que así son
sus rayos sin control.
Me dicen que soy viejo y yo inocente
me miro con frecuencia en el espejo,
y escucho: no hagas caso, que esa gente
no llega a comprender que su reflejo
se vuelve para atrás como el cangrejo...
¿Quién hizo la carambola,
sabes tú quién la inventó,
quién la hundió y la levantó
y se apiadó al verla sola
y pensando era una trola...
Era un sitio pequeño, tan pequeño
que allí ya ni cabía la esperanza,
futuro era decir adivinanza,
vivir lo que es vivir solo era un sueño.
Un niño renacuajo es incipiente
de un ser que puede ser que salga rana,
o pase por la vida con desgana
o siga con galbana la corriente,
le zurren la badana.
Si mi Dios nunca existiera,
si el que a mi me han enseñado,
al que tanto yo he rezado
sin mostrarse aquí hoy siguiera.
Debajo mi ventana hay una fuente
y un caño que echa el agua y la bendice,
de noche en escuchar yo me entretengo,
me encanta oír si el eco se desdice.
