A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
LA INFANCIA VA MURIENDO LENTAMENTE [Mi poema]
María Martínez Bautista [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
La infancia va muriendo lentamente Pues nadie de ese paso él es consciente Después vendrá la lucha de intereses, Y un día sin pensar, sin darte cuenta, Y vuelves a añorar aquellos años |
A un panal de rica miel
dos mil Moscas acudieron,
que por golosas murieron
presas de patas en él.
Otras dentro de un pastel
enterró su golosina.
Así, si bien se examina,
los humanos corazones
perecen en las prisiones
del vicio que los domina.
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: María Martínez Bautista
La siesta de los padres
Los niños necesitan la siesta de sus padres.
Empieza todo
en las tardes oscuras de mi casa en invierno.
Sólo estamos yo y yo
y yo contra mí misma.
Los juegos han cambiado de repente.
Yo decido quién vive,
qué rito corresponde a un juguete difunto.
Soy toda la memoria de los que nunca fueron.
Pero a mí, que sí soy, a mí que empiezo
a vivir y a temer,
¿quién me recordará si dejo el mundo?
¿Y si nunca regresan del misterio del sueño
quienes deben cuidarme?
Por las persianas
alzadas de mi cuarto
se ha colado la noche.
***
Qué tristes son los barrios
donde nunca he vivido
y las casitas donde nunca he sido.
Porque son tan punzantes
otras vidas posibles.
***
Una fachada hermosa me hizo altiva?
Mi espejo y yo, nuestra soberbia viendo
las caras boquiabiertas en mi calle.
***
¿Se acabó la parálisis
que provoca el terror a los finales
en esta casa donde todo acaba?
Después de mi portal, barranco y nada.
Y mis pies yendo allí
y mis ojos mirando más allá
todos mis días.
Son muy distintas
las siestas luminosas del verano.
En cada cuarto laten los cuerpos destapados,
vencidos por el sol, de mi familia.
En el jardín ardiente
sólo estamos yo y yo.
La vida pasa como los caballos
cansados por mis venas. Nunca han sido tan ciertos
el espacio que lleno con mi sombra
ni el peso irrepetible que le pongo a la tierra.
La ceguera de Piero
I
Vosotros estáis ciegos. Vuestros ojos,
inundados del sol que abrasa el mundo
o inmersos en el pozo que es la noche.
Erráis el paso porque vais a tientas;
tenéis los pies en una telaraña
y no veis más que el hilo que pisáis,
nunca la perfección en que está inscrito.
II
Al otro lado
de los dos arcos ciegos de mis ojos,
una abstracción más grande que el recuerdo
del mundo se ha adueñado de todas mis visiones:
tengo el sol sometido a mis deseos,
la gente tiene una quietud de piedra.
Y está llena de luz la oscura noche.
Tengo la imagen de un soldado enfermo
que arrastra el cuerpo exhausto por la nieve.
Mis ojos no lo han visto y lo recuerdan,
y soy yo misma en las mañanas negras.
Hubo calles de viento y soles fríos:
en mi piel todavía sus heridas,
dentro de mí tiritan aún sus rayos.
Y días que vinieron de la muerte
a reflejar su rostro en cada hora.
Y un soldado perdido en el hielo de Rusia,
que ha olvidado el porqué y el hacia dónde;
sus ojos buscan
la estela de los carros,
pero pronto se abren al vacío;
y ya dejan los pájaros sus huellas
en su espalda nevada.
Mis ojos no lo han visto. Es el recuerdo
de las calles que vienen de la noche
y corren paralelas a la muerte.
En ellas soy, como el soldado exhausto,
resto de una batalla no librada.
CASITAS
Qué tristes son los barrios
donde nunca he vivido
y las casitas donde nunca he sido.
Porque son tan punzantes
otras vidas posibles.
***
En las casas sin barrio
que ensanchan el vacío de las grandes ciudades,
con sus cuerpos enormes y sus ojos enanos,
¿fui la que decidieron en las zonas comunes?
Allí lo personal nunca es privado.
Lo privado es un viento
que levanta sospechas
LOS ANCIANOS DURMIENDO
Conoceréis la muerte
por las bocas vacías de los viejos
que duermen a deshora.
El sueño se los lleva a la frontera,
sus ojos se van alto y se van lejos,
sus manos moteadas cogen fuerte
el hilo transparente de la vida:
lo poco de futuro,
los mares de momentos del pasado.
Estaréis en los trenes,
donde el sueño es un don de los incautos,
y hablarán de la muerte las bocas que no encajan.
Pensaréis en el hilo y en los vuestros.
Otra vez el temor,
como el veneno de un insecto antiguo,
de morir lejos o que mueran mientras.
AÑO NUEVO
Algunos hacen ritos
para evitar que el barco naufrague todavía.
Porque temen la ola inesperada.
Temen la tempestad ingobernable.
Otros tan solo esperan la mañana.
Merecen la mañana más que nadie.
LA NOCHE LOS DERROTA
Tras los ojos cerrados de los niños
hay visiones de muerte.
Extensas sombras en los muros blancos
y serpientes febriles.
La noche los derrota.
Oyen volar las flechas como enjambres de acero
y oyen mamá está muerta.
Palpan la cama y sienten el sepulcro.