A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
Solo poesía
«Dicho de una cosa que guarda relación con la existencia de un ser superior, que tiene características consideradas propias de la religión o de lo sagrado».
Tierra. Quien fuera que te hiciera, tierra,
pues que yo desconozco quien ha sido,
a quien quiera que fuera aquí bendigo
como hiciera el mendigo que se aferra
a un pan y el burro al trigo.
Pido permiso a dios, quien nos hiciera,
he de olvidar aquí ponerle nombre,
aquel que en un mal día creó al hombre
y a mi madre feliz que me pariera.
Yo siempre supe que ver y creer no eran lo mismo,que la pila del bautismo,sin la fe, se iba a perderdespeñada en el abismo.
No te comprendo, Dios, no te comprendo,ni comprendo a este mundo y a sus guerras,que nunca acierto a ver lo que tú encierras,si dices la verdad o estás mintiendoo malo eres, tan malo que me aterras.
Ego te absolvo a peccatis tuis, que hoy
te absuelvo, a peccatis ego absolvo,
¿mas quién puede inculparme si soy polvo
vagando a la deriva donde voy?...
El cielo estaba triste, amenazando
con lluvia la quietud de la mañana,
en tanto que yo atento en mi ventana
pensaba en otro cielo meditando
buscando la Verdad, esa tirana.
Donde quiera que estés yo aquí te reto,
de nada sirve ocultes o te escondas,
que labres entre nos un parapeto,
me ignores o me faltes al respeto
ni intentes a mi hacerme trapisondas.
Señor, tú que desnudo a mí me hiciste
mostrando mis vergüenzas sin complejo
hoy ya presto a partir aquí te dejo
la parte de este cuerpo que resiste
y, como es natural, algo más viejo.
Si un Dios pudiera hacer a mi medida
lo haría más amable, menos cruento,
y humano más para que el sufrimiento
olvidara sangrar la misma herida.
A ti, Dios, que tantas veces te he buscado,
y en lograrlo siempre he puesto un arduo empeño,
al que tanto en mis penurias he implorado
y he acercado mis pupilas muy risueño.
Partamos de la base de un supuesto,
que dios con su bondad me creó a mi,
mi madre trajo al mundo con lo puesto
y en esto yo un payaso es lo que fui.
Yo he visto a dios subido en los tejados,
en las lágrimas de un reo y en el viento,
en mitad del murmullo, en los pecados,
en las salas de fiesta, en los saraos
y le he visto aquí a mi lado y muy contento.
Perdóname, Señor, porque no entiendo
si en algo que no he visto he de creer,
por qué debo matar para comer,
los hombres con descaro van mintiendo
y hay niños que ya mueren al nacer.
¿Se debe de creer? no hay más remedio.
Acaso es necedad o es conveniencia.
¿Creer lo que nos dicta la conciencia
tratando de salvarnos de su asedio?
A mi que me enseñaron la religión cristiana,
a mi que me educaron sin distinción a amar,
que todo era sagrado y pecado era matar,
no hallándose un lugar para la mente insana.
Matar para comer, no es de recibo,
matar para comer, qué mal ejemplo,
matar para comer a otro ser vivo
haciendo previamente sea cautivo
no puede benecirse en ningún templo.
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