YA NO ERA UN NIÑO… [Mi poema]
Alfredo Silva Estrada [Poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

Yo un día comprendí que no era un niño,
-tanto tiempo hace ya que no recuerdo-,
jugaba a no jugar, a ser ya cuerdo,
dejando y al pasado haciendo un guiño.

Debía de dejar en la estacada
-en esa disyuntiva me entretuve-
a ese tiempo que anduve en una nube,
el niño al que le dan una pedrada.

Fue un tiempo en que yo andaba a la deriva
sin brújula ni luz ni referente,
dudando en navegar contracorriente
sorbiéndome los mocos y saliva.

Y aún dudo si ando allí que ya me pierdo
y en esa alternativa sigo anclado,
si estoy en ese impasse o he superado
que nadie me pregunte, no me acuerdo.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDO:  Alfredo Silva Estrada

SENTIDO

Sintiendo en el instante creemos:
no hay arriba ni abajo,
igual cuando nada surge
(pero habitamos con acento)
E igual se afirma
arriba, abajo, en el centro,
el necesario resurgir. Y sentimos
la negación destrozada, acento.
Acentuándose, sintiendo el macizo remoto
¡que vértigo en las manos!
cerradas, abiertas
al estar así sintiendo
lo rugoso, lo liso. Y jamás volver a sentir
esta calma reconocida en el vértigo.
No está en las manos.
Tan simplemente cóncava, está. Y sentimos
aquí, hasta remotamente. Sintiendo
ilímite recreándose nos cerca
más allá y en los párpados. Recreación.
Y se retrae
pues quedamos a nivel desbandado
sosteniendo y sostenidos
por lo que permanece retraído y surgiendo.
Sentir esto sólo
y no dice la lengua su sentir.
Variación saboreada
del saber del sabor en la lengua
sintiendo lo intransferible. A solas
y a nivel desbandado
sintiendo todo siempre extraño.
Y los ojos ¿en qué contacto intransferible?
Casi visión
sentir el aire siempre extraño
hasta el olvido de la asfixia.
Sintiendo, olvidamos. Otro sentido
a nivel desbandado nos atrae. Ni disensión
ni tropos es la sed del sentido por hallarse
instando, acentuándose, conduciéndonos
sin posesión en el sentir.

EN LOS UMBRALES

En los umbrales
Ante puertas erectas
No hay desgaste
apenas plenitud
Ni barniz cuarteado ni leño carcomido
Ni rostro oculto tras el rostro
Serenidad apenas
Nadie insinúa en la noche
Los relieves del día no vivido
Nadie graba en lo oscuro
Borrosos frutos
Estás allí erguido como nunca
Bajo las vetustas arcadas
Y los puentes de un antes que se esfuma
Estás allí
En todos los lugares comunes rezumantes
Los sexos
En recios extravíos y entre los surcos suavizados
¿Quién lo afirma junto al ciprés más hendido y tanta hierba inquebrantable?
Frente a frente posible
Por este día en vislumbres que se arriesga en el júbilo

LA POESÍA

La Poesía desde el amanecer

Abrir esta ventana
Y celebrar el pan
Y nuestro amor con horizonte

Y la cosa aquí no ha aparecido

Una visión de nunca
por instantes
en el ahondado reposo del latido
captando hasta los poros
se arroja a un delirio de piedra.

Y en la continuidad perseguida
de la ráfaga fantasmal tendida al sueño
ábrese el desnivel de la significación desterrante.

El reposar golpe,
golpea sobre la tierra celadora
la develación de la muerte.

Más solo un eco ambiguo responde:
dar paso, asentir, aguardar
en la extinguida conjetura
el muro por siempre habitable
y el azar de par en par al fin
como una puerta amiga.

