MI PAISAJE FAVORITO [Mi poema] Carlos Brandy [Poeta sugerido]
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MI POEMA …de medio pelo |
Cuando el mar está bravío Que ese fragor de las olas Sólo si el mar está en calma Si pudiera yo crear |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Carlos Brandy
MIL NOVECIENTOS CINCUENTA Y CINCO
Un rostro como un río,
un corazón ardiendo
por encima de todo.
Esta inocencia debo
a la piedra donde puse
mi planta,
a los caminos, a los niños,
al mar, al cielo inmenso
con su anhelo de pez vivo,
a los árboles, a ciertos hombres
que abrieron su misterio
sin pronunciar palabra.
Aquí está mi vida,
en este tiempo y este humilde
lugar, donde por mi ventana
penetra el amable follaje,
y susurra su pequeña canción
con su lengua plena de savia.
ESTAR EN EL TIEMPO
Este estar en el tiempo
como un deseo latiendo en la memoria,
como un árbol fantasmal y absurdo
renovando sus hojas sin palabras;
esta lucha contra el aire,
el agua, el fuego, los pequeños
desastres desencadenados,
mientras las larvas del alma
crecen incansables, o mueren
en la prisa de su esfuerzo.
Todo lo tengo, es cierto:
mi casa, mi mujer, mis amigos,
las innombrables materias de la dicha,
y una nostalgia oscura,
penetrada por cosas que ignoro,
mientras sucede —tan callado—
el melancólico tiempo.
TRISTEZA
Sí, te conocí por tus ojos
oscuros y grandes,
por tu emblema donde un león dormía
entre escondidas garras.
Me enamoré de ti.
Mas ahora cae el olvido.
Así eres más hermosa todavía:
pero no puedo amarte.
Y ya no sobrevivo,
vivo simplemente,
y muerdo la pulpa de los jrutos,
bebo mi vino, hago luz
en mi casa.
Estabas en mi sangre;
hoy estás en la calle, lejos,
junto al invierno
en su más muda entraña.
Con la muerte de testigo
Con la muerte de testigo
escribí mi antiguo testamento:
nadie heredó
sino mi vida oscura,
estirándose como una amiba
mitad absurdidad, mitad sueño.
Con la vida como testigo
escribo un nuevo testamento:
lo heredará la sombra de mi cuerpo,
la sombra que lancé a la luz
y que acompañó en su existencia
triste y altivo,
pero auténtico en el tiempo,
frente a la luz y a la muerte.
Y todo hasta el final.
El bufón del rey
Como espada enterrada
está mi sombra, como espada
que comprendió su importancia
y su inutilidad.
Viviente y solo frente a la noche
a sus solemnes arganas de carbón y belleza,
y también su inexplicable soledad.
Ríos que en el espacio mueren,
luces que viajan silenciosas
como naves de otra realidad,
sombras y nombres de otras sombras,
explosiones, abismos, cansancio
de vivir y morir, mientras aquí
soñamos entre hojas que un otoño cualquiera
pondrá en las calles y se podrán pisar.
Así, frente a la montaña inmensa,
frente a sus luces frías me encontré con el tiempo,
y comprendí que él era el Rey
y todo lo demás su eterna corte,
y que sin su presencia nada ni nadie
podría soñar.
Hay polvo en el tiempo
Hay polvo en el tiempo
y días que se pierden
entre enredaderas de nostalgia.
Hay muelles donde el tiempo amarra
navíos silenciosos, y mástiles
donde penden misteriosas banderas.
Hay todo eso, y un gris acabarse
como si la muerte recién comenzara.
¿Quién tendrá serenidad
en esos andenes donde los trenes parten
sin saber hacia qué nada?
¿Quién pedirá su nombre al primer extranjero
que llame a su puerta, sin saber
quién vive o quién muere?
Definitivamente, todo está en el olvido
como flores ya ciegas o puertas sin pestillo,
todo infinitamente vivo,
en ese silencio que sólo las estrellas
defienden con la violencia de la luz.