ORIFICIOS [Mi poema]
Marisa Trejo Sirvent [Poeta sugerido]
Marisa Trejo Sirvent [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Orificio es la hendidura, De narices desigual La boca es esa abertura Qué decir de las orejas, Hay dos rotos descosidos Esfinter de otro canal El órgano genital Nueve son en el total |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Marisa Trejo Sirvent
Dame mi soledad
“Quiero que me hagas el olvido
como antes me hacías el amor”.
Vendrás.
No tengo ganas de arreglar el cuarto
donde descansaremos o haremos el amor
(según el ánimo, la luna llena
el tráfico con que te hayas enfrentado).
Debería hacerte de comer, lavar los trastes,
así como llevé tu traje a la tintorería.
Pero hoy no tengo ganas de hacer esas cosas,
de vivir el lugar común en que vegeto
junto con las vecinas de abajo y de arriba.
El viento de la tarde me recordó el mar,
después vino la lluvia y con ella los sueños.
Hoy quisiera acostarme sobre la arena húmeda;
navegar hasta que el cansancio nos deje a la deriva;
liberarme de las cuatro paredes de la rutina;
amanecer sin prisa, buscar leña
y hacer una fogata a la orilla de un río;
aprender los caminos de tus ojos
como si fueran los de un desconocido;
navegar o convertirme en espuma,
en alga, en estrella de mar, en erizo;
pero ya ves,
tu burocracia sólo me da la posibilidad del sueño
y aunque somos amantes, yo cada vez te siento
más esposo y menos compañero.
Biografía: conviérteme en mujer
-cuyas alas fueron diseminando
sueños a la vez que fracasos-
dame la clave del vuelo de una mariposa fugaz;
haz que vislumbre la esperanza
cuando me suba a los árboles a jugar;
libérame de las muñecas inertes
que estorbaron mi infancia.
Dame valor para cambiar.
Te juro que no voy a caerme,
te juro que no voy a llorar,
te juro que no me voy a sentir sola.
México D.F. 1979
Anclando sueños
A José Luis Ruiz Abreu.
Queríamos crecer
como la hierba
y estuvimos huyendo muchos años
sin tierra, sin raíces.
Navegamos en islas, inviernos y castillos.
Volamos sobre puentes y molinos de viento.
Recorrimos las hojas de panteones antiguos,
los urinarios públicos y los barrios judíos.
La nieve hizo de nuestras huellas
un camino hacia pueblos bebedores de vino.
Hicimos el amor en catacumbas,
en trenes sin fronteras, monasterios, arroyos.
Cada lugar se volvía un puerto extraño
para zarpar al amanecer.
Ahora que hemos anclado nuestros sueños,
contamos las imágenes pasadas
para sentir otra vez que estamos vivos.
Tuxtla Gutiérrez, 1984.
Eso ya lo sabes
I
Eso ya lo sabes
Estás en todos
En los pequeños ruidos de la calle
En cada esquina de este cuarto
Y en los miles de años de mi vida
Pero hoy
Te busco en las intimidades de mi cuerpo
En cada impulso de mi sangre
En los papeles atesorados
En esa música lejana
Que me trae el viento de la madrugada
II
Te busco inútilmente
Sin brújula
A destiempo
Lejos
Lejano
A doce mil kilómetros de las Ramblas
Donde deambulas tú también
Buscándome esta noche.
Tuxtla Gutiérrez, 1993.
Busco tu amor
Busco tu amor
Día tras día
Bajo la sábana de tu recuerdo
Mis senos se suavizan
Ya lo sabes
Mi piel te espera
Me dice que estoy loca
Que un caballero blanca luna
Se empeña en mi cordura
Esa
La no buscada
La que no debe ser
Busco tu amor
La luna no aparece
Yo sola me estremezco.
Tuxtla Gutiérrez, 1995.
Tu desnudez
En la oscuridad
Palpo la forma de tu cuerpo de hombre
Recién bañado
Tu desnudez es un preámbulo
El amor agranda el deseo
Y la evasión total
Se realiza en el eclipse
Que une tu boca con mi boca.
Tuxtla Gutiérrez, 1996
El mar
a Raúl Garduño
“Conduce el mar un carruaje de pájaros
la mujer desnuda mira desde el puerto
la embarcación ardiente
a la luz de la luna se construyen las islas
martillos suenan como la frialdad
como el aviso de la resurrección”.
Raúl Garduño.
Siempre hablabas del mar
a veces
hace tiempo,
no existe el mar,
no existe siempre.
Sobrevive la espuma
como una mancha azul,
indiferente.
Los pájaros perdieron su carruaje
la luna como un cirio
ilumina tus islas
y todo cambia
y nosotros,
los que permanecemos,
no tenemos
sino la arena, el faro
y en los ojos la sal.
París, 1980
Puerto Arista
Hay luces en los ojos de los peces
que los barcos capturan por la noche,
aromas en el aire de cangrejos dormidos,
fósiles transformándose en espuma.
Más tarde
la madrugada tirará otras estrellas
la brisa no azotará más las ventanas.
En ellas aparecerá
la marina de cobre de sus olas inmensas
que borrara las huellas clandestinas
de nuestros pies descalzos.