»PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA [Mi poema] Mis Maestros [Poeta sugerido]
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Breve Biografía de Calderón de la Barca ¡Gracias por leer esta publicación, ¿deseas comentar? haz click en el botón de la izquierda! Algunos de los mejores versos de la lengua castellana no nacieron como poemas, sino como diálogos incluidos en obras de teatro. Tal es el caso de los siguientes versos de Calderón de la Barca, que forman parte de lo que es, según el crítico Menéndez y Pelayo, «un drama filosófico», más que una tragedia o una tragicomedia: La vida es sueño. Reproducimos aquí algunos versos de los monólogos más famosos del siglo de oro, los que tiene Segismundo en dicha obra.* ¡Ay mísero de mí, ¡ay infelice! Sólo quisiera saber Nace el ave, y con las galas Sueña el rey que es rey, y vive Sueña el rico en su riqueza, Yo sueño que estoy aquí Éstas que fueron pompa y alegría Este matiz que al cielo desafía, A florecer las rosas madrugaron, Tales los hombres sus fortunas vieron: Esos rasgos de luz, esas centellas Flores nocturnas son; aunque tan bellas, De esa, pues, primavera fugitiva, ¿Qué duración habrá que el hombre espere, La que ves en piedad, en llama, en vuelo, Esta pues que la cumbre del Carmelo ¡Oh militante iglesia, más segura Triunfa eterna, está firme, vive pura; Los campos de Madrid, Isidro santo, Celestes labradores, en cuanto Dichoso agricultor, en quien se encierra no receléis el fruto de la tierra, (A San Isidro) Mas cese el sentimiento, cese el llanto, Ya más gloriosa con humilde celo Dichosa, insigne villa, y más dichosa (A San Isidro) Los campos de Madrid ya cielos bellos El viento, entre los varios arreboles Este pues en su espíritu dichoso, Rompe la tierra el paraninfo alado ¿Quién más dichoso está, quién más ufano? Deje de mi pluma el vuelo, (A Felipe IV) salve! Y en tanto que a tu grato oído con presagios de ilustres vencimientos La tierra te consagra el que a la tierra y, lloviendo al revés, salpicó el cielo, El mar te rinde aquel cuyo tridente aquel del mar Neptuno verdadero, Del dulce viento la región vacía Ave amorosa, pues, que con süave El fuego te asegura el que del fuego Vive, ¡oh Felipe! en celestial palacio, ¿No me conocéis, serranos? Huésped en vuestras riberas, Mas ¡ay! yo muerto, serranos; Para matarme tus ojos, A cuyo imperio süave, A tu beldad las beldades Cuyo nombre el Gata ufano En tu alabanza mi efecto, Retírase, pues, cobarde, que una voz ronca no puede Mis deseos igualmente así, pues, el tiempo nunca a la primavera hermosa que admitas unos deseos, Si tienes dueño, a tu dueño Yo vi que hurtados a un muro Tú verás que a mis deseos Prisiones rompe el capullo pues te incitan sus ejemplos, En la apacible Samaria, Verde Atlante de los cielos, Cerrándole al viento el paso, Sin que el sol se albergue en ondas Aqueste pues cuyas plantas, de aquel venerable sol, de aquel que rigiendo rayos éste en las más eminente Casta azucena o jazmín Santo Carmelo, tu planta Con el cabello erizado, más muerto que vivo, haciendo a Ignacio su mismo cuerpo, -No te espantes si te trato, no es mucho ignore quién eres, Siete días ha que muero, Negando lo que te pido, Duros abrojos tres veces Gastadas tengo las piedras Vivo cadáver me dejas, Todo en amor te transformas, Al alma sólo regalas: Dueño soy de los sentidos: Yo sus contentos no gusto, Mira no se ofenda Dios, Una llama soy que vivo Curiosísima señora, quienquiera que eres, atiende, Va de retrato primero; Sea lámina el papel, Yo soy un hombre de tan Montañés soy; algo deudo hablen mollera y copete: Preñada tengo la frente En la sien izquierda tengo Las cejas van luego, a quien No me hallan los ojos todos, a ellos suben los bigotes Pálido tengo el color, En su lugar la nariz La boca es de espuerta, rota, Mis manos son pies de puerco El talle, si gusta el sastre, de aquí a la liga no hay La pierna es pierna y no más, Sólo el pie de mi te alabo, Este soy pintiparado, Dejemos en este estado que hoy, en tu servicio, tengo Nací en Madrid, y nací Crecí, y mi señora madre, El de Troya me ordenó Bachiller por Salamanca La codicia de un bolsico Con lo cual, Bártulo y Baldo La cómica inclinación Desde letrado a poeta traté de mudar estado; Aquí discurra el lector Gorrón, poeta, escudero Con estas tres profesiones, Y así, soltero hasta hoy que, como caballerizo De este desaire de todas si bien el día de hoy más, como ajustarse al tiempo dos damas tengo, no más; y, como al fin, por el troppo una es dama de alta guisa una es fea, y otra, y todo; A entrambas las quiero bien; miente Platón; porque ¿qué es Pues si yo quiero que tengan 1 No tanto liras hoy, endechas canto; ¡Ay, Amarili!, a cuánto ¿Diré que el cierzo airado, ¿Diré que niebla parda ¿Diré que el mar violento ¿Diré que rayo libre, ¿Pues qué diré que mi dolor avise? Nise murió. Dura pensión del hado Nise murió. ¡Qué extraña desventura A tres Gracias tres Parcas combatieron, Y aunque Nise quedó muerta y rendida, A cuya sepultura Pero siga el consuelo La noche muestre ya la estrella hermosa, Y tú, hermosa Amarili, el sentimiento 2 del mar hoy y del viento mi cuidado, ¡Oh! rompa ya mi pena el sufrimiento llegue (o bien de las ondas repetido Lisonjas, y lisonjas no pequeñas, Tú, de la gran metrópoli de España purpúreo Atlante; tú, cuyo decoro Ya que al Cuarto Planeta en otro oriente bien como en la celeste monarquía engaña tu dolor (no porque espero las lágrimas mezclando con el canto No por vencer tu sentimiento agora Con inútil retórica consuela Llore el que de su llanto necesita, Una pena dorada de un engaño Así quejas y lágrimas te envío, Aunque mejor la fuerza de un tormento que en el silencio solamente cabe. la voz las calle o el callar las diga). fatal deidad, cuya triunfante huella, A cuyo carro la ambición asida Aquella a quien en vano previnieron Alcaide de la vida, que a su entrada Con condición que ha de morir advierte, No el poder la venció, no la hermosura; Luego, ¡oh rigor! (iba a decir) severo, ¿Quién vive, pues, sabiendo que recibe una vez que respira, otra que alienta, ¿Quién no se pasma aquí, quién no se