A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
Solo poesía
Eres aire que vuela sin rumbo fijo,
marinero que en sueños quiere ser aire,
objeto arrepentido de su desaire,
la palabra que falta de un acertijo.
Existir, ser, estar
mirándose al espejo cada día
creyendo en lo que refleja y no dudar
si esa mueca es de susto o de alegría.
Ayer paseando miré a tu acequia,
estaba triste,
sus aguas cenagosas,
antaño claras, límpias y olorosas,
de putrefacción ahora se visten.
De tus sueños ya hoy queda la entelequia
de aquellos que en sobrevivir insisten,
mas nadie te acaricia ni desviste.
Quiero escribir un verso que destruya
al mundo cual si fuera un cataclismo,
plagado de ignominia y de cinismo
lanzando a mil toreros con su puya.
No me mueve a escribir, cuando yo escribo,
un afán de renombre y lucimiento,
pues que expreso sincero lo que siento,
y le pongo aquí al mundo por testigo.
Cruzaba yo la floresta
una tarde de verano
con el sombrero en la mano
y el sol calando en la testa.
La savia de aquel tronco se ha estresado,
suicidada, su llorera se echó al mar;
la flor del azahar se ha desnudado
y han enfundado sus ansias de volar.
Las guerras las provocan unos pocos,
así que a alguien le engañen y no crea,
con maña y uso haciendo de sofocos,
saliendo a predicar en la platea
gritando cual si fuera que están locos.
Cada día, de la poesía un verso,
un paso de la gloria hacia el olvido,
ilusión que te impulsa al universo,
un sueño, una esperanza que has perdido.
La muerte es fin al sueño de una vida,
implacable ocasión para perderte,
que anula la obsesión que hay en quererte,
la muerte es una triste despedida.
Marchando a la rebusca del destino
de noche, cuando el cielo andaba oscuro,
topando fui en la frente contra un muro.
Dudé si era el camino equivocado
o el mismo y tantas veces deseado.
Ocurre cuando ya harto estás de vino.
Niña, esta noche se nos muere un año
¿di, cuantos van? pues yo perdí la cuenta
desde el día, era allá por los setenta,
que agua a beber fuimos del mismo caño.
Bañándose en el río
cual Dios le trajo al mundo,
igual que un vagabundo
que vaga a su albedrío,
desnudo de su hastío
sin nada que ocultar,
pensó en llegar al mar...
Es la historia de un muchacho que soñaba con ser libre,
se olvidó del cuba libre y a las letras se aplicaba
presumiendo que sumaba su esfuerzo al mayor calibre
y al futuro de ese aljibe a llenarse le ayudaba.
Le amputaron una mano por decir lo que pensaba
y soñar lo que soñaba, le difamaron. ¡Villano!
¡Tu eres un cerdo, un marrano!, la plebe a él le gritaba
sin piedad le conminaban a linchar como a un enano.
Del secano a la mar existe un trecho
y entre el uno y la otra una quimera,
la impresión de un planeta muy mal hecho
así lo hiciera dios o quien lo hiciera.
El pasado es pasado y ya no existe,
el presente es pasado, ya se fue,
el futuro es presente que aun no viste
pues se sabe que el tiempo no resiste
así fuera yo al mismo me aferré.
Como el viento va besando tu mejilla,
se pierde y en un tris tras desaparece;
como el sauce que en la orilla va y se mece
y mañana ya cayó en la misma orilla.
Vosotras, aguas gélidas, heladas,
que en mi razón llenáis el subconsciente,
corrientes que nadáis contracorriente,
ciegas, de discernir tan complicadas.
¿Mediocre? pues ya sé que soy mediocre
pero ¿qué puedo hacer? Por más que intento
no consigo elevar mi pensamiento,
si en mi paleta existe sólo el ocre.
¡Una foto, por dios, hazle una foto
y una y otra y así hasta cincuenta!
que es posible en un tiempo ya no sienta
la emoción que me causa y que ahora noto.
Tengo un alma partida en mil pedazos
por un mal que le aqueja y no consuela
que horadando ha sufrido con la azuela
los mal pasos de la vida y sus codazos
y trae a mal traer aunque le duela.
Disfrazado de turista
se iba sumando a la lista
de aquel que no entiende nada;
él se miraba al espejo
sin verse joven ni viejo,
mas distinto a la manada.
Tengo un ojo clavado en mi cerebro
que me busca, me observa y me persigue,
allá donde yo voy siempre me sigue
velando si es le hago algún requiebro.
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