YO BUSCO ALGÚN POETA [Mi poema]
Francisco J. Falquéz Ampuero [Poeta sugerido]

Inicio » Espiritual » YO BUSCO ALGÚN POETA [Mi poema] Francisco J. Falquéz Ampuero [Poeta sugerido]

¡Gracias por leer esta publicación, ¿deseas comentar?  haz click en el botón de la izquierda!

MI POEMA… de medio pelo

 

Yo busco algún poeta que me guste,
que me haga liberar lo que yo siento,
que me invite a asomarme a su aligustre,
a asaltar sus almenas con gran fuste
y que acabe al final de sed sediento.

Leo a cientos y cada día encuentro
poco más que palabras y ocurrencias,
experiencias desnudas de talento
tratando hacerme ver, en vano intento,
que lo mío es soportar las penitencias.

No todo ha de gustarme, lo comprendo,
-que aunque ves al espejo, él no te mira-,
confieso que de todos algo aprendo.
De argamasa castillos construyendo,
el fortín al que el poeta siempre aspira.

¿Quién puede presumir? Ser los mejores
dependerá de aquel que a tí te lea
si coincide contigo en los sabores.
Las obras sin razón no son amores,
sea un ciego o vidente quien lo vea.
©donaciano bueno

Para gustos los colores? Share on X

Comentario del autor sobre el poema: La libertad nos permite disfrutar de aquello que a nosotros nos motiva o emociona, aunque a veces el maldito marketing juegue un papel de celestina.

MI POETA SUGERIDO:  Francisco J. Falquéz Ampuero

EL BUZO

Del costado en vaivén de la piragua,
en un claro remanso ribereño,
baja el buzo. Su prócero diseño
copia en su lomo vacilante el agua.

Relumbra el cielo como ardiente fragua;
filtran los chorros áureos el risueño
cristal dormido… Más allá, el desgreño
de su rompiente ostenta una cancagua.

Abierto del flujo de las ondas
sobre lecho de arena y algas blondas
yace el cable de voces inauditas.

Mudas están pero el obrero fuerte
se hunde sin miedo en el abismo inerte
y desata las lenguas infinitas…

VENUS NEGRA

Alta y fornida, cual gallarda encina,
de ébano tiene el resplandor tu seno;
eres un vaso de febril veneno
con sabores de miel luciferina.

Tu mirada picante es de felina,
hembra de lomo mórbido y relleno;
tu rojo labio, en el festín obsceno,
lanza su muelle copia libertina.

Como el manto cobrizo de una hoguera,
envuelve tu ampulosa cabellera
las desnudeces de tu carne ardiente;

y en el dogal de tu insaciable abrazo
se mezclan las crueldades del zarpazo
al lánguido ondular de la serpiente.

D’APRES NATURE

A los vastos incendios de colores
de una tarde de julio bochornosa,
llegué a la granja donde se alza hermosa
la casa que ocuparon mis mayores.

Me ofrecieron los bardos ruiseñores
sus endechas, la fuente rumorosa,
espejo de la ninfa pudorosa,
cantaba a los favonios sus amores.

Mi noble overo, en sobresalto, para
junto a un cactus gigante, en cuya vara
Pitón sus bodas trágicas consuma.

La cópula potente el árbol mueve
y vuela el aire por el aire leve,
en un temblor de sonrosada bruma.

EL AGUA

Bajo el palío de estrellas luminosas,
cual radiante y sonora pedrería,
cantan y ondulan, ebrias de alegría,
las gotas en miriadas fabulosas.

Pero si enormes fuerzas misteriosas
las combaten, aumentan su energía;
y el mar se torna fúlgida armería
donde se templan láminas vistosas.

“Alto bien es el agua”, (*) cuando el cielo
la vierte de sus ánforas al suelo
y flores gayas renacer permite;

y es alegre, si en juego de colores
la vomitan, cual grandes surtidores,
los iracundos potros de Anfitrite.

(*) Píndaro.

SANGRE Y ARENA

A DON ISAAC J. BARRERA

El pueblo acude a la función de gala,
cual la plebe de Roma al Coliseo.
Hay de telas suntuoso cabrilleo,
mil abanicos en batir de ala.

El sol, en chorros de color, resbala
sobre capas y mantos en coleo;
las manolas de rítmico ceceo
destellan como luces de bengala.

Por los palcos, en ánforas de arcilla,
ofrece la ojinegra gitanilla
sus refrescos que aceptan las huríes.

