A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
Solo poesía
«Reflexión o meditación, es el proceso que permite pensar detenidamente en algo con la finalidad de sacar conclusiones».
Ya sabe que es mayor, mejor, que es viejo,
la muerte va pisando sus talones,
que escaso anda de vicios y pasiones,
y de cerca precisa un catalejo
para trazar renglones.
Si hoy yo pudiera hacerme otro cerebro
o si dios al hacer me consultara
haría al que es actual un buen requiebro
evitando que fuera cual enebro
torcido, y si es posible enderezara.
Un poema es un trayecto a la aventura
que empieza sin saber si en el camino
van a encontrarse abrojos. Y el destino
ha de hacer muy pesada su andadura.
Nunca fui de algún rebaño,
no lo soy, nunca lo he sido,
con mis versos yo me apaño
mas a nadie le hago daño
de lo demás yo me cuido.
Yo he sido un estrafalario y me he sentido un maniqueo
y hasta un tonto en el recreo, como un lelo en parvulario
y en todos sitios he sido, al menos es lo que creo,
adefesio en camafeo de un más triste escapulario.
Ha jugado al solitario y ha ganado y ha perdido
y en un beso se ha escondido, y en las cuentas de un rosario
y en el show de un calendario y en el soplo de un olvido
que retándole al mal fario a sus flemas se ha comido
y alguna vez él ha sido un farsante solidario.
Es tránsito del cero al infinito,
la vuelta del origen a la nada,
un hecho singular, una patada,
del acto de nacer un requisito.
La vida te da fuerte, te golpea,
con un rugido cruel y despiadado,
te mira y se mantiene así a tu lado
e impulsa a sucumbir en la pelea.
Si al banco que se encuentra allí en el parque
un día yo la mano le tendiera
brindando mi amistad. Y él comprendiera
lo mucho que se acerca ya el embarque
y en un gesto de amor él me quisiera.
Yo, que nací entre pinos y carrascos
y entre campos plagados de amapolas,
donde el sol se tomaba siempre a solas,
la mar se reflejaba en unos charcos
sin barcos, sin grumetes y sin olas.
Está sólo y vacío sin agarre,
sin nadie que le invite y tome asiento,
con barco a la deriva y sin amarre
dejando aquí la broza en lo que barre
vagando por el mundo como el viento.
A eso de escribir versos yo me aplico,
no sé si lo hago bien o lo hago mal,
es lo mismo que a dios cuando suplico
desconozco si existe o me es igual.
Conviene recordar, si es que el recuerdo
aflora sin desprecio a la memoria,
seguir dándole vueltas a la noria,
sin agua, el ejercicio será lerdo
cuando acceder se aspire hasta la gloria.
Como médico que soy, aunque no soy,
vengo aquí a diseccionar la poesía,
poetas que del fuego salvaría
o siempre voy tras ellos cuando voy,
permitan no citar quien quemaría.
Y un día ha de venir, yo estoy seguro,
en que el mundo espabile y se despierte
y se plante sin miedo ante la muerte
y atienda a la razón poniendo un muro.
Así quieran culpar, no soy culpable,
que yo soy lo que soy, que así me hicieron.
Los que a mí me educaron y murieron
buscaron un promedio de notable
haciendo a un ciudadano. Y confundieron
Yo cuento mis historias como el cantor que canta
sus logros, sus temores, y expande sus miserias
y siente aunque no quiera que un nudo en la garganta
cual coagulo mental le ataca a sus arterias.
Soy yo. Hablo de mi. De quien bosteza.
Sus mimbres, sus miserias, su fortuna,
a solas con su sombra y con la luna,
sus sueños, sus deseos, su torpeza,
y todas sus perezas una a una.
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