LAS VENDIMIAS [Mi poema]
Ramón Ortega [Poeta sugerido]
Ramón Ortega [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Llega septiembre al pueblo. La vendimia Labriego dime, amigo ¡Vendimiador bisoño, Pronto cepas no más semidesnudas, Blancas uvas sonrientes, Ya al fin en los lagares Su fiesta. Quien no las vivió no puede entenderlo Share on X |
Comentario: Yo hace ya mucho tiempo que no asisto a las vendimias pero aún permanece en mi recuerdos aquella época en la que la recolección de la uva se convertía en una fiesta.
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Ramón Ortega y Frías
EL AMOR ERRANTE
Filas de caserones de vieja arquitectura
que en el frontón ostentan el signo de la cruz.
Sobre la calle hosca pasa la noche oscura
como un fúnebre paño. Ni una voz, ni una luz.
En esta casa tuya, quizás, en las ojivas,
entre el silencio grave de la calleja sola,
tejieron un murmullo de pláticas furtivas
un linajudo hidalgo, y una dama española.
Más hoy es ¡oh, señora! un rondador nocturno,
un bardo trashumante de rostro taciturno
quien coloca la ofrenda de amor en tus umbrales.
Y quien, bajo la noche, frente al balcón florido,
se angustia al ver el sacro blancor de tu vestido,
que cruza vagamente detrás de los cristales.
LA CONVALESCIENTE
Cuerpo de monja virgen, por el ayuno laso.
Yo vi sus ojos húmedos de inmaterial ternura;
y, de la piel suntuosa que envuelve su estructura,
miré, en aquella noche, más transparente el raso.
Pálida enferma llena de su melancolía;
cuerpo con el prestigio de los marfiles viejos;
era su voz tan tenue como un rumor de lejos;
toda ella era un perfume que se desvanecía…
Cuando marchó a su estancia me dió su mano breve
y yo la vi alejarse con un andar tan leve,
que era un frú-frú de alas el eco de su planta…
Y quise -en la suprema tensión de mi cariño-
mecerla entre mis brazos, como si fuese un niño,
para que se durmiese con una canción santa.
SENSITIVA
Mi soneto no es como las orquídeas triunfales
que se abren a la sombra de tus tibios salones,
ni cual los crisantemos de frágiles puñales
que decoran el Sevres azul de tus jarrones.
Es más bien una planta de marchita verdura,
que repliega sus hojas si una mano la mueve;
si un aurífero rayo del buen sol la tortura;
si la agitan los soplos de la brisa más leve.
Así cuando divaguen tus augustas miradas
por este libro lleno de rimas perfumadas,
entre las que mi estrofa se desenvuelve esquiva,
mi soneto, al contacto de tu mano armoniosa,
y al sentir que le baña con tu lumbre gloriosa,
recogerá sus hojas como una sensitiva.
VERDADES AMARGAS
Yo no quiero mirar lo que he mirado
a través del cristal de la experiencia,
el mundo es un mercado donde se compran
honores, voluntades y conciencias.
Amigos… es mentira… no hay amigos
la verdadera amistad es ilusión
ella cambia, se aleja y reaparece
con los giros que da la situación.
Amigos complacientes sólo tienen
los que disfrutan de ventura y calma,
pero aquellos que abate el infortunio,
sólo llevan tristezas en el alma.
Si estamos bien nos tratan con cariño,
nos buscan, nos invitan, nos adulan,
mas si acaso caemos, francamente
sólo por cumplimiento nos saludan.
En este laberinto de la vida,
donde tanto domina la maldad,
todo tiene su precio estipulado,
amores, parentesco y amistad.
El que nada atesora, nada vale,
en toda reunión pasa por necio;
y por nobles que sus hechos sean,
solo alcanzan la burla y el desprecio.
Lo que brilla no mas tiene cabida
aunque brille por oro lo que es cobre,
lo que no perdonamos en la vida
es el atroz delito de ser pobre
La estupidez, el vicio y hasta el crimen
pueden tener su precio señalado.
Las llagas del defecto no se miran
si las cubre un diamante bien cortado.
La sociedad que adora su desdoro
persigue con su saña al criminal
mas si el puñal del asesino es de oro,
enmudece… y el juez besa el puñal.
Nada humano es perfecto, nada afable,
todo está con lo impuro entremezclado.
El mismo corazón con ser tan noble
cuantas veces se encuentra enmascarado.
Que existe la virtud… yo no lo niego,
pero siempre en conjunto defectuoso,
hay rasgos de virtud en el malvado
hay rasgos de maldad en el virtuoso.
Cuando veo en mi paso tanta infamia,
manchándome la planta de tanto lodo,
ganas me dan de maldecir la vida
ganas me dan de maldecirlo todo.
A nadie habrá de herir lo que aquí digo,
porque ceñido a la verdad estoy.
Me dieron a beber hiel y veneno
hiel y veneno en recompensa doy.
Pero si tengo la palabra tosca
con estas líneas turbias y sin nombre,
doblando las rodillas en el polvo
pido perdón a Dios… pero no al hombre.