A todos los amantes de la literatura en sus distintas formas o variantes...
Solo poesía
«El perdón es la acción por la que una persona disculpa a otra por una desafección cometida y el que perdona estima haber sufrido o ser objeto de una ofensa».
Pues no le reconozco, no pregunten,
que ignoro por qué al mundo él ha venido,
qué es lo que ha hecho, si algo ha conseguido,
por qué y para qué está. Y aunque barrunten,...
Alepo. Cuando termine la guerra,
cuando acabe esta guerra, ¡qué osadía!,
se acabará ya al fin tu vida perra,
te cogeré en mis brazos y te haré mía
si es que brazos me quedan todavía
pues no hubieran quedado bajo tierra.
Mis ojos se cierran, las luces se apagan.
Desde los cristales de mis dos ventanas
la lluvia se asoma mostrando sus canas,
preñadas de hielo lágrimas resbalan.
Un día pasó, otro día
que asido va a cualquier asa,
la vida le sobrepasa,
no goza ya de alegría,
y es el miedo el que le abrasa.
Ignorante. Él es otro ignorante
que presume de ser un ilustrado,
como tú, como aquel, como el de al lado,
que mirando va siempre hacia adelante,
no contempla pararse ni un instante,
incasable, a la busca del Dorado.
Quién sabe que será cuando mañana
-la vida los pecados no perdona-,
se atreva a presentarse al Hacedor
llevando como lastre una carcoma;
y quién vaticinar si las andanzas
que tanto aquí gozar le permitieron
Tengo un alma arrugada. Su cariño
se fue por la pendiente cuesta abajo,
no encuentra a quien querer, y en su trabajo
no acierta a digerir ese pestiño.
Juntando va las letras una a una,
con mimo una palabra conformando,
rogándole a su diosa la fortuna,
que le aupe hacia el embrujo de la luna
y aquellos sus palotes recordando.
Que limpies bien la suela del zapato
cuidando al caminar no dejen huella,
pudieran delatarte en la querella
que tanto le deforma a ese retrato.
Él era feliz hasta que un día
se quiso atravesar en su camino
un bicho que, apropiando de su sino,
torció sin compasión la travesía
causándole un tropiezo repentino.
¿Quién hizo el corazón, quién hace alarde
aireando sus más nobles sentimientos,
quién tiene en su poder los condimentos
que no haga que parezca que es cobarde?
Ya no puedo vivir ni respirar,
no me sirven las letras de consuelo,
la pasión ya no encuentra en mi el anhelo
pues no tengo a ninguno a quien amar
y en la noche me angustio y me desvelo.
Hay quien piensa que en el mundo las cadenas
solo están para atrapar en las prisiones
donde dicen que se enjugan las condenas,
los pecados se condonan con las penas
olvidando que han de andar con condiciones.
Que la vida se acaba, ya se acaba la vida,
no hay sutura en la herida, ya no sirve llorar.
Concluyó el caminar la mirada perdida
con el miedo en la huída y el final a esperar.
Ignoro, la verdad, qué es ser poeta,
si Dios con su varita me ha tocado,
si un día he de escribir como Machado
quien supo transmitirnos su alma inquieta
y todo lo que dijo lo ha bordado.
Los toros no me gustan, lo confieso,
¿matar para comer? me causa pena,
la flor cuando marchita es mi condena
e incluso cuando miro y veo a un preso
el alma se me encoge, a mi me apena.
Supuse que aquel cura no era tal
el día en que me quiso meter mano,
decía que el amor no era malsano
y quiso convencerme el carcamal
que así era un buen cristiano.
Pintar, pintar..., yo ya no pinto nada,
que soy como el pintor que está acabado,
la brocha de no usar se le ha secado,
del bote la pintura en desbandada
en busca de otra novia le ha dejado.
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