PARECE QUE FUE AYER [Mi poema]
José Toral y Sagristá [Poeta sugerido]
José Toral y Sagristá [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Un día y otro día y otro día, Que ayer bajé a la calle y no llovía Tendrá algo que decir el agua al llanto Ya es tarde para el sueño o la quimera |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: José Toral y Sagristá
EN LA RENDICION DE MANILA
Mi dulce musa, que el dolor inspira,
hoy entona canción de amargo acento
y pulsando las cuerdas de la lira
triste responde al nacional lamento,
lamento por los aires repetido
que es a la vez plegaria y es gemido.
De España en el pendón, siempre glorioso,
miro negros crespones,
fúnebres galas de terrible luto;
por eso entono triste mis canciones,
por eso rindo amante mi tributo.
Patria del alma, madre bien amada,
hoy con el alma triste acongojada
contemplo tu infortunio y tus pesares;
tu dolor es mi propia desventura
y te envío un saludo de ternura
desde el confín de los remotos mares.
Patria siempre querida:
hoy que lloras vencida,
tu imagen pura y santa
más y más en mi pecho se agiganta.
Y ¿por qué has de llorar? Llora si quieres;
pero no como lloran las mujeres,
lágrimas de dolor, llanto sublime
que al correr de los ojos nos redime;
llora como el león enfurecido
que mezcla a los sollozos el rugido;
llora al romperse el nacional poema,
mientras entonas funerario canto,
poniendo en los raudales de tu llanto
lágrimas de plegaria y de anatema.
…..
Esa enemiga raza americana
te debe su existencia;
de tu inmenso valor y de tu ciencia
por ella hiciste espléndido derroche,
y apareció en la luz de la mañana
de entre las sombras de la obscura noche.
A cumplir tu misión ansiosa vuelas
con atrevida planta.
Tú lanzaste tus raudas carabelas
bajo la mano santa
de tus sagrados dioses tutelares,
y con ardor fecundo
hiciste que surgiera un nuevo mundo
de la revuelta espuma de los mares.
De la fecunda llama que alimentas
llevaste allí tus leyes
e hiciste cultas greyes
de las salvajes tribus turbulentas.
También clavaste allí la cruz sublime,
cruz de la redención, la cruz gloriosa
en que el amor divino reverbera;
la cruz que fortalece y que redime
y que siempre amorosa
del mundo los cadáveres espera.
Hoy esa tierra ingrata
los sacrosantos vínculos desata,
y con los ojos en el lucro fijos
logra que torpes hijos
hagan pedazos tu amoroso seno.
¡Oh, si Colón resucitar pudiera,
de su obra quizá se arrepintiera,
y con dolor profundo
aquel soñado y misterioso mundo
en los abismos de la mar hundiera.
…….
Al dolor inclemente
no te abatas ¡oh Patria! alza la frente.
Tú no puedes morir, tú eres eterna
como el eterno Dios que nos gobierna.
Tú que distes al libro de la Historia
–página eterna de tu eterna gloria–
ejemplos de valor y de constancia,
los héroes de Sagunto y de Numancia;
tú que hiciste temblar al mundo entero;
que enarbolaste tu pendón guerrero
en todos los confines de la tierra
y con valor profundo
agrandaste los límites del mundo;
tú que el lábaro santo
de tu fé peregrina
clavaste en la Alhambra granadina
y en las sangrientas aguas de Lepanto;
tú que alumbraste a la humana historia
con los reflejos de tu inmensa gloria,
no puedes perecer, nación guerrera.
Si hoy te humilla derrota pasajera
mañana te alzarás, más grande y fuerte,
sobre el fantasma de tu infausta suerte.
Cuando quede la tierra aniquilada;
cuando el mundo soberbio, cruel y vano
se sepulte en la nada
y en el profundo arcano;
cuando no reste un hombre,
aún vivirá la fama de tu nombre.
…….
Patria, en la paz reposa
y prepara afanosa
el hierro poderoso de tu lanza
y jura firme en la sangrienta fosa
de tus hijos, tomar cruda venganza.
