A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
ME GUSTA LEER [Mi poema]
Rafael Sánchez-Mazas [Poeta sugerido]
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MI POEMA... de medio pelo |
Yo llevo a pasear siempre conmigo Me ayuda él a entender algún relato Normalmente yo leo poesía, Deleito al apreciar los filamentos Disfruto más del texto que a las claras |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Rafael Sánchez-Mazas
El libro de estampas
Era en las luengas noches invernales.
En la vetusta casa de la aldea
humeaba la vieja chimenea
y sonaba la lluvia en los cristales.
A la luz del quinqué, brillante y roja,
la abuela con su mano amarillenta
iba pasando temblorosa y lenta
del viejo libro la roída hoja.
Y al pasar cada estampa me decía
una historia, mirando con cariño
mis pupilas cargadas de emoción.
¡Oh las noches de invierno en que llovía!
Felices noches en que yo de niño
contemplaba la vieja Ilustración.
Retrato de un sutil caballero guipuzcoano
Guarda un esprit de chambelán y sabe
una liturgia de galantería
que su mente perfuma con un suave
aroma de graciosa paganía.
En sus ocios evoca los perfiles
altivos de las damas medievales
y sonríe pensando en lo sutiles
que fueron los pecados capitales.
Antaño ser un duque mereciera
y a su servicio y a su honor tuviera
un trovador, que lleno de respeto
le pusiera en las manos enjoyadas
los catorce renglones de un soneto
como catorce flores deshojadas.
Te llevé por los negros olivares
Te llevé por los negros olivares,
por los calveros y por el erial.
Te llevé por los pardos encinares
y por el mar azul de Portugal.
Por los viñedos y por los pinares,
por los campos de trigo candeal,
por el monte de hayedos seculares
y las calzadas del camino real.
Te llevé por doquier, viajero errante
de la tierra y del mar, bajo el cambiante
cielo de tempestades o de calma.
Dentro de mí quise que tú vinieras
adonde fuese yo, como si fueras
un alma que naciese de mi alma.
Al que tenga en sus manos mi calavera
Bien pelada por ávidos gusanos,
nítida, calva, sonriente, huera,
tibia de sol tendrás mi calavera
bajo el cielo de abril, sobre tus manos.
En ella buscarás ecos lejanos
como si un caracol marino fuera,
pues te llegó rodando a su manera
del tiempo en los ignotos oceanos.
Tú le preguntarás, dime ¿qué sabes
del tiempo en que tu risa florecía
y el dulce amor sobre tus ojos era?
Y respondiendo a tus preguntas graves
amarga y voluptuosa de ironía
reirá bajo el sol mi calavera.
Los pescadores al ocaso
Sondan el agua verde, con hilos de sereñas,
morenos pescadores de quince años;
dan sus desnudos antiguos al horizonte
y van sobre finos perfiles de proas aguileñas.
Las quillas en la ola parten flores risueñas
de espuma, que un ocaso tiñe de rosa. Están
saltando los corderos nevados de San Juan
sobre un mar que hace juegos de colinas pequeñas.
Levan los aparejos, las manos impacientes
de júbilo, al sentir el marino tesoro
que sacude a tirones los anzuelos agudos.
Y ríen las figuras de los adolescentes,
alzando los pescados de nácar y de oro,
que sangran como joyas, por sus brazos desnudos.
La casa antigua
La casa entre los árboles tenía
muros muy blancos, llenos de ventanas,
y esa hospitalidad y esa alegría
que canta el verdegay de las persianas.
Un tejado cansado con carcomas
y nidos en las vigas de madera
y arriba un palomar con sus palomas
y el humo lento de la paz casera.
El umbral rebajado, oscuro y puro
bajo la espesa sombra de vulgares
flores, entre moradas y bermejas.
Y, en el umbral, ese calor seguro
de invisibles abrazos familiares
que hay en la sombra de las casas viejas.
Soneto a la manera de los «poemas chinos»
La barca más gallarda está en el río
de olas azules y árboles gentiles.
Toda la barca es ébano sombrío
con la proa de nácar y marfiles.
