A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
LIBRE COMO EL VIENTO [Mi poema]
Juan F. Rivero [Poeta sugerido]
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MI POEMA... de medio pelo |
El viento ya se sabe, independiente, Ser libre yo quisiera como el viento, Y a nadie obedecer. Sin que algún dueño Y menos envidiar. Pues libertad Que el viento a los afectos es ajeno, |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Juan F. Rivero
Observa
Observa.
La madre está pidiéndonos asilo.
La madre que ha esperado en su lugar
comiendo la comida de los pájaros,
la madre atravesada por la garra
sin tacto para el mármol de la historia.
Mira a la madre como un puño abierto
bajo el largo cabello de las nubes.
Decide tú si abrir o condenarla.
Nos vamos de viaje (Alzhéimer)
Nos vamos de viaje
y quiero que tú cuides de mis flores
y mis gatos.
Nos vamos de viaje…
Espero que mis llaves
les sirvan a tus puertas; las palabras
resultan a menudo algo indigestas,
pero acostumbrarás
tu cuerpo a lo que llegue.
¿Querrás regar mis plantas?
Hay una cajetilla
oculta bajo un mueble,
contiene algunos versos de recambio
por si se va el fusible
y buscas medio ciega una respuesta.
Yo quiero que te encargues de mis manos
y mis ojos.
Nos vamos de viaje…
¿Los cuidarás tú sola?
No olvides cada día
el acto de regar, regar mi cuerpo
(adonde yo me voy no hay agua,
adonde yo me voy no puedo).
Te dejo mis sentidos y mis nervios,
por si los necesitas.
Hay una cajetilla
bajo un mueble:
contiene algunos versos de recambio.
Se nota que no estás
Se nota que no estás:
las cosas se descuelgan del columpio
estructural que las sostiene
y encaran como luces occidentes
o ecuatoriales flores
el vacío.
LLENAN DE QUEROSENO NUESTROS ÚTEROS
llenan de queroseno nuestros úteros
y los ponen en venta en internet
mueven la lengua a golpes
sin hablar
y se nos hunde el miedo en las clavículas
son ellos, corazón
el enemigo
nubes de leche ácida y cristales
para escribir sus nombres en las frentes del futuro
no necesitan más que tiempo y máscaras.
SE ABRE EL RITMO NEUTRAL DEL MEDIODÍA
¿qué hacer con el infierno que uno esconde en sí?
vladimir maiakovski
se abre el ritmo neutral del mediodía
y en el piso de al lado canta una mujer
en todas las ventanas reverbera el rechinar de los informativos
voces que se solapan y construyen
de la membrana vieja un ruiseñor
hueco como las manos de los muertos
la primera mentira es la verdad
su contracción en la garganta nos persigue como un monstruo escapado de los años
como una escolopendra que ascendiera desde un pozo anegado de la infancia
vladimir
quién abrirá las flores del infierno
quién retendrá lo amargo en la semilla
esa canción que canta la mujer ablanda la obviedad de las paredes
la cordura se aquieta y su humedad escapa de los cráneos amarillos.
Llenan de queroseno nuestros úteros
Michael Kenna
llenan de queroseno nuestros úteros
y los ponen en venta en internet
mueven la lengua a golpes
sin hablar
y se nos hunde el miedo en las clavículas
son ellos, corazón
el enemigo
nubes de leche ácida y cristales
para escribir sus nombres en las frentes del futuro
no necesitan más que tiempo y máscaras.
Para Gata Cattana
yo también he venido a que me rapen esos fachas
el pelo oscuro y suelto encima de los hombros
el cuerpo impermeable y
como el sol
las ojeras cansadas de sí mismas
tibio flamenco extraño
aún te traspasan
una lengua incendiada de mujer
sus estrellas vacías en las bóvedas amarillas del sur
y el rap
y el rap lunar de las fuerzas centrípetas
que nos devuelven a los corazones.
***
Otoño. Amo
la claridad,
la tarde extensa,
el primer frío.
Bajo el cielo hay mil pájaros
cuyo nombre no sé.
***
Luz irreal:
el azul y el vacío,
las ramas jóvenes.
Se ha devuelto a la higuera
su desnudez.
***
Aún sigo aquí.
Oigo el vacío
de las horas perfectas.
***
Somos lo que más miedo nos da ser
la trayectoria errónea de un satélite que orbita contra otro en el espacio,
la enfermedad que infecta la crisálida
y modifica su metamorfosis.
El olor de otra piel me ayuda a no soñarme cuando duermo,
a no pensar que el brillo de esta luz está en la superficie de la sombra,
a no pensar que me incomoda el miedo a no sentir
y a llenarme de piedras los bolsillos.
Somos lo que el cerebro oculta entre sus ramas.
Las dos manos abiertas,
como discos,
y la memoria siempre al borde de la voz;
ese animal ya muerto en la cuneta
que vaciló al pasar
solo un instante.
***
Un recuerdo de Tokio:
en las afueras,
el canto abrumador de las cigarras
y una pagoda verde envuelta en luz.
Donde acaba el jardín empieza el cementerio.
los gatos callan y la lluvia cae.
Alguien ha puesto caperuzas rojas
sobre las cabecitas de los budas.
***
Hablar de nuevo aquí
de cualquier cosa,
con los ojos profundos
y cerrados.
También
el olor de otro cuerpo
puede ser un paisaje.
Título descriptivo: «Reflexión poética sobre la maternidad y los momentos existenciales»
1. Observa:
– La madre está pidiéndonos asilo.
– Mira a la madre como un puño abierto bajo el largo cabello de las nubes.
2. Nos vamos de viaje (Alzhéimer):
– Espero que mis llaves les sirvan a tus puertas; las palabras resultan a menudo algo indigestas, pero acostumbrarás tu cuerpo a lo que llegue.
– Te dejo mis sentidos y mis nervios, por si los necesitas.
3. Se nota que no estás:
– Las cosas se descuelgan del columpio estructural que las sostiene y encaran como luces occidentes o ecuatoriales flores el vacío.
– LLENAN DE QUEROSENO NUESTROS ÚTEROS
4. LLENAN DE QUEROSENO NUESTROS ÚTEROS:
– llenan de queroseno nuestros úteros y los ponen en venta en internet.
– Nubes de leche ácida y cristales para escribir sus nombres en las frentes del futuro.
5. SE ABRE EL RITMO NEUTRAL DEL MEDIODÍA:
– Se abre el ritmo neutral del mediodía y en el piso de al lado canta una mujer en todas las ventanas reverbera el rechinar de los informativos.
– Vladimir, quién abrirá las flores del infierno, quién retendrá lo amargo en la semilla.
6. Para Gata Cattana:
– El pelo oscuro y suelto encima de los hombros el cuerpo impermeable y como el sol las ojeras cansadas de sí mismas.
– Un recuerdo de Tokio: en las afueras, el canto abrumador de las cigarras y una pagoda verde envuelta en luz.
7. Otoño. Amo:
– La claridad, la tarde extensa, el primer frío. Bajo el cielo hay mil pájaros cuyo nombre no sé.
– Aún sigo aquí. Oigo el vacío de las horas perfectas.
8. Somos lo que más miedo nos da ser:
– El olor de otra piel me ayuda a no soñarme cuando duermo, a no pensar que el brillo de esta luz está en la superficie de la sombra.
– Un recuerdo de Tokio: en las afueras, el canto abrumador de las cigarras y una pagoda verde envuelta en luz.