AMIGOS DE PACOTILLA [Mi poema]
Loreto Sesma [Poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

Creí entender que amigo me decías
y yo, que ni siquiera sé quien eres,
gocé de los halagos que escribías,
después pensé mejor, que me mentías
y al fin ya concluí ¿qué es lo que quieres?

Que elogios, ¡ay!, se sabe son livianos,
y suelen demostrarse agradecidos,
abriéndote a su amor, dando las manos.
Mas muchos hay rellenos de gusanos,
que son interesados, mal nacidos.

Lisonjas que se ciernen sin cedazos,
de amigos que lo son de pacotilla
dejando a la amistad hecha pedazos,
vacíos de cariño, son abrazos
lo mismo que al cigarro una colilla.

Aplausos revestidos de pamemas,
sin sangre, sin cabeza ni higadillos,
se ofrecen a salvarte de las quemas
y ahogan tu esperanza entre las flemas
disueltos cual si fuera azucarillos.
©donaciano bueno

#Desprestigiada palabra: Amigos que no lo son tanto...? Share on X

Con la llegada de las redes sociales el concepto de esa palabra AMIGO se ha venido devaluando hasta aproximarse a la de compañero circunstancial relacionado con unos gustos o intereses (amigos de conveniencia) .

MI POETA SUGERIDO:   Loreto Sesma

(Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla)

Depresión

X

Deja que suene,
eso que late no es una canción
pero necesito que sigas bailando.

Es tic tac,
pero no es reloj.

Es timón,
es acantilado,
es billete directo al pasado.
Con razón
el corazón
suena a muro taladrado.

Creo que a estas alturas,
he de ser honesta conmigo
y reconocer
que la primera vez que duré de lo que estaba sintiendo
fue cuando pensé al mirarte:
no te vayas,
o al menos no lo hagas,
todavía.

Qué manera más extraña
de decir “te quiero”
tenemos
aquellos que venimos
lamiéndonos
agotados
las heridas.

DEBERÍAN HABERME AVISADO

En la radio suena…

Somos dos,
para qué queremos más.

Aproximación

Deberían haberme avisado
de que acabaría sintiéndome como una niña
que aprende a sumar contando los lunares de tu espalda.
Una niña que se siente perdida
si pierde su muñeco preferido.
Una niña a la que se le hacen las horas eternas
cuando espera a que su madre le venga a buscar al colegio.
Quédate.
Deberían haberme avisado
de que moriría por vernos
borrachos,
dispuestos a comernos la noche
(y la boca)
Madrid pidiéndonos tregua,
poniéndonos frenos en las ganas.
Los cuatro portales de tu calle que hay antes de llegar a tu casa
viéndonos intentar calmar las chispas.
Fuego.
Yo no sé qué es el amor
pero he visto arder Madrid,
tu edificio
y tu colchón
cada vez que nos sonreímos
y me ha importado una mierda morir en el incendio.
Quédate.
Deberían haberme avisado
de que todo mi mundo acabaría girando alrededor de tu sonrisa
desde que es el único sol que podría llegar a alumbrarme este
túnel sin salida.
Que aprendería a morder el polvo porque preferiría cavarme mil
tumbas
antes que verte a ti únicamente perder la risa.
Romperte la ropa,
rompernos los labios.
Quiero romperte los miedos
y eres el único
(y primero)
al que no podría,
ni aunque quisiera,
romperle el alma.
Yo que sé,
que ahora estoy enganchada a cada uno de tus precipicios y a tu
cielo.
Así que quédate.
Conmigo.

EL DÍA QUE MENOS TE LO ESPERES

En la radio suena…

Parece que todos lo ven
y yo sigo ahí sin saber por qué.
Parece que todos lo ven
Y yo sigo ahí
Anda, bésame.

Sin saber por qué

El día que menos te lo esperes me iré.
Entonces le hablarás a todos de mi forma de sonreír,
de cómo me reía sin taparme la boca
porque era de lo único de lo que no tenía complejo.
Buscarás en tu espejo alguna mancha de mi maquillaje,
comprarás el pasaje de un avión para hacer solo el viaje que
íbamos a hacer juntos.
Por fi n estarás solo con tus asuntos:
que si niñas a las que invitarles a copas,
que si mujeres a las que enamorar.
Tu vida será como un solar donde nadie quiere edificar una vida,
ya no estaré yo,
ya no existirá nadie que te pida
que me digas que has llegado bien a casa,
te convertirás en esa persona que pasa por el bar de siempre
y ya no le entra un ataque de nostalgia.
Compartirás cama,
botella,
noche
y algún que otro despertar
con mujeres que no sabrán entenderte
fuera del lenguaje de gemidos.
Presentarás un despido voluntario en el curro,
recordarás cuando te decía que un susurro a veces transmite más
que cualquier grito.
Y me verás por Madrid con mis andares de viuda en luto,
buscarás un puto único motivo para entender por qué me dejaste
marchar.
Me preguntarás qué tal me va todo,
si te podría perdonar,
si estaría dispuesta a retomar nuestro viaje.
Y yo te sonreiré,
sin taparme la boca,
y te diré que en el fondo nunca me ha preocupado del todo
perder trenes.
Yo soy más de ir andando,
colonizando miradas,
moviendo unas caderas que han aprendido a bailar desde que tú
no estás

