A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
ESE VICIO DE SOÑAR [Mi poema]
Martín Tonalmeyotl [Poeta sugerido]
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MI POEMA… de medio pelo |
Era un niño él que soñaba Vive Dios, él repetía, Y era tanto ese soñar Pues soñaba por la noche Que él fue un niño que soñaba #Que una cosa es soñar y otra muy distinta tener sueño no? Share on X |
Una muestra de sus poemas
MI POETA SUGERIDO: Martín Tonalmeyotl
La media noche
Pretender la media noche bajo la pálida luna
Escuchar los ruidos entre las entrañas del silencio
Moverse de la silla para no quedarse tieso
Esperar que el sueño toque la puerta
y recibirlo con una buena cobija
Rascarse las tristezas y los corajes
Tratar de abandonar los vicios del watsap y el facebook
para disfrutar los versos de Pacheco y García Montero
Bostezar indisciplinadamente
y tirarse boca abajo sobre la cama
Escribir para darle rostro y voz a las palabras
Acostumbrase a escuchar la chicharra del gallo a la media noche
Apresurar el jodido internet
para cumplir con una tarea a la 1:14 de la mañana
Decidirse a abandonar las letras que se comen de noche
para dejar descansar la espalda
Esperar a la madrugada con su frío sereno
Decidirse por lo justo porque en esta vida
hay tanta jodidez llamada narco
corrupción e injusticia política
Por ahora lo justo es dormir
y dejar de mover los ojos por largo rato
Abandonar los sueños inconclusos
para no volverse esquizofrénico.
Como las piedras
He de describir mi realidad descuartizada
Decir cuán injusta es la vida en este pueblo
Alimentar mis miedos con pedazos de esperanza
Despreciar estas calles donde un día jugaba con porterías de piedra
ahora sustituidas por hombres acribillados
He de callarme como las piedras
congelar tantas realidades que pudren mi alegría.
El arcoíris
Mirar al espejo de lluvia
era como una fantasía de miedo y alegría
Jamás podríamos señalarlo
tal desobediencia significaba ver podrirse el dedo índice
Era el mayor consejo de los abuelos
Los tiempos cambiaron
hoy dice mi hermano
escondamos la mano
no vaya a ser que un día de estos
tomemos un 45
y manchemos los colores con plomo.
Fuego dos
Desapareció su color palpable
Escogió una bala para guardar
toda la rabia que le carcome
Sus dientes ponzoñosos
se acomodaron dentro de ese pequeño fierro
Su mordedura de sanguijuela
mata a la esperanza de cualquier edad
Para cazar escoge a su víctima
y cuando lo encuentra desprevenido
le entierra sus dientes de uno en uno
escupiendo su ácida saliva
En cada segundo que pasa
la muerte lo alquila para silenciar
cualquier pardeo con síntomas de molestia.
Mi casa
Esta es mi casa
pedazo de mi carne enterrado bajo tierra
cuerpo encapsulado en un vientre de agua
Esta es mi casa
grito de una tarde lluviosa
canto unísono del alacrán rojo y el grillo
Esta es mi casa
tierna vereda pintada por los pies de mi padre
semilla viva sembrada en la raíz de nuestra memoria
Esta es mi casa
seno puntiagudo y savia de la dulce jícama
arrullo de pétalos en las manos de mi madre
Esta es mi casa
hogar de sapos en las manos de mi abuela
refugio con alas de sueños prematuros
Esta es mi casa
calle empedrada con miseria y muerte
raíz voz de los sin rostro, sin nombre y sin sangre.
Recomendación
No salgas,
no hables,
no pienses.
Las veredas que pisas tienen sus espías
llamados hombres-viento,
mujeres-abuelas
y niños-flores.
No llores,
no rías,
no respires.
Porque si respiras se perderá el mundo
que parece de los vivos,
cimentado sobre una tierra de muertos.
No pienses,
no sonrías,
deja de escribir,
que el presente hable por sí solo.
Las arañas
Algunas veces, es necesario caminar solos.
Buscar nuevos senderos tal vez signifique
inmiscuirse en otras formas de vida,
por ello, conocer a otros hombres y mujeres
puede ser satisfactorio para la memoria.
Solo, se puede ir hasta lo infinito.
Se pierde esa eternidad cuando no hay regreso
porque las arañas, al no notar movimiento alguno,
abandonan las casas y huyen de su propia telaraña.
Es necesario ir y regresar.
No dejar morir a los demás también es de humanos
pues con sus vidas, algunos de ellos
abren nuevas veredas,
atajos por donde hoy, transitamos.
Migrantes
Se van de uno en uno.
Los guía la lejanía en busca de vida.
La vida para ellos es vivir a su modo
y por eso la buscan.
A sus casas ha llegado el abismo,
no como se los han contado
sino como lo viven sus ojos
porque, al parecer,
en las calles sólo camina el miedo
y los gritos creados de la nada.
En las calles la moda es andar
con algo reluciente en la cintura.
Los más pequeños son muy aficionados a esa moda
y, por eso, algunos padres sacan a los hijos de sus casas.
Cuentan que cuando los fierros escupen,
queman todo con su ácida saliva.
Un viejo del pueblo dice que el fuego
y la saliva no piensan, sin embargo,
siempre acaban reclutando a los más jovencitos
porque son árboles tiernos
que fácil se parten y tardan más en quemarse
y si no, al menos les saldrá mucho humo
y serán fáciles de localizar.
Los hombres viejos no sirven
porque se dejan caer a la primera,
se niegan a vivir porque da lo mismo.
Por eso escogen a los más tiernos,
aquellas valerosas manos
adiestradas para prenderle fuego
a quien se les atraviese.
Los migrantes se van porque si los levantan,
tendrán que elegir entre una bala o la vida,
pero no cualquier vida,
sino aquella que cobrarán con otras más.
Se van de uno en uno
dejando las calles solas,
las casas solas y a los padres solos
con lágrimas que gotean un “no te vayas
pero mejor, vete”.