Valor, España; generosa y fuerte,
prefiere noble muerte
a contemplar tu pabellón manchado;
muéstrate en tu desgracia más gigante
que en tus sangrientas guerras te has mostrado.
Si tu triste derrota es vergonzosa
de tu propia vergüenza, victoriosa
álzate, erguida en pie. ¡Patria, adelante!
AGUAFUERTE
Soy de los hombres que el dolor no abate
ni la implacable adversidad humilla;
luz de esperanza en mis pupilas brilla,
hirviente sangre en mis arterias late.
Me enamoran los lances del combate
y abandono a la mar mi fuerte quilla,
buscando, como el nauta de Castilla,
tierra que ante mis ojos se dilate.
Sueño con peligrosas aventuras,
con el Sol de gloria que mi paso alumbre;
desdeño las monótonas llanuras
y alzarme quiero a la difícil cumbre,
cual águila que vive en las alturas
sin rendirse a ninguna servidumbre.
1917.
SUEÑOS
Sueños de mi niñez: sueños floridos,
que el dolorido corazón añora;
sueños de juventud, sueños de aurora,
de clara luz y de ilusión vestidos.
Sueños de gloria, ya desvanecidos,
¿por qué volvéis a mí tan a deshora?
¿Por qué turbáis mi calma bienhechora
con el loco vibrar de los sentidos?
Ya declina mi vida su carrera
de dolor, de ilusiones y de engaños;
pero, aun soñando, el corazón espera
que a través de sus mismos desengaños
las flores de una nueva primavera
broten entre la nieve de mis años.
1919.
Anna Cristóbal Lecina
XXXIX Premio Gerardo Diego para Autores Noveles
Aquest amor, difícil
repte de les fronteres
que el glaç petrificava:
contraban de llum.
Maria-Mercè Marçal
que lo que no se nombra no existe mamá
tú lo sabías porque toda mi adolescencia
con la vergüenza en mi lengua y el miedo en mis manos
que lo que ocurre cuando empieza el lenguaje es solo daño mamá
tú lo sabías porque ese día imaginaste
lo que los hombres de la ciudad podrían hacer con mi cara de niña
que lo que no se cuida al nacer acaba pereciendo mamá
tú lo sabías porque hace poco leíste en mi diario de infancia:
si no consigo ser como ellos quieren
un día saltaré desde este séptimo piso
que lo que se mastica con el hambre sin hambre de la ansiedad
es como un amor sin caricias mamá
tú lo sabías porque nunca has olvidado
la mueca de tu amiga de juventud llorando en un baño
ni tu huida con el sol del ocaso
esculpiéndote sus iniciales en el pecho
que lo que se sepulta bajo tierra
en nombre de una idea que apenas puede ser pensada
es una manera de permanecer encadenada al duelo mamá
tú lo sabías porque un día te hablé sudando y sin aire en el pecho
de una mujer a la que no me atreví a besar en una plaza de Viena
y entonces tú empezaste a llorar
que el deseo no puede volverse elipsis mamá
tú lo sabías porque esa tarde no enmudeciste
te avergonzaste de los cuerpos
en los que mis dedos deseaban hundirse
estuviste días meses años sin acariciarme el pelo
sin untar aceites en mi piel atópica
hasta que en un atardecer de verano
a través de la ventana
viste a tu amiga llorando en los ojos de la mía
mi cuerpo sosteniendo una pérdida
que ya te quedaba demasiado lejos
una madre pegando a la suya porque no soporta cuidarla
unos niños arrojando piedras a una paloma
pasándose el cadáver de mano en mano
el llanto de una niña
que podría ser mi abuela
hundiendo su cabeza en mis hombros
yo sigo dibujando con tiza cruces en el patio
a veces también me río y soy yo la primera en señalar
me sumerjo en la fosa donde bucean todos nuestros duelos
leo en una lápida mi nombre y mis apellidos
la hermana que nació pero no vivió tal vez me esté advirtiendo
negar el daño siempre fue una forma de ejercerlo