NEGOCIACIÓN

Qué difícil es el amor para los hambrientos.
Invento una amargura,
un tormento que llueve
y no son mis miedos,
sino vuelos incontrolables los que me impulsan.

Creo que querer ha de ser una constante,
por eso ahora se me antojan pestañeos,
segundos volátiles.

El despegue lento de un gemido,
cerrar los ojos,
ahogar el grito en una almohada
y que esta vez no sea sollozo
sino canto
de madrugada.

Cómo me atrapa
y me quema la piel y los huesos
la vida en excesos,
los besos prohibidos,
el hambre del otro

Que no puedes ponerme en los labios la miel,
porque tengo la saliva hecha de hielo.

Que no puedes decirme “te quiero”
sin que te pregunte después “para qué”.

Fabriqué excusas para planear la huida,
no entiendo de vuelos
pero sí de caídas.

Un día de estos,
cuando se vierta en la copa el recuerdo,
te acordarás de mí.

Vendrá mi risa como un disparo,
un desgarre de guitarra,
un cante de gitano.

Y en el último baile, pensarás:
qué fue de aquella chica,
de aquella chica que conocía aquella noche de verano.

IRA

Vengo de una rutina de silencios,
de miedos tintineantes,
de complejos que acabaron convirtiendo el oro en barro.

Me dijeron que el futuro se labraba,
y yo por mucho que miro
sólo encuentro temor
y ningún motivo
para seguir contando mis pasos.

¿Por qué el camino
para que cuente como vida
se ha de hacer llorando?

PIENSO EN TI

Pienso en ti.
Te recuerdo en mi cabeza con la autorrecomendación de no dejar
que me empapes el alma,
que solamente te quedes paseando por mis pensamientos.
Llevo arrastrándome tanto por el barro,
que tú me sabes a lino en una piel quemada.
Te diría que eres el conejo blanco
que siguió Alicia para salir de su laberinto
(y meterse en otro).
Eres la boca del lobo
que devoro
con el ansia de quien lleva sin comer meses.
Eres (la) locura
que cometo siendo cuerda
y consciente,
como el cocainómano que busca camino de nieve hacia el cielo
con fugas ya en el tabique.
Despiertas mis instintos olvidados,
como una perra en celo
que se salió de la manada
para cruzarse con un zorro.
Tengo el estómago vacío
y tanta hambre (de ti)
que no me hace falta que me digas «ven»
para que lo deje todo.

ANOCHE SOÑÉ CONTIGO

En la radio suena…

Eras mi autopista, mi última luz, mi primera carta, la electricidad.
Era verano, llegaba septiembre…
Un resplandor en la carretera,
no había invierno en tu alcoba,
todas las canciones son la imagen de nuestra historia…

Llegaba septiembre

Anoche soñé contigo,
como llevo soñando todas las noches desde que te conozco
incluso aquellas que duermo contigo.
He pensado en ponerle a estos versos tu nombre,
en ponerle a todo esa risa tuya para saber llevarlo mejor.
Perdóname,
sabes que todavía no me acostumbro a la buena suerte
y mucho menos a llevarte como amuleto.
Me aprieto el pecho
como quien tiene el miedo a que se le caiga el corazón,
como quien abandona la razón,
se deshace del caparazón,
y deja crecerse alas.
¿Recuerdas la primera vez que me llamaste?
Cómo te movías por tu casa,
cómo me reía yo desde mi habitación.
¿Y la primera vez que nos vimos?
Tú desviándome la mirada,
yo comiéndote con los ojos,
intentando parar los mil antojos
que me pedían morderte.
¿Qué me dices de la primera vez que nos besamos?
Tú me acababas de decir que no salías los sábados,
yo no paraba de reír
y tú solo querías cerrar los párpados
(luego entendí que era tu manera de huir).
Me acuerdo también de aquella vez que te querías ir,
querías desaparecer.
Lloré tanto…
Me di cuenta de que habías hecho nacer algo,
que no podía ver cómo te ibas.
No te fuiste,
menos mal,
porque si lo hubieses hecho no estaría escribiendo esto
y no podría contar esta historia,
(la nuestra)
que es el mejor poema que sabré escribir jamás.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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A veces beberás donde no haya aguasi hay…
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