Solo poesía
«Estado de ánimo que se caracteriza por un sentimiento de dolor o desilusión que incita al llanto».
Cansado de esperar el andariego
camina sin saber donde está el norte,
llevando a sus espaldas de consorte
el aura del que sabe que está ciego,
sin nadie que le importe.
He llegado hasta aquí. Y aquí me siento.
No insistan. No intenten levantarme.
Es mi sitio. Que aquí llegué contento.
Veloz hasta asentarme como el viento,
cual guerra que termina y su desarme
y no sirve de nada ya el lamento.
No sabe, ignora, duda, desconoce,
quizás, posiblemente sea cierto
que un día vino aquí a cuidar un huerto
tratando de ocuparse del desbroce.
Sin bloques ni balizas rompeolas,
en este remolino que es España,
tan llena y tapizada de amapolas,
va arrastrando sus devenir a solas
mientras siente el cincel de la guadaña
Hoy quisiera decírtelo al oído
igual que si te amara, susurrando,
al filo del camino, conjugando
la alegría de haberte conocido,...
Y un día apareció, sin saber cómo,
y otro día se fue, no importa cuando,
mas dicen que alguien vio que iba paseando
por ese palomar como un palomo
con las alas cortadas musitando.
No te comprendo, Dios, no te comprendo,
ni comprendo a este mundo y a sus guerras,
que nunca acierto a ver lo que tú encierras,
si dices la verdad o estás mintiendo
o malo eres, tan malo que me aterras.
Hoy he vuelto, después de algunos años
al sitio donde un dla yo naciera,
la iglesia sigue enhlesta, no hay rebaños,
las casas con su adobe con apaños
y el río casi seco en la ribera.
Qué triste es escribir sin que te lean,
echarte a navegar sin tener barco,
sin pies para meterlos en un charco,
ni luz alrededor y que te vean
así pongas un marco.
Hoy te escribo esta carta, que no es mía,
tampoco es para ti, seré sincero,
la flor que un día fuiste en mi florero
motivo de tristeza y de alegría
que tanto yo regaba y florecía...
Quizás llegue ese día, no sé cuando,
que el vivir y matar, ambos se ignoren
o juntos al parchiss jueguen y exploren
un modo de existir mas disfrutando.
Cerca de donde hoy vivo hay una casa
en que van deshaciendo los tropiezos,
los hombres y mujeres que, traviesos,
juegan en el amor con su argamasa.
Un viejo muy reviejo se quejaba
haciendo en el espacio un aspaviento,
verán, yo les confieso, no lamento
que ahora mi apariencia ya esté ajada,
no es eso lo que sufro, lo que siento.
La vida se nos va poquito a poco,
deprisa, simulando va despacio,
pasando la hoja nueva al cartapaccio,
mirando hacia otro lado, haciendo el loco,
al ritmo de las cosas de palacio.
Yo vengo de otros tiempos donde al niño
los padres le enseñaban el respeto,
a todos dando muestras de cariño
que incluso era mal visto hacer un guiño
y luego el esconderse tras de un seto.
No me importa que pises mi retrato
¡allá tú y tu problema de conciencia!
jamás has de lograr pase un mal rato,
por mucho que lo insista, tu alegato
no acabará colmando mi paciencia.
Tantas horas, tantos días, tantos años
tantos rezos, tanto esfuerzo, tanta lucha,
tantos retos por llenar pronto la hucha,
tantas iras por sufrir tal desengaños.
¡Oh, muchacha apenada que en la arena,
-el lugar donde el mar peina las olas-,
vas soltando la broza de tu pena
para así liberar de su condena
sentándote a sufrir con ella a sólas!
Hola, yo soy Donaciano, y tú?
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