EL ÁLBUM DE CROMOS DE LA VIDA [Mi poema]
Manuel Jurado López [Poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

La vida cromos son que vas pegando
con cola y que ya nunca se despega,
lo mismo que a una planta vas regando
con mimo sin saber quizá hasta cuando
será el día final que ya se riega.

Si alguno se te pierde ya no hay vuelta,
son muchos los que a mi se me han perdido,
son tantos que llevar no llevo cuenta,
quisiera, mas poner no puedo en venta,
tampoco intercambiar, no hay repetido.

Pegados solo están ya en el recuerdo
aquellos, los que fueron de la infancia,
hay otros que al azar ya no me acuerdo,
y muchos demostrando que fui un lerdo
los cuales ya no arriendo la ganancia.

Que mi álbum sabe dios cuando se acaba,
ni yo puedo saber aún cuantos cromos
podré seguir juntando ¡abracadabra!
ni puedo asegurarte, es mi palabra,
tampoco si después ya habrá más tomos.
©donaciano bueno

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MI POETA SUGERIDOManuel Jurado López

(Premio Juan Ramón Jiménez de Poesía)

ABOLIDA la flor del terciopelo,

suave la huella de su cuerpo breve,
de plata tibia -paloma en vuelo-,
voluble, esquiva, vaporosa y leve

huye la amada. Parte hacia una herida
de vegetal ternura, hacia una muerte
más dulce que los mostos. Con la huida
intenta dislocar su antigua suerte.

Desamparado queda el aposento:
arca, cofre, joyero y relicario
huérfanos son de su presencia.
Lento pasa el aire su lengua de sudario.

La túnica, las joyas, las sandalias,
el lazo, los ungüentos, la tristura
del búcaro olvidado de las dalias
memoria sólo son de su hermosura.
(de El viento y las cenizas , 2002)

VEAMOS,

planteemos la cuestión en su punto medio.
Estar en Europa, en Centroeuropa, es como estar subido
en un caballo de cerveza con los ojos de Rhin
y un látigo de carbón contra las nubes.
Para otros, quizás menos propicios al razonamiento,
estar en este bosque de melenas es como andar sobre
la memoria de los bárbaros, como acostarse
con Atila y seguir siendo Virgo lnconsolata.
Pero no seamos imprudentes, no desprestigiemos
al rubio roncador que mece su coleta de godo y se echa
a dormir sobre una piel de vaca suiza,
con un despertador colgado del cielo de la boca,
por si vienen
los ejércitos enemigos.
Estar en Europa es danzar al son que toca el viejo
fusilero de Schafhausen, que disparó su arma solitaria
cuando los alemanes dejaron toneladas de ruinas
en su ciudad por un equívoco injustificable;
pero también puede ser acompañar a la joven dama
del Werther a la presentación en el Parlamento
de una nueva ley contra los refugiados.
Aun así, no os creáis ni la mitad
de lo que os cuenten los ginebrinos sobre su resistencia
contra Napoleón, ni la cuarta parte
de lo que los austríacos os digan sobre la bizarría
del emperador Francisco José;
ni siquiera un poco de lo que los amigos de Zuinglio
os quieran relatar de sus virtudes, y menos aún creáis
a los emigrantes turcos que dejaron Anatolia
sumida en su tristeza de viuda.
Aquí existe sólo la verdad de los números, la fría
mano de las recaudaciones que hiela hasta el sexo
de las vírgenes y el aliento de sus amadores.
(de Manuscritos de Berlín, 1993)

SPINOZA

DICEN QUE A SPINOZA LO QUE LE PERDIÓ
fue su origen de sefardí de Hispania,
su tufo a geometría y lente de visionario,
su desnudez de espíritu.
Incluso se comenta que por cien florines
quisieron sellarle la inocencia
como quien ciega un pozo de agua en el desierto.
Alguno habrá que os lea pasajes de su ética
con la misma soberbia de un príncipe
que monta a caballo
sobre la espalda de los bufones
o sobre los muslos de las muchachas.
Otros preferirán, como los muchachos,
aguardar a que se consuman las llamas
de los candelabros
para encontrarse a solas con su cuerpo.
Dicen que a Spinoza lo que le perdió
fue su nombre de castellano
en un país de herejes;
su constancia de óptico miope, su ética
líneas paralelas y ángulos adyacentes.
Algunos, para condenarlo, ya estarían dispuestos
a jurar que lo han visto en el puerto de Amberes
visitando a las damas de la concupiscencia.
(de Manuscritos de Berlín, 1993)