VA LIBRE DE MÍ MISMO

Va libre de mí mismo y de sí mismo
Y me ilumina y canta
Juntos sobrevivimos
Sobre el tropel de la ciudad ahogada en su inmundicia
Entre andrajos el tiempo es aire libre
Descubriendo la inocencia de un rostro
Y el instante
Cuarteado de estampidos
Es la huella continua
La pisada desnuda que se afirma junto a los sumideros de la nada
Los tajos del olvido
Las fracturas de ausencia
En mi insomnio respira su escritura
Desde ruinas de sueños hacia futuros horizontes olvidados
En la erguida constancia de la sangre
Sostenido feliz a flor de horario
Horas hechas de humus
De estrellas que se hunden con la rueda atascada
Y vuelven con el eje el diamante y el ajo
Horno a plena intemperie su latencia de fuego
Vertiente y lactescencia de un ritmo constelado
Cuerpo
Transpiración de la página
El ser en su comienzo sin nombre sin imagen
Y la meditación
Un halo apenas sobre las mieses
Las sienes en las cumbres
Las voces subterráneas.

ACERCAMIENTOS

Por momentos
brechas apenas sobre la indiferencia rocosa
por momentos
en un paso al descuido entre dos piedras silenciosas
por momentos
¿de qué tiempo aún no vivido
como si respirásemos olvido inabarcable?
por momentos
franqueamos la niebla conjetural
y llegamos a ver

como si el origen fuera cosa
como si el destino fuera cosa
llegamos a ver nuestro propio despojo
nuestro despojo inmóvil invadiendo la memoria
nuestra memoria desmembrada
el despojo agrandado en el desvelo de ver

ver
olvidándonos en un vilo sin tensión
olvidados
de la apetencia que levanta su ráfaga continua
su ráfaga continua de espacios habitados
habitamos por momentos
nuestro despojo inmóvil desplazando la memoria
nuestro despojo excedido en el desvelo de ver
nuestro despojo en vilo
en vilo sin tensión entre dos piedras silenciosas
y todo lo que fuimos cae en escoria de niebla
en exaltación traspasada por la suficiencia total
la indiferencia total sin fundamentos
brechas apenas
una visión rocosa traspasa hasta el sin sentido del abismo
y todavía
los huesos que comprenden el movimiento
la respiración que no comprende la respiración
y un ansia de escrutar la evidencia del tiempo

en la desierta conjetura la evidencia del despojo

en un reposo donde la respiración no es reposo
la muerte simplemente
la muerte en bloque de tierra sin promesas
como una cosa sola
como esta niebla de súbito rígida y deshecha
entre dos piedras silenciosas

palpamos
nuestro despojo inmóvil desplazando la memoria
sin pavor ¿con qué manos?
en el rechazo de quimeras la evidencia del despojo
la evidencia del despojo en una niebla rígida

la niebla conduce la visión como una cosa sola
como las brechas ciegas
como si el origen fuera cosa
como si el destino fuera cosa vivida por momentos sin vislumbres
mientras en ráfaga continua
una vislumbre insiste entre dos piedras silenciosas

la niebla empece el desvelo de ver
los sentidos golpean el sin sentido
la aspiración sobre el bloque de tierra sin promesas
sobre las brechas ciegas
el balbuceo de vuelo indescifrable
nos abarca para decir la muerte
mientras la muerte se dice en nuestra aspiración extenuada
en la memoria desmembrada por el desvelo de ver
de ver e interrogar nuestro propio despojo
excedido entre dos piedras silenciosas.

DE UN NAUFRAGIO

Sola en el vado está la proa. Incapaz de rehacer el naufragio,
ya remota extensión sin sosiego.

Emergerán los peces con un girar de llaves recobradas,
defensoras del templo.

(Oh las gradas del órgano.
El ábside expandido como gallo hacia el alba.
El vitral que aventura cometas
por un cielo de hiedras y de arañas)

Mas estarán perdidas las noticias boscosas.

Un niño habría salvado los espectros.
Y el timón carcomido ajustado a la tabla final
nos cantaría su barca,
sabedora de riesgos.

O los restos humanos hinchados en el cejo,
lejos hoy del estertor de sus arranques,
libertarían pupilas de resina
y hondo bullir de insectos,
nacidos del desgaste.

Allá en el vado sola está la proa.
Un pájaro se inmola en su brasa de canto.