En la arena, do expira un bravo toro,
enjuga el diestro, de chaqueta de oro,
su estoque tinto en gotas carmesíes.

ENSEÑA ROJA

(CANCIÓN ANARQUISTA)

Vivid tranquilos, seres macilentos. . . .
de hirsuta barba y diestra vengadora,
que han de cesar los bárbaros tormentos
y están muy cerca las amables horas…

Pálida raza que el dolor asedia
hasta en la huesa que respeto infunde,
estamos al final de la tragedia
y tu hoja invicta en los malvados hunde!

El trono que miramos tan erguido
en vano lucha por vivir con gloria:
es un mueble de lujo, carcomido,
en el salón de fiesta de la Historia, etc.
(De Rondelas indígenas y mármoles lavados)

Si te gusta #Francisco_J._Falquéz_Ampuero... Share on X

MI POETA INVITADO:  Pedro Flores

HOUDINI

Así llamaban en casa al padre de mamá.
Yo sólo supe por qué mucho tiempo después
y es que cada vez que hacía un hijo se volatilizaba;
abuela era un enorme tanque de agua quieta
del que escapar en el último segundo.
Houdini volvió un día,
sólo poseía una radio y un cáncer,
pero el viejo teatro volvió a abrirse para él.
Sus hijos vociferaban y comían naranjas en platea
y en el palco abuela lo observaba todo
con unos binoculares que conjuraban su glaucoma.
Lo sumergieron en el tanque de agua, encadenado
y al redoble de un tambor señoras y señores
apareció aquí, en este poema, chorreando,
dejando a una recua de hijos y a una vieja
aplaudiendo la liquidez de la existencia.

ASÍ PLANCHABA QUE YO LA VI

Que extraña manera de estarse muertos
Vallejo

Cuántos pantalones
hubo de planchar aquella mujer
para que sus hijos tuvieran unos pantalones
que le dejaban los viernes
en el cesto de la ropa por planchar.
Pareciera que las arrugas
de los pantalones que planchaba
le trepaban por los brazos
y se alojaban para siempre en su rostro.
La muerte la encontró planchando
en el cuartito de la radio,
rociando con agua tibia pantalones ajenos
como una sacerdotisa bendiciendo
las piernas de un ejército invisible.
Y ahí debe de estar todavía,
nadie ha abierto la puerta desde entonces.
Ella no pudo acompañar a la muerte.
Le quedaba aún mucha ropa por planchar.

LA TIENDA DE JUGUETES

Pulcramente vestido, Zoilo, te ríes de mis prendas raídas.
Marcial

Yo le pedía que me llevara al centro de la ciudad.
Sabía que luego tendríamos que volver caminando
y me quejaría de mis pies y ella me miraría,
más compasiva que severa: ya te lo dije,
ves ahora que oscuro el regreso…
Pero valía la pena plantarse ante el gran escaparate,
mirar adentro los infinitos juguetes refulgiendo
hasta empañar el cristal con la bruma de la avaricia.
Un día me atreví a entrar y aunque no toqué nada
me dijeron, sacudiendo el polvo de las estanterías,
aquí no hay nada para ti, chico.
Luego me planté frente al escaparate de la poesía,
adentro hablaban de La tierra baldía, de la “Postposmodernidad”,
del tío Ezra. Había un fulgor que reconocía mi desconsuelo.
Un día me atreví a entrar y aunque no toqué nada
me dijeron, sacudiendo el polvo del abrigo de Stéphane,
esto no es para ti, muchacho.
Y tú, que ya estabas muerta, me tomaste de la mano
para llevarme a casa, a las sombras, diciéndome,
más compasiva que severa, verás ahora, tonto,
cómo te van a doler los pies.
Del libro “El don de la pobreza” (Premio Flor de Jara, Diputación de Cáceres, 2019)

Autores en esta página

Ver todas las entradas
: Autor invitado
Ver todas las entradas
Ver todas las entradas
Donaciano Bueno Diez

Donaciano Bueno Diez

Editor: hombre de mente curiosa, inquieta, creativa, sagaz y soñadora, amante de la poesía.

Artículos: 2988
Subscríbete!
Notificar a
guest

0 ¡Ardo en ascuas por conocer tu opinión! ¡Anímate a comentar!
El más votado
El más nuevo El más antiguo
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
Echa un vistazo a la siguiente publicación
Hoy le dicen cultura a cualquier cosa, lo…
0
Me encantaría tu opinión, por favor comenta.x