ATILANO, DON PERFECTO [Mi poema] María Belén Aguirre [Poeta sugerido]
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MI POEMA …de medio pelo
Atilano, don Perfecto, aquella tarde
cuando el tiempo ya empezaba a empeorar
descompuesto allí se puso a cavilar
de su vida, si él pudiera hacer alarde.
Voy, se dijo, lo primero a descansar
pues pensar siempre es mejor tras una siesta
de los sueños retozando en la floresta
de este modo relajado ya empezar.
Pues se cuenta que quizás don Atilano
no pensara que ocurriera un imprevisto,
demostrando que a animales el más listo
no es aquel que come carne o que es vegano.
Vino un toro que pastaba en la pradera
y de pronto sin permiso le embistió,
fue tan grande allí el peligro que corrió
que no pudo preguntarle por quien era.
Mas se dice que el morlaco se paró
y empezaron a jugar en una apuesta,
ver quien come de más hierba en una ingesta,
don Perfecto de ese atraco la diñó.
©donaciano bueno
Hay que ser #burro para hacer apuestas con un #toro, no? Share on X
Decían de ATILA que por donde él pasaba NO crecía la hierba.
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: María Belén Aguirre
Una demasiado larga letanía
Una retahíla de memoria
por la lengua amaestrada
repetida.
Me sobrevivirá
en la orfandad el recuerdo
de un Padrenuestro.
La musiquita de los Cielos
sonando aquí.
El olvido será el premio
y traerá para el vacío
no horror.
Para el vacío
el ornamento
de un silencio sacro.
En el espacio / un tiempo
me ha ocupado
Es en mí el daimon
que se agita y patalea.
Es en mí el daimon.
Un corazón que podría
ahora mismo detenerse.
En el espejismo de mi sed te vi
Colmabas relojes de arena
en el Desierto
errático
de un éxodo
sin fin.
El recuerdo era el agua
que de tu beso
mi boca bebía.
El ojo de mi vara
dijo: Aquí.
Y brotó agua.
Y supe entonces
lo que hasta entonces
ignoraba.
La rabdomancia, el arte de hallar
para saciar sequías propias y ajenas.
Las cinco estrellas de mi choza
te aguardan
Una manzana prohibida
el desayuno.
La brisa en la rama
del Árbol de la Ciencia
del Bien y del Mal.
La corrupción de la Historia.
El Amor, esa carencia.
de La llave que abría se quebró (2022)
Bajo el Sol / bajo la Luna
la mascota de mi sombra
por las calles he sacado a pasear
Su mansa hostilidad.
Su maquinaria de olfato y degustación.
Su acotado arbitrio / a mí sujeto
es la cadena que al tensarse
la ahorca.
Y si a liberarla vinieran
la urdimbre de su negro hilo
en mí se arrumbaría
se replegaría
se ovillaría. Pues
entre malo conocido
y bueno por conocer
a mí siempre me prefiere.
La mascota de mi sombra
por las calles he sacado a pasear.
La mano
que le daba de comer
ha mordido y lamido
en un mismo verso.
Dos
la habitan.
Dos.
Obediencia e insurrección.
Rabia y gangrena
hasta el hueso
la carcomen.
MI POETA INVITADO: Amancio Prada
Jaula en el pecho
Tengo en el pecho una jaula,
en la jaula dentro un pájaro,
el pájaro lleva dentro del pecho
un niño cantando
en una jaula
lo que yo canto.
El viento quisiera ser:
el viento que pasa y deja
un paisaje estremecido en tus ojos
y en el oído el eco.
El eco de una voz
que viene de muy lejos
y muy dentro de ti te canta
que eres tú también el viento cuando pasa.
Tengo en el pecho una jaula
La noche quisiera ser:
La noche que con agujas de cristal
teje tus sueños
y el delirio que te enciende
cuando más sola estás
y nada esperas,
contigo a solas soñando
el negro sauce de la noche que te envuelve.
Tengo en el pecho una jaula
La lluvia quisiera ser.
La lluvia mansa que cae
como un rumor de manzanas
en el desván de tu infancia lejos…
Y las primas jugando a casa casa
Para el ardor del alma
la lluvia fresca en el valle del silencio.
Pero tengo en el pecho una jaula,
en la jaula dentro un pájaro,
el pájaro lleva dentro del pecho
un niño cantando
Tengo en el pecho una jaula,
en la jaula dentro un pájaro,
el pájaro lleva dentro del pecho
un niño cantando,
en una jaula,
lo que yo canto.
Por una senda
Por una senda van los hortelanos,
que es la sagrada hora del regreso,
con la sangre injuriada por el peso
de inviernos, primaveras y veranos.
Vienen de los esfuerzos sobrehumanos
y van a la canción, y van al beso,
y van dejando por el aire impreso
un olor de herramientas y de manos.
Por otra senda yo, por otra senda
que no conduce al beso aunque es la hora,
sino que merodea sin destino.
Bajo su frente trágica y tremenda,
un toro solo en la ribera llora
olvidando que es toro y masculino,
olvidando que es toro y masculino
Llegaron al galope
soldados de un país lejano.
Hierro en la mirada,
su corazón era de oro.
Preguntaron por el agua
de un manantial extraño
para las heridas.
Escoltaban un tesoro.
Y nadie supo responder.
Doncellas les ofrecieron
sus senos encendidos,
pero ellos no podían ver,
sus ojos eran de hierro.
Siguieron al galope,
buscaban una patria.
Algunas enloquecieron
mirando en un pálido mapa.
Ellos prometieron volver,
prometieron volver mañana.
Cuándo es mañana?
No sé, mi amor.
Nadie sabe.
El agua que corre al mar
por el aire ha de volver.
Allí se queda la sal,
aquí crece la sed.
Los árboles suplican
la lluvia de las nubes
cuando pasan
levantan sus copas,
quieren gritar su nombre.
Pero quién reconoce
una nube en el cielo?
Se multiplicaban
los caminos al paso,
los amigos emprendían
destinos diferentes.
Guardaban todavía
el calor en sus manos,
pero el viento del desierto
fue quemando sus ojos
y la sangre
el brillo de sus espadas.
Ningún camino era de vuelta.
Todos se alejaban.
Mañana cuándo es mañana?
No sé, mi amor.
Nadie sabe.
Mañana cuándo es mañana?
Es inútil, mi amor, mirar afuera.
Mañana cuándo es mañana?
No sé, mi amor.
No sé.