admira ¡Oh, cuánta es hoy nuestra miseria, cuánta! parece que es mayor porque antes, cuando Un siglo entonces en poner tardaba Mas hoy, que diestra la hizo la porfía, No el sagrado dosel, no el fuerte muro, la heroica majestad, el real sujeto, Todo lo postra, todo a su albedrío, Dígalo pues su voz, que muda asombra, ¿Si sagrado dosel?, ¿si muro fuerte? ya luciente, ya nuboso, ya estrellado, como el Alcázar de Felipe el Grande, Si lustre puro ¿qué mayor indicio porque un rayo de sol sienta un desmayo, ¿Si majestad heroica? Sus mayores El águila alemana les dio nido, Todo el orbe pagándoles tributo, ¿Si real sujeto? Aun siendo siempre una, Felipe santo y Margarita bella ¿Si claro ingenio? Manzanares canta que con la voz que al gusto hoy se enamora, ¿Si edad florida y juventud lozana? con hilos de oro el sol nuestra carrera, No llegó al fin su fin; con nuevo estilo ¿Si brío gallardo y ánimo valiente? Por Príncipe los reinos de Neptuno De esperanzas entonces coronado pues celosa de ver que se destierra ¡Oh sacrílego amor! ¡Oh amor impío, Y ya que tanto mérito postrado, al enojo infalible del destino, Iba pues de la noche el negro velo el doctísimo artífice del día, que pedazos del sol son las estrellas; Declarose la noche temerosa, salió mostrando el arrugado ceño, Y como medio hermano de la muerte Voces que sólo el eco articulaba, aunque confusamente discurría) No perdonó devoto santuario pues aunque dos imágenes adora, Con poca pompa, el venerado bulto llegó a palacio; y mudas las estrellas, acompañaron, aunque en luz contrarias, Madrid, viendo que plebe y que nobleza quiere que suyos dos mensajes lleve: Francisco, pues, y Isidro ante María, ¡Oh! ¿No parece aquí que con candados ¿Tantos suspiros? ¿Tantos desconsuelos? solamente os merecen un desvío? Mas ¡ay! que en la mayor, en la más grave que el hombre es liberal con quien le ruega, Tanto con él la voz o el llanto puede, Luego tanto retiro, enojo tanto, ¡Oh, quién de parte de la providencia Porque al mundo el examen consolara Qué alegre entonces, si la piedad viera Pues si ignorante pide nuestro celo, Y pues del ataúd y de la cuna, y de un sepulcro a otro sepulcro fuimos dichoso aquél que de vivir se priva; Ninguna acción al dueño satisface más perfecta, más noble o más hermosa: Luego a aquél que la muerte le previene Suceda, pues, al llanto la alegría, Y ya que el cielo quiere que hoy abrase a otro centro, a otra esfera y a otro asiento, pasen también nuestros turbados ojos Vean que en prendas hoy de un bien perdido Felipe y Baltasar felices viven, Que nunca el tiempo alcanzará volando, ya Marte religioso, ya guerrero al mar sujeta la rizada espuma, luz que del Sol Felipe se deriva; (Al Excelentísimo Señor Almirante de Castilla) Repetida la luz mil veces sea, De una y otra fortuna la distancia ¿Qué aplauso habrá que tanto triunfo iguale?, Roma lo diga, acuérdenos la historia Mural corona ufana prevenía Cívica aquella era que se daba Vallar se concedía al que ganase Triunfal la antigüedad quiso que fuese Obsidional la que al peligro opuesto Pues siendo así, señor, que hoy es testigo Todos os apellidan, satisfecho Mural facción vuestra facción ha sido, Por asalto fue dellos arrojado, Cívica también es de roble duro, Can la hambre, el tiempo y el francés lidiando, estaba la leal Fuenterrabía luego si vida al casi muerto disteis, No menos la vallar, apellidada si éstas a vuestro impulso se deshacen, más gloriosa, señor, más dignamente Pero en vano sus méritos abona mejor derecho tiene que ninguna, Sólo aquel que ceñido de trofeos Luego en vos, gran señor, para logralla, Diez y ocho mil son los que habéis vencido ¡Oh! mire el sol con novedad extraña Mas no, que tanta pública alegría La obsidional corona es la que os llama, Rústica plante es, pero no ignoro Esta diadema a todas preferida para vos, héroe invicto, está guardada De las ruinas en quien silvestre nace al que le desitiaba la ofrecía, Entre los dioses colocaba santos si un ejército pues desalojaba A tanta dignidad habéis llegado, Pero no un premio a otro contradiga, Y así cuantas guirnaldas os ofrece ceñid iguales y una y otra rama, No es modestia la gloria conseguida Pues habéis cinco glorias conseguido, Fiscalice la envidia que no puede ¿Qué virtudes le dan alto renombre ¿Ilustre sangre? ¿Espíritu brioso? Pues si tantas virtudes igualmente Perdonalde, señor, hoy a mi afecto Si ilustre sangre ¿qué cerviz no doma Si ánimo invicto, ¿qué poder no humilla Si prudente gobierno, ¿qué blasones Si fortuna feliz, ¿qué más segura Si generosidad, ¿qué más probados Y si celo católico, ¿qué enojos ¡Oh! enmudezca la envidia, confesando y pues la misma envidia los concede, Y si por dicha se volviere de una, estad de la respuesta prevenido, Particular razón en este caso Y es que siendo desde una hasta otra orilla celoso el mar de ver vanagloriosa Y desatando cuanta furia encierra Venganza sin cordura y sin aviso, No advirtió que sobraba vuestro aliento Ni es la primera vez que las historias Esa plaza, esa misma al desconsuelo Su libertad os viene por herencia, Más tiene que estimar el socorrido Luego claro probó este desengaño que al que después la vio restituida. Tanta victoria pues, tan señalada siempre inmortal a par del tiempo viva. Siendo para que dure más constante que yo, muda la voz, torpe el aliento, 1 Da lugar al pensamiento Mira cómo pasó ayer, La corona y la tiara Si te engaña el propio amor ¿En qué piensas o a qué aspiras Desde el nacer al morir Mira el tiempo volador La juventud más lozana ¿Qué eternidades te ofrece La dama más celebrada, ¿De qué te sirve anhelar, 2 3 Veloz la vida se quita, Entre las rosas cantaban Antes de labrar el suelo (De Segismundo) Sólo quisiera saber, Nace el ave, y con las galas Nace el bruto, y con la piel Nace el pez, que no respira, Nace el arroyo, culebra En llegando a esta pasión, 2 Sueña el rico en su riqueza, Yo sueño que estoy aquí (De «La Vida es Sueño») Cuentan de un sabio que un día Quejoso de mi fortuna
LOS POEMAS
LA VIDA ES SUEÑO
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratais así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo.
Aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito del nacer),
¿qué más os pude ofender,
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que no yo gocé jamás?
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corre con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me ví.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.A LAS FLORES
despertando al albor de la mañana,
a la tarde serán lástima vana
durmiendo en brazos de la noche fría.
Iris listado de oro, nieve y grana,
será escarmiento de la vida humana:
¡tanto se emprende en término de un día!
y para envejecerse florecieron:
cuna y sepulcro en un botón hallaron.
en un día nacieron y espiraron;
que pasados los siglos, horas fueron.A LAS ESTRELLAS
que cobran con amagos superiores
alimentos del sol en resplandores,
aquello viven, si se duelen dellas.
efímeras padecen sus ardores;
pues si un día es el siglo de las flores,
una noche es la edad de las estrellas.
ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere;
registro es nuestro, o muera el sol o viva.
o qué mudanza habrá que no reciba
de astro que cada noche nace y muere.A UN ALTAR DE SANTA TERESA
ara en el suelo, al sol pira, al viento ave,
Argos de estrellas, imitada nave,
nubes vence, aire rompe y toca al cielo.
mira fiel, mansa ocupa y surca grave,
con muda admiración muestra süave
casto amor, justa fe, piadoso celo.
pisa tierra, aire enciende, mar navega,
y a más pilotos tu gobierno fía!
que ya en el golfo que te ves se anega
culpa infiel, torpe error, ciega herejía.A SAN ISIDRO
emulación divina son del cielo,
pues humildes los ángeles su suelo
tanto celebran y veneran tanto.
son amorosa voz, con santo celo
vos enviáis en angélico consuelo
dulce oración, que fertiliza el llanto.
cosecha de tan fértiles despojos,
que divino y humano os da tributo,
pues cogerán del cielo vuestros ojos,
sembrando aquí sus lágrimas, el fruto.OCTAVAS
Túrbase el sol, su luz se eclipsa cuanta
medroso esparce hasta el segundo oriente.
El viento con suspiros se levanta;
présaga España su desdicha siente:
y en tanta confusión, en pena tanta
Filipo al fatal golpe está obediente:
¡Oh justo llanto, oh justo sentimiento!
Tema España, el sol llore, gima el viento.
y en vez, España, de funesto luto,
fiestas publica, que te ensalce cuanto
te oprimió de los ojos el tributo;
pues ya Madrid piadosa a Isidro santo
vuelve a sus campos a coger el fruto
que sembró de piedad y desengaños
al fin dichoso de quinientos años.
vuelve, piadosa al Labrador divino,
a ver el prado, el río, fuente y suelo,
donde a la tierra y cielo abrió camino,
porque de nuevo en ella obligue al cielo,
en tanto que su Rey sujeto es digno
a su piedad, volviendo a su porfía
Sol a España, al sol luz, a la luz día.
cuanto por más piadosa te señalas,
vuele tu fama al viento licenciosa;
sirviendo a tu piedad de amor las alas,
vive, ¡oh! más que la muerte poderosa,
pues no sólo el arado al cetro igualas,
pero aun exceden por divinas leyes
tus pobres labradores a tus reyes.CANCIÓN
Coronadas de luz las sienes bellas,
conduce el sol su luminoso coche
a la estación donde madruga el día;
quitó el prestado honor a las estrellas,
y en campañas de luz venció a la noche
con los ardientes rayos que regía;
castigo a su osadía
la tierra fue, que nuevo sol le opuso,
esfera de verdor, campo de fuego.
Cuando en sus rayos ciego,
querúbicas deidades vio confuso
sembrar por rubios granos esmeraldas,
por espigas coger verdes guirnaldas.
y los cielos del sol campos hermosos
eran con los opuestos resplandores;
porque asistiendo o cultivando en ellos,
ya labrador, ya espíritus dichosos,
campos de estrellas son, cielo de flores:
vestida de esplendores
acredita la tierra al sol desmayos,
que paga el sol en rayos a la tierra;
y en luminosa guerra,
espigas compitieron a sus rayos,
porque el cielo y la tierra en sus fatigas
mieses de rayos son, globos de espigas.
del resplandor, Madrid, que a ti reduces
cielo humano te vio, divino suelo:
dudó dos cielos y creyó dos soles,
admirando, confuso entre dos luces,
brillando el campo y cultivando el cielo;
que con santo desvelo
Isidro le labraba con el llanto,
ángeles con su gloria le ilustraban,
y el viento, que abrasaban
mansos eclipses, en abismo tanto
ignora a quién incline su destino,
a ángel cultor o a labrador divino.
arrebatado hasta los cielos sube
(que bien la tierra por el cielo olvida)
y espíritus del trono luminoso,
rayos de luz en abrasada nube,
bajan al suelo a darle nueva vida.
La tierra, agradecida
al favor de los cielos soberano,
sin esperanzas del abril florece:
tanto, tanto agradece
el beneficio de la culta mano;
y estrellas produjera entonces bellas,
si nacieran sembradas las estrellas.
y el rústico instrumento que la oprime,
nunca más dulce, nunca más süave
a la mano obediente, no al arado,
el surco estima que en su centro imprime
celeste autor de su esperanza grave.
¿Quién habrá que te alabe,
ángel o labrador, si ofrece el suelo
a celestial cultor humano fruto,
y celestial tributo
a humano agricultor ofrece el cielo?
Y aunque use el hombre angélico ejercicio,
¿quién vio al ángel usar rústico oficio?
¿Con ángeles el suelo en este día
o con un labrador, no más, el cielo?
Más gloria tiene el cielo soberano,
pues humildes dos ángeles envía
que próvidos por él labren el suelo:
tanto pudo tu celo,
tanto, Isidro, tu amor maravilloso,
tanto tus oraciones celestiales.
