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»GABRIEL CELAYA [Mi poema]
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Gabriel Celaya (Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta) es un poeta español, uno de los más representativos de la poesía social de los cincuenta. Cursó el bachillerato en San Sebastián y la carrera de ingeniero industrial en Madrid. En esta última ciudad vivió en la Residencia de Estudiantes; conoció allí a Federico García Lorca y José Moreno Villa, y la experiencia dejó en él un recuerdo imborrable. Sus primeras tentativas como poeta no fueron aceptadas en modo alguno por su familia, razón por la cual eligió escribir con seudónimo. http://www.gabrielcelaya.com/
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AmorVivir es fácil y, a veces, casi alegre. Esta tarde -mar, pinares, azul-, La brisa unía en un mismo latido La tierra se extasiaba; ya casi era divina ¿Recuerdas, dulce mía, cuando el aire Vivir es fácil y, a veces, casi alegre. Vivir es fácil y, a veces, casi alegre. Dulce, dulce mía, ciérrame los ojos, Vivir es más que fácil: es alegre. Amor de hombreMi estricta voluntad, mi punta seca Si hiero, mato, engendro. Hasta que al fin, en sangre, Amparo-EszbáIndecisa y cambiante, ¿eres amor o muerte? |
A Blas de OteroAmigo Blas de Otero: Porque sé que tú existes, Vamos a ver, amigo, si esto puede aguantarse: Nos estamos muriendo por los cuatro costados, Tú sabes. No perdonas. Estás ardiendo vivo. Nuestra pena es tan vieja que quizá no sea humana: Con los cuatro elementos de la sangre, los huesos, Soy creciente. Me muero. Soy materia. Palpito. Debo salvarlo todo si he de salvarme entero. ¡Si fuera yo quien sufre! ¡Si fuera Blas de Otero! Invoco a los amantes, los mártires, los locos Invoco a los que asaltan, hiriéndose, gloriosos, Tú también, Blas de Otero, chocas con las fronteras, A veces me parece que no comprendo nada, Detrás de cada cosa hay otra cosa que es la misma, Hace aún pocos días caminábamos juntos Hablábamos distantes, inútiles, correctos, Tuvimos aún que andar, cruzar calles vacías, Todo el dolor del mundo le atraía a nosotros. Y vi que era posible vivir, seguir cantando. Por eso, amigo mío, te recuerdo, llorando; |
DeseadaDeseada, ¡tan suave!, ¿Son tus ojos dulces? Yo te amo, te amo, te amo, ¡Oh, tenme en tu sonrisa, ¿A qué llamas cambiando? Ven más cerca. No temas. Y aún sonríes con ojos Cabelleras, torrentes, Y tú, esquiva, flotando ¡Oh dime, deseada, Di si tu remota Deseada, ya basta. Dedicatoria finalPero tú existes ahí. A mi lado. ¡Tan cerca! DescansoCon ternura, con paz, con inocencia, Con una fatiga que no es un desengaño, Sé que floto Desde lo informeUn dulce llanto espeso, Las caricias se espesan |
DespedidaQuizás, cuando me muera, Quizás tú no recuerdes Quizás no quede nada Pero visto o no visto, Yo seguiré siguiendo, ÉglogaRubio, fuerte, manso, En ti terminoEste objeto de amor no es un objeto puro; Deseable, me engaña, o furtiva, resbala Si la beso, no hablo; si la toco, no creo; FecundaciónY si yo te toco, tú eres lo que eres; Tú, conmigo, todo; Y si yo te toco, Y si no te toco, Hasta la muerteEn el paisaje oscuro La noche me suspende Uno cierra los ojos |
La noche viene desnuda...La noche viene desnuda: Con los brazos en alto Morir¡Ay tú, siempre lejana! Desnúdate, ¿qué importa? En el fondo de la noche tiemblan las aguas de plata...En el fondo de la noche tiemblan las aguas de plata. En el fondo de la noche tiembla el árbol del silencio; Es el momento en que los niños se desmayan sobre los pianos, Decidme lo que habéis visto los que estabais con la cabeza vuelta. |
La poesía es un arma cargada de futuroCuando ya nada se espera personalmente exaltante, cuando se miran de frente Se dicen los poemas Con la velocidad del instinto, Poesía para el pobre, poesía necesaria Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan Maldigo la poesía concebida como un lujo Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren Quisiera daros vida, provocar nuevos actos, Tal es mi poesía: poesía-herramienta No es una poesía gota a gota pensada. Son palabras que todos repetimos sintiendo Ni más ni menosSon tus pechos pequeños, Son tus muslos largos Tu cintura, tu risa, ¡Tú que estás tan cerca! Perdido de amorLa fatiga, la inmensa Admirable enemiga, Y vivo de la muerte Amada, amada mía, Y el hastío se alarga Porque síPececito esquivo, Cuando te beso, acierto; Mas te prolongas lejos; siempre un poco esquiva, |
