QUÉ ES SER POETA? [Mi poema] Manuel Francisco Reina [Poeta sugerido]
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MI POEMA …de medio pelo
Poeta es libertad para expresarse,
decir lo que le indica el pensamiento
haciendo un homenaje al sentimiento,
y nunca ante ninguno amilanarse
volando como dice que hace el viento.
Poeta es ser audaz, ser atrevido,
de aquello que se ignora imaginar
las grandes excelencias del lugar
creando la impresión de haber vivido
in situ ese mismo hecho singular.
Poeta, no se sabe que es poeta,
poeta es lo que yo quisiera ser
un tipo que al tener nada que hacer
de pronto se subió a una bicicleta
y nunca ya ha dejado de correr.
Llevando en un sillín la fantasía,
haciendo un sitio aparte a la quimera,
al tiempo, hasta al amor, la primavera,
la patria, a Dios, tristeza y alegría
y al día he de morir que dios no quiera.
Poeta es ante todo resistir
haciendo a otro sentir lo que no siente,
las ansias los deseos por vivir,
la angustia por sentir que va a morir
y todo que es fingido, ser consciente.
©donaciano bueno
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Manuel Francisco Reina
ATIENTIA
De toda tempestad en nuestra vida,
no hay náufrago que encuentre escapatoria
luchando contra el mar y su elemento,
Titán para el que somos una gota.
Yo alcanzo cada costa cotidiana
dejándome llevar por la tormenta
sobre el mástil partido de mis planes,
y vadeo huracanes casi ileso.
EPÍSTOLA MORAL A INFAMIO
A ti, a quien no nombro abiertamente
—no quiero concederte ni tu nombre—,
ladrón de tantos años de mi vida
perdidos entre humos de espejismos,
te escribo esta carta a la manera
de aquellos que hoy en día llaman clásicos
y sabios siguen siendo todavía.
Proemio
(de cómo el poeta divaga sobre la antigualla en que se ha convertido haciendo sonetos en tiempos de Instagram, o no)
En tiempos de Instagram es complicado
jugar a sonetista impenitente.
Tirar de endecasílabo que aliente
el mínimo interés por lo sumado.
Un torso o un muslamen torneado
acaparan “me gusta” de la gente,
aunque luego no tengan suficiente
substancia o intención por ser mirado.
Mas yo, que siempre he ido por mi cuenta,
me afano en comprender lo que hay debajo
de tanta poesecita sin sentido.
Le busco la palabra en que se sienta
precisa la hermosura porque bajo
doncello al infierno del ciberrruido.
I
Hacia un cuerpo se va por un camino
que se inicia sutil en la palabra.
La sílaba tan solo que entreabra
la puerta o el umbral para un destino.
Te gusta tanto el juego peregrino
de amagar y no darte, que te labra
un instante de espejo abracadabra,
objetivo a cobrar en que me obstino.
Ríe y goza, doncel, en la distancia,
echa leña, audaz, a mi deseo
mostrando la intención y apenas nada;
Que el cuerpo siempre es sabio en su ignorancia
y el verbo se hace carne en un zureo
derramando su gracia imaginada.
Límites
Alguien nos puso coto al paraíso;
marcó fronteras a la dicha,
castigos al placer,
vetos al conocimiento,
penas a la verdad.
Luego confundieron las lenguas,
los dioses en silencio fueron interpretados
para justificar la muerte, el genocidio,
la cruzada o la guerra santa.
Fue la verdad a medias
—rostro más perverso de la mentira—
al fin entronizada
como sol de nuestros días.
Todos aceptamos la fe del yugo, del límite,
contradicción sintiente de los vivos
que al amarse, anulan las lindes de los cuerpos,
la extrañeza de entregarse,
el tabú de entrar en otro,
la comprensión por la piel de un idioma ajeno.
Patria de la lengua
Hélices y espirales de un código genético
los signos, morfemas y lexemas, inflexiones,
la voz que nos modula y nos traduce el mundo
desde la noche cavernaria de nuestra especie;
esa es mi patria verdadera: maternal, mía,
reconocible como el olor primero del cachorro
al ser alumbrado por nacimiento.
Tengo en la palabra mi bien más preciado,
mi país irreductible, presente,
libre de apriorismos y banderas,
en la lengua la herencia y el legado futuro.
Lot en la ciudad
Al igual que Lot nunca me permito
mirar hacia atrás. La destrucción de los Arcángeles,
es el patrimonio de nuestro tiempo pasado
que es de naufragios y de sal diluida en duda.
Pero también la dicha deslumbra en la memoria,
como el sol más radiante sobre el mar del estío,
y quisieras dejarte tentar por el castigo
que te volviera estatua, mirando al sur de nuevo.
Rastro de cenizas en la penumbra
son ya a tus espaldas los recuerdos,
mientras tus pasos te llevaron hasta la urbe,
alta de torres como colosos detenidos.
Y así bajo tus pies, sobre tu cabeza alzada
divisas el perfil de tu futuro:
la carne de alquitrán de tu presente,
en el que estás flotando como una isla errática.
El lento caminar de tu palabra
es un vuelo contra el ruido de palomas sabias,
una encrucijada de la vida sobre el tiempo
que urde contra viejas pisadas nuevos pasos.
La Vida en las Trincheras
La risa es tan sólo una trinchera.
Una de esas zanjas, improvisadas,
donde aguardamos juntos el momento
de saltarle al cuello a la injusticia.
Hay otras zanjas, sí: la poesía.
Ese espacio habitado en el vacío,
que tinta de emociones la blancura
más helada e inhóspita del silencio.
O la alegría; esa enorme chispa
que sin remedio prende en nosotros,
y anida inquieta como los gorriones
que rompen el aire con su gran ruido.
La risa es tan sólo una trinchera.
Es como un refugio abierto en la cara
a la esperanza de todo el mundo.
Es como una bandera sin más bandos
que reunirnos en la risa de otros.
Es como una cueva de maravillas
donde los niños llevan su inocencia,
sin saber que esta es oro incalculable,
joya que brillará en sus recuerdos.
Pero así, y sin grandes estrategias,
la risa nos cumple su labor de salvaguarda,
y nos mantiene vivos en tiempo de metralla,
en horas del hastío más oscuro.
La risa es tan sólo una trinchera.
pero es un surco roto por la vida,
latente de impaciencia por lo bueno
que espera su señal para el asalto.