Por dos ángeles vales:
dos suplen tu descuido virtuoso;
y pues de flores ver los campos llenos,
porque se aumenten más trabaja menos.
mi torpe acento el canto,
mi voz aliento tanto;
que aunque alaba a Madrid, Madrid es cielo;
y es bien que a tanto empleo se presuma
suave voz, dulce acento y veloz pluma.TERCETOS
¡Oh tú, temprano sol que en el oriente
de tus primeros años has nacido
coronado de luz resplandeciente,
de mi voz, por cantarte, los acentos
labios son de metal contra el olvido,
escucha el fin que a tu principio encierra,
rendidos a tus pies los elementos.
sujetó, cuando, próvida en su celo,
los líquidos tesoros desencierra,
desangrando a Neptuno en rica fuente
por venas de cristal sangre de hielo.
tantas veces venció su orgullo fiero,
segunda vez a límite obediente,
que en varias partes no se distinguía
cuándo segundo fue, cuándo primero.
favorable te ofrece aquella ave
que en éxtasis de amor vientos bebía.
pluma llegó hasta el sol, en su sosiego
volando dulce y suspendiendo grave.
nombre tomó, y el luminoso espacio
arrebatado vio, turbado y ciego.
pues a tu admiración el cielo atento,
la tierra te da Isidro, el fuego Ignacio,
Francisco el mar, cuando Teresa el viento.ROMANCE A UNA DAMA
Yo soy el pastor de Filis,
cera a su pecho de acero,
esclavo a sus ojos libres.
oponer de amor me visteis
a las armas vencedoras
resistencias invencibles.
¡ay, amor, ya me venciste!;
los incendios de mis hielos
tus poderes acrediten.
Filis, el amor elige;
que a mayores vencimientos
bastan los rayos que viste.
a cuya fuerza apacible
no hay libertad que se exente,
no hay exención que se libre.
desconocidas se rinden,
desde las que el Tetis beben,
hasta las que el Ganges viven.
gloria le da más felice
que sus arenas al Tajo,
que sus imperios al Tíber.
entre efectos imposibles
epiciclos fatigara;
mas temo que espumas pise.
y tanta empresa remite,
o de un águila a los vuelos
o a los acentos de un cisne;
ni puede una pluma humilde
ultrajarte; que te ignora
quien se atreve a describirte.
que por divina te admiten,
como a deidad te veneran
y como a deidad te piden,
en ti con mudanza triste
las rosas aje del rostro
ni del cuello los jazmines;
que en tus mejillas asiste,
en siempre floridos mayos
goce perpetuos abriles;
que una voluntad estimes,
como atrevida en quererte,
acordada en elegirte.
te hurta: mi mal te obligue,
para que mi ardor aplaques,
nieve a que a mi cuello apliques.
a que pudieran asirse,
le repartieron abrazos
a un árbol unos jazmines.
solicitan persuadirte
yedra que dos olmos trepa,
vid que dos álamos ciñe.
avaramente sutiles
el clavel, y fuera dellas
con púrpura el aire tiñe
Filis, sus ejemplos sigue;
que si tú mi amor retornas,
cierto estoy que Amor me envidie.(Descripción del Carmelo, y alabanzas de Santa Teresa)
hacia donde el sol se pone,
en túmulo de esmeraldas
yace un gigante de flores.
tanto su beldad se opone,
que, siendo cielo en la tierra,
parece en el cielo monte.
sube hasta la esfera, donde
pedazo del cielo fuera,
a ser unas las colores.
se le niega el horizonte,
y hace anochecer el día
cuando amanecer la noche.
aun en variedad conformes,
son cultura celestial
de aquel jardinero noble,
que en más luminoso coche,
por eclíptica de viento
planeta de fuego corre,
quemó los vientos veloces,
cuando abrasado el Carmelo,
eclipse vio de dos soles,
punta que en su luz se esconde,
virgen rosa planta bella
porque del sol se corone.
süave, cuyos colores
en viva aroma los cielos
piadosamente recogen.
es Teresa, porque logres
su hermosura, sin que el viento
o la marchite o la borre.PENITENCIA DE SAN IGNACIO
pálido el color del rostro,
bañado en un sudor frío,
vueltos al cielo los ojos,
de gemidos y sollozos
los suspiros una esfera,
las lágrimas dos arroyos,
helado, sangriento y roto,
desta manera le dice
con voz baja y pecho ronco:
como ajeno de ti propio,
que es bien que como otro hable,
pues ya contigo soy otro,
si el mismo que soy ignoro;
que tal tu rigor me ha puesto,
que aún a mi no me conozco.
pues vivo sin saber cómo,
y a mi torpe natural
forzosas leyes le rompo.
siete días ha que sólo
agua de lágrimas bebo
y pan de dolores como.
castigan mis perezosos
miembros: tan estéril tierra
¿qué ha de tener sino abrojos?
donde las rodillas pongo,
y porque cabales vivan
cubro de sangre los hoyos.
y en tu espíritu dichoso
vas a gozar dulces gustos,
a gustar süaves gozos.
porque vivas en Dios todo,
con una gloria amorosa,
y con un amor glorioso.
quejas justamente formo,
pues a tus gustos mis penas
son manjar dulce y sabroso.
¿qué importa si no los gozo?
Pues sin alma ¿qué me sirven
boca, manos, oídos ni ojos?
yo sus gustos no los toco,
sus regalos no los veo,
sus dulzuras no las oigo.
que cargues sobre mis hombros
murallas de penitencia,
siendo el cimiento tan poco.
obediente a un fácil soplo,
humilde barro, y al fin
fuego y humo, tierra y polvo.(A una dama que deseaba saber su estado, persona y vida)
tú, que mi estado preguntas,
y de moribus et vita
examinarme procuras;
y en cómico estilo escucha;
que he de decirte un romance
para quitarte la duda.
luego, si quieres la musa,
irá de costumbres, bien
que habré de callar alguna.
matiz la tinta, la pluma
pincel; quiera Dios que salga
parecida mi pintura.
desconversable estatura
que entre los grandes es poca
y entre los chicos es mucha.
allá, por chismes de Asturias,
de dos jueces de Castilla,
Laín Calvo y Nuño Rasura;
mira qué de cosas juntas
te he dicho en cuatro palabras,
pues dicen calva y alcurnia.
sin llegar al parto nunca,
teniendo dolores todos
los crecientes de la luna.
cierta descalabradura;
que al encaje de unos celos
vino pegada esta punta.
desaliñadas arrugas
de un capote mal doblado
suele tener cejijuntas.
si atentos no me los buscan
(que allá, en dos cuencas, si lloran
una es Huéscar y otra es Júcar);
por el tronco hasta la altura,
cuervos que los he criado
y sacármelos procuran.
la tez macilenta y mustia
desde que me aconteció
el espanto de unas bubas.
ni bien es necia ni aguda,
mas tan callada que ya
ni con tabaco estornuda.
