EL VIENTO ESTÁ MUERTO [Mi poema]
Margarito Cuéllar [Poeta sugerido]

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MI POEMA… de medio pelo

 

Los ojos se cierran, luces que se apagan,
tras de los cristales de mis dos ventanas
diviso la lluvia, el cielo está en calma,
los miedos durmientes por la vega bajan.

En la ermita triste de los viejos sueños retumban los ayes en el campanario,
por una rendija rezuman plegarias frías y quejosas de un avemaría,
se escuchan las letras de ritmos sin alma todas una a una de un abecedario,
lamentos cansinos, aires apagados, susurros, silencios, oscurece el día.

Tiritan los chopos de mi inquieta mente,
las aguas tranquilas reposan dormidas,
todo está callado, hasta el río está inerte
salvo un renacuajo buscando comida.

Camino sin rumbo casi dormitando buscando fantasmas entre las tinieblas,
la fuente cercana de forma insistente canta, gota a gota, una melodía,
un manto sombrío se oculta silente, en nubes brumosas se esconde la niebla,
paisanos huraños que en calle ocultando destripan sus miedos tras de las esquinas.

Del santo sepulcro percibo el misterio,
un perro el ladrido convierte en lamento,
en la lontananza junto al cementerio
el aire está herido, el viento está muerto.
©donaciano bueno

MI POETA SUGERIDO:  Margarito Cuéllar

POEMA PARA FORMAR UN RÍO

a Jotamario de Cali

Con la saliva que gastaron mis enemigos
para injuriarme
construí un río
en el que navego por las noches
con sus novias o sus hermanas.

Con las piedras que me lanzaron
construí la casa
en la que vivo como un rey.
Si las pedradas siguen
haré un condominio, lo venderé y seré rico
mientras ellos ejercen su derecho
a patalear de envidia.

Con las balas que me tiraron
construí un árbol de pólvora:
al encenderlo se forma la vía láctea.

Con las palabras que me arrojaron
escribí varios libros.
Cuando se dieron cuenta
que en vez de enemigos
eran mis mejores publicistas
exigieron regalías.

Agotado su almacén
de palabras, balas, piedras
me declararon poeta nacional.

Yo sigo
escribiendo poemas en servilletas,
de chulo por la calles
de una ciudad que ni siquiera es la mía.

Ahora que están muertos
siento que algo me falta.

MI ENFERMERA

Alegre mi enfermera como viernes por la tarde o sábado en la mañana.
El desahuciado vuelve a su color al solo paladeo de su nombre.
En tres letras encierra el festival de todas las campanas.
No nació de la costilla de nadie, Dios preparó la harina para vestirla.
La tierra deja de girar en su eje para contemplarla.
Mi corazón se detiene para nacer de nuevo entre sus manos.
Y soy feliz cuando ella pasa, alegre como un póker de ases.
Su cofia se escribe la crónica de los hospitales del mundo.
En su día libre el índice de muertos llega al cielo ¿qué será si mañana se
jubila?
Los pájaros la envidian, se suicidan los ángeles y yo muero con tal de que su
canto me reviva.
Sus pestañas me protegen del agua aunque no llueva.
Cuando baila, Señor, el aire se detiene cortado por el hilo de sus pasos
y la geometría busca técnicas nuevas para la medición del aliento.
El día que no esté será de noche siempre y reinará en la tierra la tristeza de
antes.
El mundo será otro si en vez de ejércitos hay enfermeras.

BALADA A LAS ESTUDIANTES QUE SE GRADÚAN

¿Aprendieron el ABC del amor compartido?
¿Forjaron cigarros de marihuana con su maestro de hermenéutica?
¿Qué me pueden decir de la embriaguez?
No hablen de teorías antropológicas
de monumentos a la lingüística aplicada
ni de revoluciones posmodernas.
¿Hicieron strip tis en el cuarto sediento
de un estudiante pobre?
¿Qué les dicen John Keats, Leonard Cohen
las mañanas de lluvia y Monterrey?
¿Aprendieron el alfabeto del amor?
No hablen de momias eruditas
de cursos intensivos o Gabriela Mistral.
Flores de Facultad, licenciadas en letras o en historia
¿y el homogéneo fuego que sucede
en el rincón despierto de algún cine?
¿El diablo del deseo
las acosa en su potro de hierro?
¿Se encomiendan a San Juan de la Cruz?
¿Vuelan los aeroplanos de Huidobro
y las noches de hotel de San López Velarde?
.

Instrucciones para el uso de los recuerdos

Los restos del pasado se reúnen
como los desperdicios de la playa.
Enrique Lihn

Recíclalos, pásales las llantas de un auto,
arrójalos por la ventana del avión.
Ofértalos, inaugura una fábrica de collares,
sazónalos con especias del cielo;
colócalos en orden de importancia sobre las vías.
Arráncalos, que se vayan con un poco de piel
—corazón o memoria.
Que se desangren, azules, delirantes, llenos de moscas.
Desrecuérdalos, atígralos y jáulalos,
expúlsalos de tu bestiario,
despójalos de su inoportuna melancolía.
Como las costras,
nada de su vida anterior vale la pena.

Instrucciones para dar mantenimiento al árbol de los poemas

Riégalo a diario.
Llegado el día cortaremos su fruto
amargo, dulce o con espinas.
No hay nadie que retire tus versos
del tráfico de sueños.
Afila tus tijeras de podar:
algo nacerá hoy aunque no llueva.
(de Moléculas en movimiento vibratorio alrededor de una posición de equilibrio, 2016).

Doctor Vértiz 185, interior 5

Para Carlos López

Mi vecino pasea a sus perros con el alba.
Uno es negro por dentro y verde por fuera.
Otro blanco de dientes para arriba.
Tiene aire de sicario
guardaespaldas o puerco espín.
Al perro negro no le caigo bien
al blanco tampoco
mas guarda sus colmillos en un estuche de oro
si ejercito en voz alta mis quevedos.
El dueño de los perros
aparte de ser el dueño de los perros
desnuda por las noches
a la Dama de los Cabellos Ardientes:
Barba Jacob sería feliz en esta vecindad
de impresores de sueños y músicos de un rato.
Ninfas en la niebla
grafiteros en busca de su cueva de Altamira
arrojan el anzuelo por si pica un pez gordo
o llegan en su Titanic de papel los dioses de la fama.

El regreso de Ulises

Para Hugo Lázaro Aguilar
cómplice hermano

El autobús da paso
a un ejército de palmas y al fuego de las horas.
Esta ciudad, la mía
gotea granos ardientes por las noches
y florece y da frutos
aunque la lluvia se niegue a acariciarla.

Llego con la flor de mi nombre
expuesta al sol, al viento
y al complejo de nubes
que animan ciudades en el aire.

Late como un reloj
en la soberbia de las horas
y delata los años de abandono
y me saluda con un maullido
que para mí es un beso.

Esta ciudad, novia de los silencios nemorosos
me deja celebrarla a fuego lento
en la hoguera del mundo.
Pero mi mundo es ella
la que desnuda mis viejas cicatrices
y da a beber a sorbos su veneno.
Si un día me besa
mis labios estarán menos partidos
y los suyos dejarán de ser piedra.

Esta ciudad…..la mía…..florece todo el año
y sus hombres la podan cada tarde
y sus mujeres de grandes ojos lunares
la inventan mientras duermen.

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Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

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