APRENDIZ DE VIEJO [Mi poema]
Inés Ramón [Poeta sugerido]
Inés Ramón [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Aquí estamos por azar, Sabios aquellos maestros Cuando nacemos, vivimos El tiempo persigue al tiempo, |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Inés Ramón
Abandono
Dentro de la jaula se abre el aire.
Mira la extrañeza de esa única tierra hecha barrotes
y el sol se pone detrás de su mirada.
¿En qué otra voz,
en qué viento
quedaron las caricias,
todo el amor que cabía en una mano
irrepetible?
Dentro de la jaula no hay después. Sólo la inclemencia de unos días
vacíos,
la esperanza de un encuentro,
la sed donde se abreva el temblor hilvanado a esos dos ojos
de inmensa mansedumbre.
Dentro de la jaula se arremolina el viento y barre el olor más profundo
que le devora las huellas:
es nadie y nadie ya lo reconoce,
el aire
apenas lo sostiene.
(Poema con el que participo en el Proyecto “Capital Animal” en defensa de los derechos de los animales)
Un esqueleto cóncavo
Un esqueleto cóncavo
te convexa.
Un fósil ácido
comido de carcoma
tejido de harapos,
casi humo,
te sostiene.
Un vestigio, apenas,
lleno de cráteres
y nidos de serpientes
te soporta.
Mira
cómo avanzas
y te desintegras.
De “Un esqueleto cóncavo”, Códice de Barras, 2011
El café murmura la condena.
Bebo
y unas garras súbitas me crujen los recuerdos,
y un sabor amargo le quiebra
los huesos al insomnio.
Trago la duración de la culpa
y un líquido ataúd
me navega la garganta.
El café aúlla en su oscuridad de abismo,
devora
el silencio que acuchilla
y gime
dentro de una taza
donde cabe la noche.
Se retuerce, acecha
hostiga
los jirones de mi fuga,
me desclava la corteza del tiempo
y me esparce
-soluble-
en su infinita espuma.
De “Circular a veces” Lola, 2012
Y para qué el recuerdo,
la posesión feroz de un nombre
que desmenuzará la lluvia.
Para qué esa apetencia en la mirada,
la obstinación por engendrar al otro
e ir sorbiendo su amargura.
Si ya el silencio
calla.
Si ya la luz
no
te necesita.
De “Hallarse en la caída”, Olifante, 2014
Sólo es necesario un parpadeo
para verter en lo imposible
su propia transgresión.
Un ir y venir desde el asombro
hasta la otra orilla
siempre inconclusa:
en ambas transparencias
acontecerá el signo
sustraído a la palabra.
La oscilación, entonces,
para dejar de ser,
para deslizarse debajo de las piedras
donde se apacigua el vértigo.
(De “Hallarse en la caída” Olifante, 2014)
La última lluvia
La última lluvia
estremeció de sed
todo el jardín.
( De “Puente de Piedra”, Huerga y Fierro, 2013)
No ha quedado nadie en mí.
Ni la lluvia,
inaudible espacio por donde se vertía el cielo.
Ya no hay nadie en la mudez
de mis manos.
He olvidado el nombre,
completamente todos los nombres
deshechos en la niebla.
Hubo, también,
una palabra
que nunca alcancé a decir.
(De “Esquirlas”, Lola, 2015)
MI POETA INVITADO: Joaquín Meza
Los años me acompañan
Llegó la vejez así de repente
No golpeó mi puerta, ni pidió permiso
Sólo traía años que se fueron a alguna parte
Y nunca regresaron.
Pero soy feliz a pesar de la fecha de mi nacimiento
Porque gesté la vida en lo que quise
Y sonrío sin arrepentimiento.
Llegó la vejez un día cualquiera
Y yo le estreché la mano
Y la senté a la mesa, a almorzar conmigo
Y a charlar de cosas que pasaron
Y nos hicimos muy amigos.
Llegó la vejez y caminamos de la mano
Porque la existencia fue muy buena
Y nunca tuvimos altercados
A parte de mis horas de mi sueño
Pues despierto en la mañana muy temprano.
Los años me acompañan, son pareceros
Aunque a veces añoro montar en bicicleta
Pero me da miedo caerme en las esquinas
Que me den un comparendo
Acompañado de un regaño
De hacer cosas ya de viejo.
Llegó la edad en la que se comienza a terminar la vida
Pero yo sigo siendo un niño.
Postal
En mi país
hay «ríos majestuosos»
«soberbios volcanes»
y «apacibles lagos».
También hay carreteras
fábricas escuelas hospitales
cementerios -privados
y clandestinos-
y edificios que le rascan la panza
a los «cielos de púrpura y oro».
En dichos ríos
con mucha suerte se encuentran
Cabezones
y Cucas de Agua
mujeres que restriegan la ropa
con la chiches colgando
y «desaparecidos»
que se comen los chimbolos.
En los lagos
flotan cochinadas que dan gusto
y los cayucos se deslizan
detrás de una mojarra.
En los volcanes
se dan los perotes
y las manzanas pedorras
y las azucenas
y las gladiolas
y los tulipanes
y los cafetales.
Tampoco faltan los estadios
los cines
los turicentros
los autódromos
los slogans
el veneno
la tortura
el terror
los espías
y
por supuesto
los Escuadrones de la Muerte.
(de Poemas que dejó el tren… de la guerra)