que vierte por las roturas
cuanto sabe; sólo guarda
la herramienta de la gula.
con su vello y con sus uñas;
que, a comérmelas tras algo,
el algo fuera grosura.
es largo; mas si no gusta
es corto; que él manda desde
mi golilla a mi cintura;
cosa ni estéril ni oculta,
sino cuatro faltriqueras
que no tienen plus ni ultra.
ni jarifa ni robusta
algún tanto cuanto zamba
pero no zambacatuña.
salvo que es de mala hechura,
salvo que es muy ancho, y salvo
que es largo y salvo que suda.
sin lisonja hacerme alguna;
y, si así soy a mi vista,
¡ay, Dios, cuál seré a la tuya!
mi levantada figura
y vamos, de mis progresos,
a la innumerable chusma;
de cejar hasta la cuna
la memoria de mis años;
¡oh, no me aflige, entre burlas!
con suerte tan importuna
que hasta un Ventura de Tal
conocí (¡no más ventura…!).
religiosamente astuta,
como dando en otra cosa
dio en que me había de ser cura.
de la primera tonsura,
de cuyas órdenes sólo
la coronilla me dura.
también me hice luego, cuya
bachillería es licencia
que en mil actos me disculpa.
en la literaria justa
de Isidro me hizo poeta;
¿quién no ha pecado en pecunia?
se me quedaron a escuras,
pues en vez de decir leyes
hice coplas en ayunas.
me llevó a la farandula:
comedias hice; si malas
o buenas, tú te las juzga.
pasé; y viendo cuánto acusan
a la poesía unos viejos
de impertinencia machucha,
y, por más estrecha y justa
religión, la de escudero
me recibió en su clausura.
(si es que hay lector que discurra)
cuáles son, para seguidos,
los pasos de mi fortuna:
he sido y seré. ¡Oh suma
paciencia de Job!, ¿tuviste
más calamidades juntas?
¿quién imagina, quién duda
que habré sido el «no en mis días»
de cualquier suegra futura?
me quedé; y hoy más que nunca
por razones de que el duque,
mi señor, tiene la culpa;
me hizo su excelencia augusta,
huyen todas, por no ser
caballeriza ninguna.
me despico con algunas
que me sufren mis defectos
porque los suyos les sufra,
está, con las grandes lluvias,
el tiempo tan apurado
que hasta amor pena penuria;
dice un sabio que es cordura,
siendo congrua de mi amor
tres damas, con dos se ajusta:
que en la compañía más zurda
por fuerza ha de haber quien haga
primera dama y segunda;
variar bella es la natura,
de las dos con que me hallo,
una es morena, otra rubia;
con su poco de aventura;
de baja guisa es la otra,
que una es clara y otra culta;
que en esto sólo se aúnan
porque yo más quiero dos
fealdades que una hermosura.
que aunque allá Platón murmura
que el que quiere a un tiempo a dos
no quiere bien a ninguna,
querer bien a una criatura
sino querer su salud,
sus galas y sus holguras?
mucha salud, fiestas muchas
y muchas galas, aunque…ELEGÍAS
(A la muerte de la señora doña Inés Zapata)
Sola esta vez quisiera,
bellísima Amarili, me escucharas,
no por ser la postrera
que he de cantar afectos suspendidos,
sino porque mi voz de ti confía
que esta vez se merezca a tus oídos
por lastimosa, ya que no por mía.
no celebro hermosuras,
porque hermosuras lloro;
quien tanto siente que se atreva a tanto,
si hay alas mal seguras
que deban a su vuelo esferas de oro
sin pagar a su vuelo ondas de llanto.
se dispuso el afecto enternecido,
mas si el afecto ha sido
dueño de tanto efecto,
enmudezca el dolor, hable el afecto;
si pudo enmudecer o si hablar pudo
retórico dolor y afecto mudo.
verde ladrón del prado,
robó el clavel y mal logró la rosa?
Mas no, porque era Nise más hermosa.
¿Diré que obscura nube,
nocturna garza que a los cielos sube,
borró el lucero, deslució la estrella?
No, porque era más bella.
la vanidad del sol tanto acobarda
que muere al primer paso
y el oriente tropieza en el ocaso
mintiéndonos el día?
No, porque Nise más que sol ardía.
hidrópico bebió, bebió sediento,
la fuentecilla fría
que en su orilla nacía,
siendo cuna y sepulcro, vida y muerte?
Mas no, que en Nise más beldad se advierte.
ya fleche sierpes, ya culebras vibre,
en cenizas desate el edificio
que en los brazos del viento nos da indicio
de que en sus hombros el zafir estriba?
Mas no, que aún era Nise más altiva.
Diré que murió Nise.
Sí, pues murió con ella
deshecha flor, desvanecida estrella,
día abortado, mal lograda fuente,
y torre antes caduca que eminente,
fingiéndose la muerte en un desmayo
el cierzo, niebla, nube, mar y rayo.
que no tenga en el mundo la belleza,
por belleza siquiera, algún sagrado.
Nise murió. ¡Qué asombro! ¡Qué tristeza!
¡Oh ley del hado dura,
decretado rigor, fatal violencia,
que no tenga en el mundo la hermosura,
por hermosura, alguna preeminencia!
que no goce el ingenio por divino
privilegio en las cortes del destino!
Todos a su despecho,
a mayor majestad rindan el pecho;
el pecho, en esta ley determinado,
tercera vez dura pensión del hado.
y las Gracias vencieron,
que su rigor a profanar no atreve
tanta luz, tanta rosa, tanta nieve.
dejó despierta en su beldad la vida;
y así las Parcas lágrimas lloraron,
las Parcas su sepulcro acompañaron,
esfera breve donde
la luz se eclipsa, el esplendor se esconde.
un mármol consagraron que dijera:
«Aquí debajo de esta losa dura
la hermosura naciera,
si naciera sembrada la hermosura».
al llanto, a la tristeza, a la alegría;
corra la niebla el velo
y a la noche suceda alegre el día.
llama el Aura el clavel, bebe la rosa,
pues Nise coronada
de nueva luz, la Nise laureada,
la adama el sol, y en trono de diamante
está pisando estrellas,
imagen ya de aquellas luces bellas,
carácter ya de aquellos otros puros
que bordan paralelos y coluros.
trueca en gusto, en invidia el escarmiento,
pues la tierra sabiendo que tenía
dos soles, y uno apenas merecía,
liberal con el cielo
quiso partir y te dejó en el suelo
a ti, porque más bella
fénix ya del amor, venzas aquella
competencia dichosa,
pues ya sola en el mundo eres hermosa.