Mía es la barca, como el río es mío,
míos los remos largos y sutiles,
mía la flauta de bambú en que río
con un reír de claros añafiles.
¿Qué me falta, si borda mi jardín
el río y en vistoso palanquín
paseo bajo leves quitasoles?
Di, ¿qué pasa, oh reina de belleza,
para tener la mágica tristeza
que sólo tienen al morir los soles?
Paseo de junio (1894-1966)
Alguna vez hemos hallado una
casita verde y blanca, en el paseo,
a principios del mes de junio, alguna
tarde, cuando empezaba el veraneo.
Nos miramos los dos; quizá recuerdes
la tapia sombreada por los tilos
y el sueño nuestro de vivir tranquilos
en la casita de persianas verdes.
Nadie vivía. Hubiéramos podido
alquilarla quizá, nadie vivía.
¡Oh, qué dorada tarde enamorada!
Y ahora, bajo estos árboles de olvido,
tu alma ¿no tiene la melancolía
de la pobre casita abandonada?
Cristo
Delante de la Cruz, los ojos míos,
quédenseme, Señor, así mirando
y, sin ellos quererlo, estén llorando
porque pecaron mucho y están fríos.
Y estos labios que dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor, así cantando
y, sin ellos quererlo, estén rezando
porque pecaron mucho y son impíos.
Y así, con la mirada en Vos prendida,
y así, con la palabra prisionera,
como la carne a vuestra Cruz asida,
quédeseme, Señor, el alma entera,
y así, clavada en vuestra Cruz mi vida,
Señor, así cuando queráis me muera.
MI POETA INVITADO: Juan Gaitán
Ahora que ya es octubre
y me embarga la desgana
de todos los octubres,
y se escucha más cercana
la tormenta, y la lluvia es
un viajero cansado
que intenta volver a casa,
ahora mi amor, escucha.
Ahora que ya es octubre
y no me quedan codicias,
y el calor es un dulce
recuerdo de la inocencia,
ha llegado el tiempo, amor,
de terminar la máscara,
de llegar hasta la linde
y alzar al azul la vela.
Con la oficialidad de los calendarios,
cual si fuese un mandamiento,
la luz ha variado.
Otoño es una palabra
levemente arisca,
del mismo tamaño
que el color gris,
un tiempo desconsiderado
que mata a los últimos jazmines,
ahuyenta a las golondrinas
y obliga a las tardes de domingo
a recuperar su condición de interminables.
Adrede dejo a medias los poemas,
las cartas, la labor de nuestra casa,
distraído, amor, entre las luces y las dudas.
Tengo pendientes aun varios viajes,
algunos años de ocio merecido
y contar a nuestra hija la historia de sus alas.
Me calma confiar en que no me iré
hasta que haya concluido la tarea,
aunque sé que al final solo el tiempo sobrevive.
Será entonces, amor, cuando descubra
los secretos trabajos de la muerte,
su irremediable, estricta disciplina del final.
¡Hola a todos!Me identifico mucho con este poema. Leer es mi refugio, mi compañero constante. Así como el poeta lleva a pasear a su cerebro y su talento, yo también me sumerjo en las letras para disfrutar, entender y reflexionar. Es como conversar con un amigo y con el viento al mismo tiempo. Me ayuda a comprender relatos, a detenerme en cada detalle y a encontrar calma en las palabras.La poesía siempre tiene un lugar especial en mi corazón, pero también me aventuro en la prosa, donde encuentro historias que me causan dolor y alegría, como el roce de una espina o de una rosa. El texto que me lanza mensajes y me hace pensar en cosas profundas es el que más aprecio, no quiero ser un policía de las palabras, sino sumergirme en su mensaje.En cada lectura, los filamentos de las palabras cobran vida, llenándome de amor y fantasía, y eso es lo que más disfruto. Porque, como dice el poema, el texto que me despierta emociones es el que realmente me importa, el que me hace sentir que la noche es noche y el día es día. Así que seguiré leyendo con pasión mientras mi cuerpo lo aguante y mi alma se enriquezca.¡Saludos y buenas lecturas para todos![IA]
Leer es el mejor ejercicio para el alma así como el paseo lo es para el cuerpo