DIBUJANDO UNA HUELLA [Mi poema]
Margarita Ferreras [Poeta sugerido]
Margarita Ferreras [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Jugando una partida con la suerte, Tener las papeletas y que acierte, Que al tiempo las pisadas voy pisando ¡Tantas horas descalzo caminando!. |
Comentario: Nos pasamos toda la vida dibujando huellas para que en el mejor los casos luego vengan otros y las borren.
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Margarita Ferreras
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón,
llegaron los ojos negros
que te embrujaron de amor.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón.
La sombra color cuchillo
que da el arco de una puerta
cobijaba a una mujer
en largas horas de espera.
El cielo es azul añil
de pinceladas violeta
mientras la cal en el patio
de blancura reverbera.
La calle arriba y abajo
la blanca Muerte pasea
con la guadaña en el hombro
y en la boca una azucena.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón,
se acercan los ojos negros
con un hechizo de amor.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón.
Llega y abraza con furia
a la mujer deseada
y le da en el corazón
el hielo de las entrañas.
Los martillazos en el pecho
la van poniendo amarilla,
las piernas se le desmayan
y le amarga la saliva.
Enroscándose ella misma
el cuerpo de la culebra,
dice con voz de martirio
y al mismo tiempo de entrega.
Yo he visto unos ojos negros
en una cara morena,
si no han de ser para mí
que se los coma la tierra.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón,
ya se van los ojos negros
arrastrando un corazón.
Por la verde, verde oliva
y el verde, verde limón.
– – –
No moriré mientras tú vivas.
Desesperadamente
mis raices se alargan.
Eres agua y te busco.
Me revuelco como un pez en la tierra
cuando tú pasas.
– – –
Huelo estas lilas
y desandan mis venas
la mitad de mi vida.
Era mi carne intacta
desnuda transparencia
incolora del agua.
Y removéis el poso
siervas de los sentidos
de los ecos remotos
en delicia presente.
Las golondrinas rayan el cristal del cielo.
Las golondrinas rayan el cristal del cielo.
Agrios chillidos de diamante.
Se abre la mañana como una rosa plena.
Ciñe el cielo a la tierra con sus brazos de aire.
Llevo el alma pegada a los cristales de mis ojos.
Con una sed de cielo renace mi sonrisa.
Abro las alas de mis brazos en un azar seguro
a pleno mediodía.
Un ángel indolente abre sus alas
de grises silenciosos y violetas fríos
y eleva el Sol en un cáliz de fuego.
– – –
Huelos estas lilas
y desandan mis venas
la mitad de mi vida.
Era mi carne intacta
desnuda transparencia
incolora del agua.
Y removéis el poso
siervas de los sentidos
de llos ecos remotos
en delicia presente.