(A la muerte del Príncipe Don Carlos)
¡Oh! rompa ya el silencio el dolor mío,
y en lágrimas y quejas desatado,
al mar corra y al viento, que bien fío
pues patrimonio son del mar y el viento,
a un tiempo, lo gemido y lo llorado.
y en lágrimas y quejas dividido,
dignísimo Fernando, mi lamento
o mal restituido de las peñas)
piadosamente a merecer tu oído.
hace al dolor el que al dolor engaña
con voces, con suspiros o con señas.
que con arenas y átomos de oro
pródigo dora el Tajo y el sol baña,
desde lejos saludan dulcemente
dos cisnes, éste mudo, aquél canoro.
sustituyes la luz, suples el día,
lucero habilitado dignamente,
virrey del sol es el mejor lucero
de quien el alma de sus rayos fía,
que rústica mi voz te obligue a tanto)
sino porque mi llanto lisonjero,
en destempladas cláusulas, ignora
aun él mismo si fue música o llanto.
mi acento sulca ni mi pluma vuela
(si bien harto le vence quien le llora).
al triste el que su mal le facilita;
pues al son que le aduerme, le desvela.
que en su principio a un accidente extraño
fuerzas le da quien lágrimas le quita.
o cobra la razón o pierde el brío
y aquél es sólo repetirle el daño.
¡Oh, rompa ya mi pena el sufrimiento!
¡Oh, rompa ya el silencio el dolor mío!
sabe sentirse que decirse sabe,
porque en la voz no cabe el sentimiento,
Mas ya que a tanto la pasión me obliga,
quejas escucha (o con acento grave
De aquella son, y con razón de aquella
dos veces, y de todos enemiga
sin que el respeto ni el temor la impida,
alcáceres supremos atropella.
arrastra las coronas que antes fueron
los ídolos humanos de la vida.
defensa, ni la pluma ni la espada,
que el valor y el ingenio se rindieron.
registro es nuestro el libro de la muerte,
partida por partida señalada.
que entra a vivir el que nacer procura
echado a los umbrales de la suerte.
que ésta ni aquél pasó sin que primero
con llanto no firmase la escritura.
por cuenta le da el aire con que vive,
que aun no es suyo este soplo más ligero.
tan contado el vivir, que siempre atenta
la muerte por los márgenes escribe
y vez ninguna alienta ni respira
que no adelgace el número a la cuenta?
y quién sin miedo en desventura tanta
de que se cumple el número suspira?
Que aunque siempre lo fue, considerando
que hoy la muerte los plazos adelanta,
bozal y torpe en su principio estaba
de sí misma ella misma hería temblando.
la flecha; un siglo entonces prevenía
el golpe; y tras dos siglos aún le erraba.
ni un instante el vivir deja seguro,
que el día menos cierto es cualquier día.
la edad florida, ingenio el más perfecto,
la generosa sangre, el lustre puro,
todo adornado de gallardo brío,
temor la causan ni la dan respeto.
Carlos lo diga (y cuando a Carlos nombra
¡oh, rompa ya el silencio el dolor mío!).
y débale suspiros a la muerte
ver tanta luz desvanecida en sombra.
¿Qué muro fuerte, qué dosel sagrado
el sol ciñe, el mar cerca, el cielo advierte
aquél vuele, aquél corra y éste ande,
que mirarse merezca reservado
cuando piadoso el hado un edificio
privilegiar de sus rigores mande?
de esplendor y de lustre que ser rayo
de tanto sol? (No aquí delire el juicio
que no deja de ser rey de las flores
porque una flor se le malogre al mayo.)
triunfan hoy en las lides del olvido,
nunca vencidos, siempre vencedores.
el león de España albergue, que absoluto
término fue a su vuelo y su bramido.
de una cuna del sol hasta otra cuna,
Emperatriz el ave y Rey el bruto.
su fama se excedió tal vez, pues sella
ésta con más aplausos la fortuna.
sus padres fueron de tan alta planta,
que humana flor no es hoy divina estrella.
conceptos suyos y conceptos llora:
tanta en la fuerza de un afecto, tanta,
quizá el pesar se llorará mañana,
que aun una voz a lo que nace ignora.
Apenas cinco veces, cinco, era
cumplido el curso en que veloz devana
cuando por medio enmarañando el hilo,
le cortó inexorable la tijera.
hoy se acabó y hoy se quedó pendiente.
¡Oh!, ¿para cuándo era embotarse el filo?
Dígalo el mar que le rindió oportuno
en pequeño bajel más diligente.
y en cortes de agua Príncipe jurado
votaron todos y faltó ninguno.
le vio la paz y le aclamó la guerra;
sólo a la tierra le costó cuidado,
del centro natural al centro frío,
en sus entrañas le escondió la tierra.
que a tu costa tus celos has vengado!
¡Oh, rompa ya el silencio el dolor mío!
humano al fin reparo no previno
a la infalible indignación del hado,
vamos a ver si le previene el celo
en la piedad del mérito divino.
borrando los matices con que había
al temple bosquejado tierra y cielo
y el sol, depositado en luces bellas
espejo hecho pedazos parecía,
y así, cuando su luz se quiebra hermosa,
es un pequeño sol cada una dellas.
y tropezando perezoso el sueño
en la que iba arrastrando falda umbrosa,
que más horrores que cabellos vierte
de ciprés coronado y de beleño.
al mundo medio muerto sepultaba
cuando aun al sueño hicieron que despierte.
porque todas a un ¡ay! las reducía
y errando el pueblo (si por dicha erraba,
al Monte de piedad llegó, al Erario
en uno y otro templo de María.
que no solicitase a aquella hora,
uno en la fe y en el efecto vario;
es sola una deidad: y así, en lo oculto,
de noche en dos orientes vio una aurora.
(si ya no fueran pompas las querellas,
que querellas de fe también son culto)
con muestras de dolor extraordinarias
(quizá por ser de Carlos una dellas)
las antorchas conformes en belleza,
unas y otras nocturnas luminarias.
igualmente se inclina, igual se mueve
al llanto, a la piedad y a la tristeza,
por la nobleza un Duque de Gandía
y un labrador humilde por la plebe.
a un tiempo en cielo y tierra están postrados
alma y cuerpo gloriosos aquel día.
están los cielos? Pues abridlos, cielos:
mirad qué implican cielos y cerrados.
¿Tan sincero clamor? ¿Llanto tan pío?
¿Tantas penas, Señor, tantos desvelos,
¿Cuándo la voz no fue del cielo llave?