DESNIVEL

Tener que encarar esta magia a la inversa
esta magia que no restituye
que solo hurta

Este fasto de un fuego que solo sabe extinguirse
que solo labra el sedimento de las lágrimas
que solo deja imágenes en el desorden de la memoria
y en el desorden de los sueños

Tener que encarar la magia escueta
desde el abrupto
irreductible desnivel
de este telón de fondo que de repente engulle la escena de los cuerpos

Ceder, construir
con el sedimento de las lágrimas
y la indigente provisión de la memoria y de los sueños
la conjetura vacilante, la raída pregunta
el único futuro que a veces nos sostiene

ANTE MI PADRE MUERTO

I
¿Qué decir ante mi padre muerto?

Que lo diga la lejanía que interroga
Cuando canta el pájaro porque sí.
En la rama no importa si a punto de caer
Y brilla el sol
Y lucen los frutos como escarcha de artificio
Y sentimos que no sufrimos bastante frente al espectro abrupto
Frente a esta cosa vuelta abismo
Casi a tono con el dolor tajado de asombro
Ante mi padre muerto

II
¿Cómo decir este despojo bajo el cielo?

Balbuceo sin saber
Sobrecogido de saber y no saber aún
Niño tanteando entre el aire que acompañó el vagido

Pesa el cielo sobre este rostro muerto
Pesa con todo el peso del espectro
Y me pesan sus párpados entre el cielo y la tierra

III
¿Cómo decir cómo pesaban sus manos bajo el cielo denso?

Todo el cúmulo del cielo
Sobre sus manos que sabían hacer la estancia
Las manos recogidas en el tiempo hacedor

Sus manos que hoy gravitan sobre el pecho roto
Mientras llora mi pecho respirando aires vivos

IV
Solamente la lágrima cuajada, detenida
Para mirar de frente
A través de fugaces aristas
La muerte de mi padre

¡Pobre amparo del dolor en la palabra
En la palabra huérfana!

Que escriba esto el silencio
O el cielo balbuciente en la lágrima

DESLUMBRAMIENTOS DEL ORIGEN

Deslumbramiento del origen
En el espacio del balbuceo asombrado

Hoy todavía la voz en el repliegue germinante

Hasta llegar al fondo regresas
Tocas fondo

Se alumbran extensiones fértiles

Padre y madre sonrientes en la piedra angular

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Manuel Alcántara

Biografía –

Lo mejor del recuerdo es el olvido…
Málaga naufragaba y emergía…
Manuel, junto a la mar, desentendido;
yo era un niño jugando a la alegría.

Ahora juego a todo lo que obliga
la impuesta profesión de ser humano,
y a veces, al final de la fatiga,
enseño a andar palabras de la mano.

Ser hombre es ir andando hacia el olvido
haciéndose una patria en la esperanza;
cuerpo a cuerpo con Dios se está vendido
y a gritos no se alcanza.

(Dentro de poco se dirá que fuiste,
que alguien llamado así, vivió y amaba…)
Ser hombre es una larga historia triste
y un buen día se acaba.

Desde mis veinticinco historias vengo.
Nada me importó nada.
Pero cualquier capítulo lo tengo
miniado en letra triste y colorada.

Un hombre hecho y deshecho
os habla. Soy distinto cada año.
Tengo un desconocido por el pecho.
Sí. Miradme a los versos. No os engaño.

Tengo el sombrío bosque de la frente
esperando que llueva;
mientras, el alma suena bajo el puente,
y cuando el alma suena es que a Dios lleva.

Vuelvo a andar el camino desandado
y en mi paso resuenan las cadenas.
Recuerda el corazón acostumbrado…,
¡qué buen fisonomista de las penas!

Unas pocas palabras me mantienen:
duda, esperanza, amor… Siempre me pierdo…
Amor, duda, esperanza… Siempre vienen…
La ilusión, si la he visto no me acuerdo.

Lo mejor del recuerdo es el olvido…
Málaga naufragaba y emergía…
Manuel, junto a la mar, desentendido;
hubo una vez un niño en la bahía.

Y un hombre hay de pie sobre mis huellas,
indefenso y sonoro, a ras del suelo,
que se irá mientras hacen las estrellas
propaganda de Dios allá en el cielo.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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