BOULEVARD DES PHILOSOPHES

¡QUÉ MANERA DE DILAPIDAR EL TIEMPO!, SIEMPRE ENCERRADOS
en la palabra, sosteniendo un edificio de ruinas
y equívocos. No soportáis el olvido y alzáis la voz,
irreverentes, cáusticos, en medio de las aulas
o en los mercadillos de la gloria. Truenos sois
que resonáis en el desierto o ante los ridículos
tenderetes de los maestros callejeros.
Andáis tras el trágico elixir de la sabiduría
y no sabéis que la Vita Vulgaris es un arte difícil
de practicar.
Unas veces ebrios y otras sobrios, vais siempre
urdiendo la trampa de la razón con hilos de niebla
y fuego. Camináis sobre el filo de la navaja,
entre el suicidio y la lucidez, entre el volcán
la lengua de hielo. Hombres, después de todo,
vulgares transeúntes de eso que aún no habéis
podido definir: la vida.
(de Poemas de Ginebra, 1993)

CANTO DÉCIMOQUINTO

¿Qué hace un ángel con alas
de dos años, de manos de la muerte,
por medio de una calle
negra, con lazos y coronas?
¿Qué hace Amir Ayyad
—corazón que nunca tuvo pájaros
ni beso de libélula-—
con la Hoja de Ruta equivocada
plegada entre sus manos?
¿Qué calle pisa, descalzo y suave,
con un sabor de boca a hierba seca,
como un ángel sin arpa
que entona una canción nunca aprendida?
Lleva heridos los pies
por restos de cristales
y de piedras preciosas
que las hondas de David
disparan como salmos.
¿Qué hace allí aprendiendo
una lengua de pólvora y desierto?
¿Qué hacen esos ángeles
adolescentes de Gaza
y Cisjordania con la piedra
en la mano; qué surco,
veneno o primavera
enarbolan; qué nombre gritan
si en sus labios la sangre es una estrella
en forma de granada?
No hay ley de pura geometría
o física magnética o sura,
fatwa o desencanto
que ponga luz de mora en las mejillas
de esos ángeles impunes
que nunca llegarán al reino de los Cielos.
¿De qué nubes cayeron como copos
de almendra o milagro o denuncia?
¿Acaso los rabinos no leen entre líneas
los libros de la Torah?
Si Dios se decidiera a publicar
los viejos manuscritos
de sus Diez Mandamientos
en letras bastardillas…
Aún queda esa esperanza
prendida de alfileres.
(de Oratorio en Gaza, 2005)

PARTISANOS DE “STELLA ROSSA “.

29 DE SETTEMBRE DE 1944

HECHO y deshecho, el hombre es la palabra
que marcha hacia el silencio.
Los hombres llevan una larga historia
junto al fusil de asalto.
Il figlio é giá piú forte
del padre. Son hombres oscuros,
niños prodigiosos, soldados,
hijos de casi nadie,
de casi nada dueños.
La muerte es de los otros,
la muerte es poseer
la eterna soledad que da el silencio,
cruzar al lado
distinto del espejo,
naturaleza muda
con camisas manchadas
de consignas y pólvora.
Duemilia civili
y una nube de lágrimas y sangre.
Hecha y deshecha, la mujer
es la palabra que recoge al hombre
y lo guarda en el cofre de su muerte.
Dorina, Marta, Giuseppina,
Pia Tondi, Amelia Ventura,
Vittorina Lazarini, Fernanda
Migliori, Lea, Antonia…
Duemilia civili!
Hombres, mujeres, niños:
la pólvora indefensa.
No hay muerte transitoria,
la muerte es para siempre,
para siempre el silencio,
la mirada de tierra
y la palabra ausente.
Perdida la batalla,
la paz es una trampa
para tan blanco olvido.
Duemilia civili!
(de La luz es una espada, 2005)

CON LAS ALAS DE PLATA

NADIE recorre impune lejanos territorios,
paraísos perdidos, otro cielo, otro mar,
otros vientos y lluvias sin que se contamine
con el aire viciado de aromas, oraciones
y confusas palabras. El viajero desnuda
sus ojos de paisajes y primeras pasiones
y se viste de arena, de luz de monasterios,
del humo de tabernas o grasa de pescado
en puertos miserables o viejos arrabales.
El silencio le crece por dentro como un ave
con las alas de plata; y estar consigo, a solas,
es como entrar, oculto, en éxtasis derviche.
El viajero no quiere parecerse a los santos,
delgados como juncos, que van en procesiones
a templos desolados para hacer penitencia
y regresar tan limpio como el agua de nieve:
distinto, transparente, con cartas aún no escritas
y plegarias infectas de saliva y murmullos.
El viajero no sabe que el regreso es su meta,
la razón inicial de sus pasos primeros;
rotulación del tiempo, memoria del espacio.
(de El invitado incómodo, 2005)

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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