¡Oh! rompa ya el silencio el dolor mío.
pena, aunque sabe el que afligido llega
que ha de pedir, qué ha de pedir no sabe,
por lo que a quién le ruega le concede,
y Dios es liberal por lo que niega.
que por agradecer la voz o el llanto,
tal vez negando su poder excede.
pareciendo rigor, será clemencia,
pues siempre es liberal el cielo santo.
hoy estos dos extremos careara,
aquí el dolor y allí la conveniencia!
cuando en sombras y lejos percibiera
el daño que otro daño le repara.
disfrazada en rigor del mismo cielo,
otra vez sus desdichas le pidiera.
y docto él nos mejora la fortuna,
sírvanos el castigo de consuelo.
líneas en que nacemos y morimos,
una es la forma y la materia es una,
(polos en que el pequeño mundo estriba),
muriendo desde el punto en que nacimos,
pues si a morir viviendo el hombre nace,
muriendo bien no hay más para qué viva.
tanto, que la atención escrupulosa
no la enmiende después, con que se hace
sólo el morir esta elección no tiene,
siendo el morir la más dificultosa.
con avisos de un día y otro día,
no llorarle, envidiarle nos conviene.
pues para que al morir perfeccionase,
murió Carlos sabiendo que moría.
las plumas, siendo pira el monumento
de quien su luz entre cenizas pase
y dejando a la tierra sus despojos
es ya estrella añadida al firmamento,
de un objeto a otro objeto su sentido,
que dichas podrán ver quien pudo enojos.
dos los cielos eternos aperciben
que aun mal está el consuelo repetido.
cuyo nombre los hados respetando,
con letras de oro en láminas escriben.
porque aun el tiempo parará primero.
¡Oh! vivan pues; y tú, noble Fernando,
Apolo, con la espada y con la pluma,
de tantas esperanzas heredero,
postra a la tierra la cerviz altiva
y haz que el mar y la tierra te presuma
y pues de ti tantos aplausos fío,
mientras tu nombre, ¡oh gran Fernando!, viva,
no rompa ya el silencio el dolor mío.PANEGÍRICO
Mil veces sea repetido el día,
Señor Excelentísimo, en que vea
quieta España su heroica Monarquía.
Señor Excelentísimo, en que Francia
los desengaños de su orgullo crea.
fausta y infausta piedra la señale,
blanca al valor, y negra a la arrogancia.
¿qué triunfo habrá que iguale tanta gloria
si una sola por todos juntos vale?
la variedad de honores que tenía
para quien la añadía una victoria.
al que contrarios muros asaltaba
por las brechas que abrió la batería.
al que en la lid tanto valor mostrase
que socorriese al que en peligro estaba.
las trincheras y fosos que tuviese
el enemigo donde se amparase.
la que ilustrase al que morir expuesto
en campal lid a cinco mil venciese.
hiciese levantar al enemigo
sitio que ya una vez tuviese puesto.
el mundo de que todo lo habéis hecho,
todos los triunfos que os aclaman digo.
cada cual de que él es el conseguido
del real valor, de vuestro ilustro pecho.
puesto que al enemigo habéis hallado
en regulares muros defendido.
luego ganado por asalto el muro,
mural corona de oro habéis ganado.
puesto que a otro socorristeis cuando
aun de si mismo no vivía seguro.
ya desahuciada de su valentía,
en brazos de la muerte agonizando
el día que feliz la socorristeis,
que aun fue con el valor preciso el día;
la invasión de la patria asegurada,
la cívica corona conseguisteis.
así de los vallados en que se hacen
el foso, la trinchera y la estacada;
y llenas de despojos justamente
animo hoy y codicia satisfacen,
el esplendor de la vallar corona
los rayos ceñirá de vuestra frente.
a preferir atenta cada una.
Si la triunfal de su laurel blasona,
mejor acción por ser en sus empleos
la dádiva mayor de la fortuna.
de cinco mil triunfó en campal batalla,
con ella satisfizo sus deseos.
no solamente el número cumplido
pero excedido el número se halla.
de poder a poder en la campaña
que tumba de cadáveres ha sido.
triunfales pompas en España el día
que entre en su corte el defensor de España.
aun es bastarda voz de vuestra fama,
mudo clarín de vuestra bizarría.
quien desciñó por el laurel el oro,
ahora el laurel desciña por la grama.
que fue de humana púrpura teñida,
de los Césares último decoro.
(de muchos con afecto deseada,
de pocos con efecto conseguida)
en el templo de Marte, donde yace
más verde cuanto más ensangrentada.
para don, el sitiado la tejía,
(que al don el celo, y no el valor le hace)
siendo el mayor blasón de todos cuantos
la premiadora antigüedad tenía.
al que entre el sitio y sitiador entraba,
noble despreciador de riesgos tantos,
y si un pueblo dejaba asegurado,
semidiós uno y otro le aclamaba.
puesto en huida el sitiador lo diga,
dígalo en libertad puesto el sitiado.
que quien todos a un tiempo los merece,
todos a un tiempo es bien que los consiga.
hoy la inmortalidad de vuestra fama,
que a nunca ser mayor por puntos crece,
a vislumbres descubra entretejida
el oro entre el laurel, el roble y grama.
recatarla, demás que siempre ha sido
la modestia virtud no agradecida.
cinco triunfos lograd; no se nos quede
por pereza con ellos el olvido.
un hombre merecer, por más que un hombre
verá que sí, él mismo a sí se excede.
a un general para vencer glorioso
antes que con la espada con el nombre?
¿Feliz fortuna? ¿Prevención prudente?,
¿pródiga mano y celo religioso?
caben en un sujeto, en un sujeto
tantos lauros cabrán precisamente.
la ociosidad de ver que a cargo toma
haceros ejemplar deste concepto.
lo Enríquez en los Reyes de Castilla
lo Colona en los Césares de Roma?
ardimiento que en todas ocasiones
desenvaina el primero la cuchilla?
no adquiere desvelada una cordura
que obra tantos aciertos como acciones?
que aquella que a pesar trae de los hados
obediente a su arbitrio la ventura?
argumentos que ver entre despojos
vos volvéis pobre y ricos los soldados?
no os cuesta algún insulto, desatando
iras el pecho y lágrimas los ojos?
silogismos que ya negar no puede
porque está la verdad argumentando,
vivid, venced, triunfad, sin que ninguna
acción al tiempo contra vos le quede.
que es decir que en el mar no habéis tenido,
Señor, de vuestra parte a la fortuna,
y no la general de que el acaso
siempre avisa después de acontecido.