Salpicada de espuma, de salitre...Salpicada de espuma, de salitre, La vida, sí, la vida misma: Desde mi ventana blanca, Salpicada de espuma, de salitre, Pálido y alto, callado, Tú que solo eres túMi vicio, mi locura, mi alegría, Tus gritos y mis gritos en el alba... Tus gritos y mis gritos en el alba. Tus labios y mis labios de salitre. Tus ojos y mis ojos, ¡Oh amor, amor! VenusEn la alcoba sombría, La lluvia adormecía los secretos A los pies de una Venus El amor desnudo y frío Momentos felicesCuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo Cuando salgo a la calle silbando alegremente Cuando llega un amigo, la casa está vacía, Cuando me he despertado, permanezco tendido Cuando voy al mercado, miro los abridores Cuando puedo decir: el día ha terminado. Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones, Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo; |
MujerEsas nubes amadas se hacen al fin estatua. Mas si viene la noche, NinfaSe detiene en el borde del abismo y escucha, Escapa por la suave pereza de su carne Y escucha temblorosa, Penúltimas palabrasMientras las estrellas brillan temblorosas, La noche vasta ensancha tu dulce presencia. La muerte sólo brilla con tranquilas estrellas. Regia amante nocturna de senos glaciales, ¿Quién eres?Con cambiarte de traje, te cambio también de alma. Si te revuelvo el pelo tú ríes locamente Tanto puedo variarte que no sé ya que quiero. Y te ríes, y acaso, si tus labios me buscan |
Tau-lLa bonita mentira de cada día Amanece inundando. Un día entre nosotrosYo me siento. Tú te sientes. Nos sentimos, Si ahora me preguntaran por qué estoy tan contento, Estas aquí, en mí mismo. Estamos donde siempre, callados. No hay motivo Soy feliz, ¡tan feliz! Me dejo estar. Te quiero. Todo es bello. ¿Quién creería si nos viera que cada día, obtusa, ¡Ahora, mi ahora mismo, |
España en marchaNosotros somos quien somos. Ni vivimos del pasado, Somos el ser que se crece. Somos bárbaros, sencillos. De cuanto fue nos nutrimos, ¡A la calle! que ya es hora No reniego de mi origen Españoles con futuro Recuerdo nuestros errores Vuelvo a decirte quién eres. No quiero justificarte España mía, combate A Andrés BasterraAndrés, aunque te quitas la boina cuando paso No sé si tienes hijos. Estábamos unidos por la común tarea, Andrés, tú lo comprendes. Andrés, tú eres un vasco. Maderas, las maderas humildemente nobles, Hay gentes que trabajan el hierro y el cemento; Tales son los oficios. Tales son las materias. Tales son los oficios. Tales son las materias. Mira, Andrés, a los hombres con sus manos capaces, Están así los hombres Mira, Andrés, a los hombres, ya sentados, ya andando, Mira, Andrés, cómo estamos unidos pese a todo, La mano, Andrés. Tu mano, medida de la mía. |
Una pareja perdidaNo cojas la cuchara con la mano izquierda. Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece. ¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos? No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto. BiografíaNo cojas la cuchara con la mano izquierda. Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece. ¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos? No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto. |
A Pablo NerudaTe escribo desde un puerto. El alma a toda orquesta, Soy un hombre perdido. Caliente y sudorosa, Viviendo, viendo, oyendo, Tú, cínico, remoto, Estaciones, transcursos, Allí todo se funde. Sin intención, sin nombre, La doble ala del fénix: Caricias o perezas, No hay clavo último ardiendo, ¡Oh inmemorial, oh amigo Mas hoy vuelves, proclamas, Los jóvenes obreros, Contra tu propia pena, Y animas la confianza Con rayos o herramientas, Cantemos la promesa, Te escribo desde un puerto, |
Quien me habita
“Car Je est un autre” (Rimbaud)
(Porque yo soy otro).
¡Qué extraño es verme aquí sentado,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar,
y oír como una lejana catarata que la vida se derrumba,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar!.
¡Qué extraño es verme aquí sentado!
¡Qué extraño verme como una planta que respira,
y sentir en el pecho un pájaro encerrado,
y un denso empuje que se abre paso difícilmente por mis venas!
¡Qué extraño es verme aquí sentado,
y agarrarme una mano con la otra,
y tocarme, y sonreír y decir en voz alta
mi propio nombre tal falto de sentido!.
¡Oh, qué extraño, qué horriblemente extraño!
La sorpresa hace mudo mi espanto.
Hay un desconocido que me habita
y habla como si no fuera yo mismo.
(1934)
Andar
Allí flota la música indecisa:
los árboles, el viento…
Aquí mi paso sueña,
mide el mundo claro y seco..
Yo respiro acompasado,
siento que vivir es sólo
un ritmo necesario:
¡Oh ser, oh ser andando!.
