VALENCIA, LA LUNA Y EL SOL [Mi poema] Osvaldo Lamborghini [Poeta sugerido]
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MI POEMA …de medio pelo
Ignoro por qué guarda relación
la luna con Valencia. En cambio el sol
le inunda con su luz como un crisol
por todas sus esporas. Que así son
sus rayos sin control.
Mas sea la que fuere la razón
que obligue a soportar tal sambenito,
alabo sin cesar al dios bendito
quien hizo que sufriera un quemazón
dejando casi frito.
Que el sol aquí es un sol, un privilegio
que anima la mañana al despertar,
e invita a estar contento, a trabajar,
los niños a llevarlos al colegio,
la fiesta a disfrutar.
Pues no hay comparación. Y es que la luna
por mucho que se esfuerce en alumbrar
no puede al sol seguirle y ni alcanzar.
Quien goza aquí de sol tiene fortuna,
dan ganas de besar.
©donaciano bueno
“Está a la luna de Valencia” se dice del estado en el que se queda alguien cuando se ven frustradas las esperanzas de lo que deseaba o pretendía.
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Osvaldo Lamborghini
Nunca es el siempre lo mismo;
siempre: es lo mismo, siempre.
Nunca es lo mismo.
Siempre es nunca: es lo mismo:
–Es lo mismo de siempre,
nunca lo mismo.
–Y ahora entregad los ejercicios.
Firmad con vuestro nombre, el mismo
Dado en la pila de bautismo,
Negro tapete del oficio,
Blanco de burla (con tropismos
De alcance no esperado),
Pero dado que un solo dado
De los pelos al bedel cojo
Trae y otra vez es lo mismo.
Los putos lo esperamos todo de Dios
Somos creyentes
Hijos de María
Comunistas aunque cuando venga el comunismo
¡malos! nos encierren
en esos terribles
campos de concentración
Donde te vigilan y
¡ni por casualidad!
podés emperifollarte
tranquila…
No sé, ponerte de vez en cuando
aunque más no sea
una enagua de cintura
un corpiño
o darte, ah,
eso sí que ¡hum! es muy mono
un toque de rouge
o depilarte a conciencia
la parte tierna del pezón.
La madre Hogarth (fragmento)
Cuanto más límpidas te parezcan
Las aguas del lago
Y aun cuando creas
Rebosar de plenitud
Igual recuérdame
Yo soy tu proveedora de droga
Cuando contemples
Con mirada ascendente y pura
El triunfo de los pájaros
Y la derrota de las olas
Igual recuérdame
Yo soy tu proveedora de droga
Cuando vayas al encuentro
De la amada o el amado
Sintiéndote seguro
Del esplendor de sus pupilas
Igual recuérdame
Yo soy tu proveedora de droga
Y no me abandones
Prematuramente
No te comportes
Como un ingrato
Recuérdame siempre
Yo soy tu proveedora de droga.
Unas bolitas de mercurio
a Susana Cerdá
Cuando la pasión se hace fuerte, pero muy fuerte,
El cielo monta su gatillo
Y entonces estamos perdidos
Mi muy querida
Más, tal vez, nos valdría…
¡Oh, no, nada nos valdría!
(Salvo este gustito de perecer en el intento)
Porque la cuestión es nuestro galimatías adrede.
Claro: no hay cuestión.
Aunque (jamás escribir aunque)
¿Por qué no hay cuestión?
No me preguntes, querida
Ya estoy un poco harto de tus preguntas
¡Aunque!
Igual te amo al calor del diálogo
Y, y no nos entendemos
Prefiero tus pies de monja sobre la boca
“Del que no sabe pensar”
Yo
Electrizantes pies de monja
Cada uno de tus hermosos pensamientos
Los tiraré a la basura
¡Aunque!
Porque siempre estaré a tu lado
Millones de lados
Una sola mujer
¿Dónde estás, paradisíaca?
Ligeras ganas de introducir pasmado
el remanido pene en la pátina vagina
y adorar luego la bóveda celeste.
Venían los griegos, esos niños inocentes de la peste.
Encendían el fuego y escupían las espinas,
no en un cuarto de hotel, no en éste,
que a manzana huele y a pornoshow deshabitado
por la más linda, por ella,
por la más bella,
por la más trina,
por la joya:
Helena, Helena de Troya,
Madre de Dios y bailarina.
El éxtasis y la dosis y la rima
y una clase de zorrino ensimismado
que igual tendré que dar mañana a pesar del pico.
Me gustaría ser judío
y mañero y transexual como el Espíritu,
y no este zorzal, este aeda marcado,
que huele a horror aunque se disfrace de Cupido.
Envuelto en una paz apocalíptica
el tipo miraba la cocina,
las hornallas, el fuego encendido:
la cocina, empapelada ciertamente
con hojas o páginas
de diarios y revistas.
Él no había merecido la estrella de la mañana,
eso es claro, y no era (ni siquiera)
el primogénito de la muerte.
La vida pasaba como un lago.
Las orillas tensas, el centro mudo.
Agua ciega, pobre y cercada.
Aquel que ayer nomás decía
tomaba ahora mate eternamente
y leía novelas de vampiros.
Televisión y fármacos: la perfección
quedó en anhelo.
Renacerá el amor con la próxima guerra.
Y en un entonces sin entonces,
con un Dios pifio que siempre tarda,
entonces se apoyará en sus muletas
y abrirá el pico como una gaviota
y derribará las puertas del paraíso,
antesala del infierno.
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