hay, sin aquella de que no amancilla
al valor la violencia del fracaso.
vos general del mar, por la gloriosa
dignidad de Almirante de Castilla,
con ejércitos vuestros a la tierra
amotinó su saña procelosa.
ningún socorro que os llegase quiso
por medio suyo para hacer la guerra.
pues hizo más osado el vencimiento
cuanto el número hizo más remiso.
aun para conseguir mayores glorias
a despecho de mar, de fuego y viento.
acordarán que en el cantabrio suelo
deben a vuestra casa sus victorias.
rendida de otra gálica violencia,
empresa fue de vuestro invicto abuelo.
y hoy con mayor ventaja, cuanto ha sido
la mejor redención la providencia.
antes de verse padecer el daño
que no después del daño padecido.
que os debe más a vos, hoy defendida
la plaza, antes de riesgo tan extraño,
pues la habéis socorrido vos sitiada
si vuestro abuelo la cobró perdida.
facción, tan grande hazaña, tan altiva
empresa, gloria al fin tan celebrada,
Con voz la fama de metal la cante
y con letras de oro el sol la escriba.
un bronce repetido cada acento,
cada lámina un libro de diamante,
ya reconozco, gran Señor, que en suma
ha menester tan generoso intento,
mejor voz, mejor plectro y mejor pluma.DÉCIMAS
(A la Muerte)
¡Oh tú, que estás sepultado
en el sueño del olvido,
si para tu bien dormido,
pata tu mal desvelado!
Deja el letargo pesado,
despierta un poco, y advierte
que no es bien que desa suerte
duerma, y haga lo que hace
quien está desde que nace
en los brazos de la muerte.
para que discurra, y veas
y que lo más que tú deseas
no es más que soplo de viento.
No labres sin fundamento
máquinas de vanidad,
pues la mayor majestad
en un sepulcro se encierra,
donde dice, siendo tierra:
«Aquí vive la verdad…».
veloz como tantos años:
evidentes desengaños
del limitado poder.
Lo que fue dejó de ser,
y no quedó dello más
del ha sido: tú, que vas
por este mundo inconstante,
mira que el que va adelante
avisa al que va detrás.
que tanto el mundo estimó
¿qué se hizo?, ¿en qué paró
sino en lo que todo para?
¡Oh mano del mundo avara!
Si tanto bien nos limitas,
¿para qué, di, nos incitas
a aspirar a más y más,
si lo que despacio das
tan de prisa nos lo quitas?
para que no veas el daño,
la muerte, que es desengaño,
sirva de despertador.
Hoy nace la tierna flor
y hoy su curso se termina;
todo a la muerte camina:
la estatua del más bizarro,
como está fundada en barro,
la deshace cualquier china.
cuando tras tu gusto vas,
pues dél no te queda más
que enemigos que conspiras?
Si es que adelante no miras,
mira la vida pasada,
que si en tan corta jornada
lo más pasa desa suerte,
hasta llegar a la muerte,
¿qué te queda? Poco o nada.
casi se puede dudar
si el partir es el parar,
o el parar es el partir.
Tu carrera has de seguir:
y pues con tal brevedad
pasa la más larga edad,
¿cómo duermes y no ves
que lo que aquí un soplo es
es allá una eternidad?
cómo pasa, y considera
cómo va tras la carrera
desde el menor al mayor.
El esclavo y el señor
corren parejas iguales,
que como nacen mortales,
iguales van a la hoya,
de cuya deshecha Troya
aún no quedan la señales.
¿en qué paró?, ¿qué se hizo?
Todo el tiempo lo deshizo
y anocheció su mañana,
la muerte siempre es temprana
y no perdona a ninguno:
goza del tiempo oportuno,
granjea con tu talento,
que aquí dan uno por ciento
y allí dan ciento por uno.
la más dilatada vida,
pues que apenas es venida
cuando se desaparece?
Hoy piensas que te amanece
y es el día de tu ocaso.
¡Término breve y escaso!
Mas ¿qué mucho, si volando
te va la muerte buscando
cuando tú vas paso a paso?
lazo en que todos cayeron,
ella y ellos, di, ¿qué fueron
sino tierra, polvo y nada?
¡Oh limitada jornada,
oh frágil naturaleza!
La humildad y la grandeza
todo en nada se resuelve:
es de tierra y a ella vuelve,
y así, acaba en lo que empieza.
por tener y más tener,
si eso en tu muerte ha de ser
fiscal que te ha de acusar?
Todo acá se ha de quedar;
y pues no hay más que adquirir
en la vida que el morir,
la tuya rige de modo,
pues está en tu mano todo,
que mueras para vivir.
(A Lope de Vega Carpio)
Aunque la persecución
de la envidia tema el sabio,
no reciba della agravio,
que es de serlo aprobación.
Los que más presumen son,
Lope, a los que envidia das,
y en su presunción verás
lo que tus glorias merecen;
pues los que más te engrandecen
son los que te envidian más.
(A San Isidro)
Ya el trono de luz regía
el luminoso farol,
el fénix del cielo, el sol,
cuya edad es sólo un día.
Ya desde la tumba fría
en su fuego vuelve a ser
hoy lo mismo que era ayer;
que, si en todo es de sentir
que nace para morir,
él muere para nacer.
con que más gloria se adquiere,
pues cuando en el agua muere,
en el fuego resucita.
Las aves, a quien incita
la luz de sus resplandores,
cantando dulces amores,
eran, con belleza suma,
al campo flores de pluma
cuando al viento aves de flores.
y el aura que las movía
solamente conocía
por aves las que las volaban.
Todas a Isidro esperaban,
cuando el labrador dichoso
se quedaba perezoso
de su trabajo olvidado:
¿quién vio vicioso al cuidado
y al descuido virtuoso?
(¡oh tardanza de amor llena!)
en la Virgen de Almudena
labraba piadoso el cielo;
y como su santo celo
en el sol le suspendía
de la celestial María,
divertido, no pensaba;
como siempre, al sol miraba,
que pudo pasarse el día.SOLILOQUIOS
1
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
¿qué más os pude ofender
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
y teniendo yo más alma
¿tengo menos libertad?
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas
-gracias al docto pincel-,
cuando atrevido y cruel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto:
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le da la majestad
del campo abierto a su huida;
¿y teniendo yo más vida,
tengo menos libertad?
un volcán, un Etna hecho,
quisiera arrancar del pecho
pedazos del corazón:
¿qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan suave,
exención tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?
Piadoso me has respondido.
Pues, volviendo a mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías,
las hubieras recogido.
(Fragmento de La vida es sueño)