Ya no canto, no desmayo;
al avanzar te conozco
vida mía pequeñita,
y soy el que soy andando.
(1940)
A Amparitxu
Zure begiak ain dira eztiak,
zeren beit-dira eniak zuriak,
zuriak eniak (Popular)
(Tan dulces son tus ojos, que los míos son tuyos, y los tuyos, míos)
Ser poeta no es vivir
a toda sombra, intimista.
Ser poeta es encontrar
en otros la propia vida.
No encerrarse; darse a todo;
ser sin ser melancolía.
y ser también mar y viento,
memoria de las desdichas
y eso que fui y he olvidado,
aunque sin duda sabía.
Cuanto menos pienso en mí,
más se me ensancha la vida.
Soy un pájaro en el bosque
y Amparitxu si me mira.
He asesinado mi yo,
¡porque tanto me dolía!,
y al hablar como si fuera
lo que escapa a la medida,
mis ecos en el vacío
retumban sabiduría.
Con todo me identifico
y respiro por la herida,
y digo que mis poemas
son un vivir otras vidas,
y un recrecerme en lo vasco
de Amaritxu y su delicia.
Cuanto más me meto en mí,
más me duelen las esquinas.
Cuánto más abro las alas,
bien de dolor, bien de dicha,
más descubro unas distancias
que, voladas, pacifican.
Cuando leas estos versos
no pienses en quien los firma,
sino en mi Euzkadi y en mi Amparo,
y en un pasado que aún vibra,
y en cómo tiemblan las ramas,
cuando las mueve la brisa.
(1964)
Apasionadamente
¡Y tanto, y tanto te amo
que mis palabras mueren
en un rumor de besos sin descanso!
¡Y tanto todavía que mis manos
no te hallan al tocarte!
¡Tanto y tan sin descanso,
que fluyo, y fluyo, y fluyo,
y es solamente llanto!
Aquí están todas las rosas encarnadas del deseo...
¡Aquí están todas las rosas encarnadas del deseo!
Allí la luna, callada,
blanca y estéril, mirando,
espejo vuelto a sí mismo,
su perfección de narciso:
soledad en aguas blancas
de lo blanco quieto y frío.
Dura o sin sangre, tranquila,
de está mirando a sí misma,
mientras rosas encarnadas,
pulpa y amor, carne viva,
bajo una brisa caliente
se desmayan de delicia.
Con los ojos en la luna,
bajo los pies, rosas rojas,
estoy esperando, quieto,
que tú, que yo mismo venga
sigiloso por la espalda,
con la sorpresa de un beso
blanco y verde de silencio,
que tú, que yo mismo venga
con un beso
muerto de puro perfecto.
Cerca y lejos
Más allá del pecado,
indecible, te adoro,
y al buscar mis palabras
sólo encuentro unos besos.
En el pecho, en la nuca,
te quiero.
En el cáliz secreto,
te quiero.
donde tu vientre es combo,
fugitiva tu espalda,
oloroso tu cuerpo,
te quiero.
Cuéntame cómo vives, cómo vas muriendo
Cuéntame cómo vives;
dime sencillamente cómo pasan tus días,
tus lentísimos odios, tus pólvoras alegres
y las confusas olas que te llevan perdido
en la cambiante espuma de un blancor imprevisto.
Cuéntame cómo vives;
ven a mí, cara a cara;
dime tus mentiras (las mías son peores),
tus resentimientos (yo también los padezco),
y ese estúpido orgullo (puedo comprenderte).
Cuéntame cómo mueres;
nada tuyo es secreto:
la náusea del vacío (o el placer, es lo mismo);
la locura imprevista de algún instante vivo;
la esperanza que ahonda tercamente el vacío.
Cuéntame cómo mueres;
cómo renuncias -sabio-,
cómo -frívolo- brillas de puro fugitivo,
cómo acabas en nada
y me enseñas, es claro, a quedarme tranquilo.
De Tranquilamente hablando, 1945
De noche
Y la noche se eleva como música en ciernes,
y las estrellas brillan temblando de extinguirse,
y el frío, el claro frío,
el gran frío del mundo,
la poca realidad de cuanto veo y toco,
el poco amor que encuentro,
me mueven a buscarte,
mujer, en cierto bosque de latidos calientes.
Sólo tú, dulce mía,
dulce en los olores de savia espesa y fuerte,
sin palabras, muy cerca, palpitando conmigo,
sólo tú eres real en un mundo fingido;
y te toco, y te creo,
y eres cálida y suave matriz de realidades,
amante, amparo, madre,
o peso de la tierra que sólo en ti acaricio,
o presencia que aún dura cuando cierro los ojos,
fuera de mí, tan bella.
El toque delicado
Si toco en mi dolor, todo lo siento
mío, mío, perdido vagamente.
Si toco en el dolor mas de repente
me vuelvo a las estrellas y a lo bello,
yo siento el corazón que aquí me quema
como un mero detalle en el sistema.